Claudia Rodríguez
No sólo hemos sido testigos esta semana que ya termina, de la descortesía que la ya ex candidata presidencial Margarita Zavala propinó a su equipo de campaña y posibles votantes, así como al mismo proceso electoral al que los mexicanos tendremos que aportar más recursos económicos con la finalidad de hacer los ajustes necesarios por su hasta ahora rarísima huida de algo que parecía que la señora Zavala anhelaba tanto, y más por sus señalamientos de creerse la única que podría desde el máximo sitio del Ejecutivo, llevar a México hacia adelante y combatir tantísimos flagelos nacionales, incluso el de la violencia e inseguridad que buen empuje dio Felipe Calderón durante su Administración.
Entre groserías e insultos nos hemos batido los mexicanos estos últimos días, pues además de la zavalada de la que pocos creemos es auténtica, el muy controvertido presidente de Estados Unidos Donald Trump, nos aplicó una fuerte dosis de sus descortesías que rallan en los más altos niveles de lo políticamente incorrecto.
La construcción o reforzamiento de un muro en nuestra frontera norte que colinda con el territorio estadounidense, ha sido desde tiempos de la campaña presidencial de Trump, casi una obsesión, sobre todo por su visión de ver a los mexicanos –y a otras nacionalidades–, hasta con asquito; seamos claros.
Así, en ocasión de una mesa redonda sobre ciudades santuario, el mandatario estadounidense señaló que existen zonas californianas que se niegan a cooperar con el servicio migratorio del gobierno de Estados Unidos, conocido por sus siglas como ICE; pero lo más audaz fue señalar:
“Estamos expulsando gente del país. No se puede creer lo malas que son estas personas”… “Estas no son personas, son animales”… “Los estamos sacando de este país a un ritmo nunca antes visto.”
En menos de 24 horas intentó enmendar la plana el señor Trump y señaló que se refería a la Mara Salvatrucha, aunque en su discurso original se refirió a los “migrantes indocumentados” y a la inacción de México al respecto.
También enunció el propio jefe del Ejecutivo de Estados Unidos, que la afluencia de migrantes sin documentos a su país, se debe a que ellos tienen “las leyes de inmigración más tontas del mundo.”
Llegar al extremo de llamar animales a ciertos seres humanos, es el primer paso para violentar sus derechos humanos.
Aquí en México, se escucha al canciller Luis Videgaray muy indignado por los dichos de Trump, y hasta nos dicen que enviarán –sí, en futuro–, una carta que muestre la indignación nacional.
Trump está pasando los límites, pero no se ve en el horizonte, quien pueda en este Gobierno peñista, ponerle un alto por la vía de la diplomacia eficaz.
Acta Divina… El canciller Videgaray señaló como inaceptable que Donald Trump se refiera a algunos migrantes como animales, por lo que presentarán una queja formal ante el Departamento de Estado.
Para advertir… Queja que por cierto a Trump, lo tiene sin cuidado. Ya hablando en serio: ¿Quién nos defiende?
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