Cecilia Appleton, Rossana Filomarino, Lola Lince y Silvia Unzueta ofrecerán su visión sobre una de las novelas fundamentales del escritor Carlos Fuentes, a través del montaje coreográfico 4 miradas de Inez, con el que estas creadoras y el Centro de Producción de Danza Contemporánea (Ceprodac) se unen al homenaje por el 95 aniversario del natalicio del Premio Cervantes, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).
Instinto de Inez es la novela publicada por Fuentes en el año 2000, una historia de amor imposible entre el director de orquesta, Gabriel Atlan-Ferrara y la cantante de ópera, Inez Prada, en donde la música, sobre todo de Héctor Berlioz, crea puentes no sólo para que los protagonistas se reencuentren, sino para que el tiempo, pasado-presente-futuro, se mezcle. Casi como una evocación a esa obsesión de Fuentes por el tiempo, es que estas coreografías compartirán escenario el próximo sábado 4 de noviembre, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, a las 19:00 horas.
Para Cecilia Lugo, directora del Ceprodac, cada obra es un universo, pues trabajaron de manera individual en sus piezas: “Cada una de ellas vio en la obra escrita aspectos diferentes, además que mostrarán el proceso coreográfico que llevaron por separado”.
La también coreógrafa detalló que, al encargar las piezas, decidió dar libertad a cada creadora para plantear su propia mirada sobre la novela a través de la danza, porque “sólo así un creador se apropia del texto” y adelantó que esto plantea cuestiones interesantes: “Quizá temáticamente se pueden parecer, pero en cuestión de lenguaje del movimiento, cada una es distinta a la otra” y ofrecerán al público una “vastedad de lenguajes”. Adelantó que la tetralogía contará con entreactos musicales y un preludio con violonchelo en vivo, interpretado por Mónica del Águila.
Por su parte, Cecilia Appleton, quien presentará El aullido salvaje de la memoria del cuerpo, explicó que no es la primera vez que trabaja con una obra de Carlos Fuentes, pero esta obra le permitió explorar la relación mujer-hombre: “La parte que construyo, siento que es bastante compleja, abstracta, porque no es lineal”, dijo y agregó que al hacer la coreografía pensó en las posibilidades para la escena, en la que cualquiera de los bailarines puede ser Inez y cualquiera puede ser Gabriel.
Es una novela “que me ofreció la oportunidad de explorar los encuentros de sus protagonistas y me sumergió en lo que significa ser una cantante y un músico que quieren brillar y ser famosos; sin embargo, hay un territorio ajeno a ellos que los está llamando a ubicar cuál es la naturaleza de la vida.
“El director, que le da auge al instinto femenino de la cantante”, pone sobre la mesa el papel de la mujer, y “para mí, la mujer, que tiene un papel fundamental en la vida, ha tenido que vivir la desazón dentro de un mundo patriarcal. Esto fue fundamental, hablar de cómo el hombre siempre ha dominado, o querido dominar, y ha hecho que la mujer tenga una presencia que no le corresponde: siempre vírgenes, conectadas al mundo erótico en dominio de él”.
Por su parte, Rossana Filomarino explicó que, en El último concierto, aborda ese amor intenso y un reencuentro posible, por lo cual su propuesta parte de la historia de los protagonistas, “el director de orquesta ¾inspirado en la vida de Sergiu Celibidache, a quien yo tuve el gusto de conocer hace muchos años y que me sirvió para elaborar el tema¾, la cantante famosa y un objeto.
“En la novela, el director, ya muy viejo, tras su último concierto, encuentra un objeto, un sello que contiene la vida del director y de toda la humanidad. Para poder llevar a escena el amor carnal imposible, uso este objeto, hago regresar en el tiempo al director y vivir esa historia de amor imposible. Al darse cuenta de que no funciona, se separan de una manera violenta pero apasionada, porque saben que se aman, pero es imposible seguir juntos. Mi propuesta es que el amor intenso, profundo, igual que la música, es eterno, y la música los lleva al flujo y a la esencia de la vida”.
Silvia Unzueta expresó que “recordar y hacer sentir presente a un escritor como Carlos Fuentes es significativo y necesario”, y agregó que para su pieza tomó como inspiración a los protagonistas: “Hablé sobre la imposibilidad de las relaciones, esa nostalgia del porvenir, el entrecruce de los tiempos y la memoria, lo cual me llevó a hacer un tratamiento sobre los protagonistas y los contextos.
“Porvenir perdido trata sobre ese grito primigenio, esa relación que todos buscamos consciente o inconscientemente, que a veces se vuelve tan imposible, así como la imposibilidad del futuro. De alguna manera es trágico y esperanzador. Es emocionante sentir a cada uno de los personajes y las aristas que conforman ese mundo mágico, increíblemente rico y conmovedor”.
También se presentará Retazos de memoria, de Lola Lince, la cual se vale de imágenes, de personajes que se desvanecen, memorias de amores imposibles, insólitos jardines y pasajeros bizarros en la cola de un tren nocturno para plasmar una idea reflexiva.
Las coreógrafas coincidieron que fue una sorpresa el montaje final y muy grata la convivencia de cuatro visiones distintas sobre la danza y sobre la obra de Fuentes, a veces contrastantes, otras coincidentes, pero que generan una conexión particular. Asimismo, destacaron el trabajo de los bailarines.
De manera especial, las coreógrafas recomendaron al público leer la novela no sólo para entender mejor la propuesta coreográfica, sino para acercarse a un libro interesante, que se inserta en la narración fantástica. Recordaron que la función contará con 50% de descuento e invitaron al público a llegar una hora antes del evento para evitar retrasos por el Festival de Muertos.
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