Por Mouris Salloum George*
Desde Filomeno Mata 8
Sólo una palabra que lo dice todo: Criminal. Se leía ayer escrita en cartulinas con las que se expresó la repulsa a Donald Trump en su visita a El Paso y Dayton, Texas, ruta que recorrió francamente en la clandestinidad y únicamente dejó retratarse recorriendo una sala de hospital en la ciudad que hace frontera con México.
Son, hasta ahora, 31 víctimas mortales la que dejó el pasado domingo un atentado con arma de fuego contra la comunidad hispana en un establecimiento comercial de El Paso. La autoridad que investiga, ha tipificado la naturaleza de esa matanza como terrorismo doméstico.
Terror ciudadano como espejo del terrorismo de Estado que implantó al arranque del siglo el ex presidente republicano George W. Bush.
Mientras Trump hacia su paseíllo hospitalario en las salas donde se atiende a los sobrevivientes del irracional ataque dominical, las hordas anaranjadas del desquiciado inquilino de la Casa Blanca atacaban a trabajadores inmigrantes latinoamericanos en diversas plazas laborales de la Unión Americana.
Nunca en la historia contemporánea de los Estados Unidos se había presentado una campaña por la presidencia inspirada en el exterminio de seres humanos expuesto a crímenes de odio perpetrados por la supremacía blanca.
La heroica defensa contra “la invasión latina”
Contra la invasión latina, se leyó en un manifiesto que el autor material del atentado en El Paso había subido a las redes sociales días antes.
Sangre de 31 víctimas indefensas, captura y eventual juicio o deportación de los rehenes latinoamericanos atacados ayer.
Y todavía faltan 16 meses para las elecciones presidenciales de noviembre de 2020. Acaso los presidentes de la región ya tengan grabadas sus condolencias a los familiares de los masacrados para no estarlas repitiendo de viva voz, un día sí y otro también.
Lo escribió hace dos siglos el periodista estadunidense Paul I Wellman: “Nuestro destino manifiesto es extendernos sobre el continente que nos ha dado la Providencia par el libre desarrollo de nuestros millones que año con año se multiplican.
Los recientes presidentes republicanos, con Donald Reagan, han colocado aquellas palabras en otra dimensión: ¡Desde Alaska hasta La Patagonia! La primera estación se llama México. Qué le vamos a hacer.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.