- Telegrama de Lucy Meza a Cuauhtémoc
Si todos los años extirpáramos un solo vicio, pronto llegaríamos a ser perfectos. Thomas de Kempis
Si Leodegario Pozos Vergara es todo lo que se dice de él, y contrastando lo que el inquilino de Palacio Nacional decía que era y no fue, ni es, estaríamos mejor con el tercer candidato independiente a la Presidencia de la República, después de Margarita Zavala y Jaime Rodríguez, el Bronco.
Decepción por la Marca AMLO aparte, cualquiera de los excandidatos a la Presidencia de la República, en un ejercicio frío, habría tenido un mejor desempeño que el de los 30 millones de votos que su preseleccionada cinco años ha, Claudia Sheinbaum, difícilmente obtendrá, pese a los 10 millones de electores potenciales más de este año.
Y si Ricardo Anaya, José Antonio Meade, Jaime Rodríguez e incluso Margarita Zavala, que abandonó la contienda presidencial de 2018, pudieron hacer una mejor presidencia que López Obrador, que al final sí resultó ser un peligro para México, Leodegario tiene mejor imagen pública —que no popularidad—, que Sheinbaum, Xóchitl y Máynez, acaso de 90, 70 y 100 por ciento, en ese orden, y sin métricas con tres cucharadas de azúcar, como las de las casas encuestadoras.
De Pozos Vergara se dice que es honesto y trabajador. Este hombre de campo, poblano él, atiza el fuego nacional: la seguridad es un fracaso y el modelo de salubridad se resume con la histórica falta de Paracetamol en clínicas y hospitales del sector público. Para Leodegario, el pueblo de México, pese a sus pensiones que son compra de votos disfrazada, no ha logrado salir adelante. Hasta en el discurso crítico es un ganador.
Cree que, con el respaldo de las amas de casa, de los jefes de familia y de los estudiantes, así como de los barones del dinero, puede ganar la Presidencia de la República. Por el momento, ya le ganó al INE una batalla, con tanto obstáculo que tuvo que superar, y lo venció en la mesa, ante el otro árbitro electoral. Los interesados en el concurso electoral van a estar atentos de Leodegario, por la suma y resta de votos para ese o equis candidatas.
Con un país cuyas instituciones están erosionadas tanto como la investidura presidencial, que no para de pelear hasta con quienes votaron por el de la Banda Presidencial al revés y que le exigen humildad ante la crítica —«Ya les dije, no me importa, es mi opinión […] ¿Me van a dejar hablar? ¿Me van a respetar?», México necesita un gobernante no populista, no demagogo, no corrupto.
El futuro presidente de México, si gana, lo cual es harto difícil, lo que aplastaría la frase hueca de que Claudia o Xóchitl serían primera presidenta de la historia —¿qué tal si todos los borrachos del país votan por el candidato de las cartablancas?—, mantendría alejada a su familia del poder, por salud de la República, lo que no se ha entendido en Plaza de la Constitución sin número, cuya descendencia han cobrado más popularidad que integrantes de los gabinetes Legal y Ampliado, y no precisamente por trabajo y menos por decoro, sino por un problema llamado ausencia de circunspección, con lo cual coadyuvan con su candidata… a perder puntos valiosos todos los días.
letraschiquitas
¿A quién va a entregar MORENA el poder en Acapulco, enviando a reelegirse a Abelina López, la primera responsable de la tragedia del huracán Otis, por no prevenir a la población y por el pésimo manejo y corrupto de la reconstrucción? La sola noticia afecta la campaña de Claudia Sheinbaum***. Ni con la visita de Sánchez Cordero, Ernestina Godoy y Marcelo Ebrard, y ahora menos con Tatiana Clouthier, mejora la imagen de la candidata Margarita González al gobierno de Morelos. Llevar a gente de la Ciudad de México, donde ella nació y tiene su domicilio, no es buena decisión***. De por si acongojado —«No me achiqué con los franceses ni con los alemanes»— por su registro impugnable y su endeble elegibilidad, Cuauhtémoc Blanco recibió un telegrama urgente de la senadora Lucy Meza, quien oootra vez le dice que Es cómplice de la delincuencia organizada.