Ya pasó nuestro proceso electoral y los mexicanos decidimos a quienes queremos en los Ejecutivos y en los Congresos locales y federal. Las encuestas no necesariamente fueron acertadas, pero ya todo pasó. Mientras tanto en EUA el show crece y cada día está más caliente. Escribo esta columna para que los países en los que el sistema judicial está pensando en ser por elección vean lo que puede suceder y para que no nos dejemos llevar por lo que nos llega de medios que ya tienen a sus favoritos como lo fue en México.
Este asunto tiene muchos datos por lo que lo abordaremos en dos entregas. En esta hablaremos del contexto histórico y de algunos datos de Trump, en la segunda hablaremos de Kennedy Jr. y de cómo la conducta de Biden y de sus aliados ha impulsado a sus rivales y empujado a muchos de sus antiguos aliados ricos y pobres a los brazos de Trump y de Kennedy.
He de decir que buscando en el mundo no he encontrado otro país que tenga el amparo tan valioso que tenemos en México ni otro que tenga a jueces y fiscales locales por elección popular como lo es EUA. Así los vecinos somos muy distintos en la aplicación de las garantías procesales y del derecho. Como usted sabe, me enfoco en temas que están más allá de nuestras fronteras, que pueden dar luz a lo que nos afecta como país, como sociedad o como individuos. En esa tradición de opinar sobre el extranjero para no volverme a pelear con los gobernantes de nuestro país, he de decir que estoy escandalizado por lo que está pasando en EUA con los juicios de Trump en contraste con los de Hunter y Joe Biden. Más aún por la pública aplicación de política en la selección de casos penales o civiles encabezados por fiscales electos con bases partidistas.
A raíz de esto me puse a investigar el origen de la designación de fiscales y jueces por voto popular en sustitución de la designación de estos funcionarios por parte de los ejecutivos locales del país del Tío Sam. A nivel Federal los jueces son propuestos por el presidente y ratificados por el Senado de la República en tanto que la mayoría de los Estados eligen a una parte importante de los responsables de aplicar justicia y hoy en día esas elecciones son organizadas por grupos partidistas que públicamente impulsan a sus candidatos y a sus agendas ideológicas.
Resulta que al término de la guerra civil de mediados de los 1800’s Los Estados de la Unión América decidieron empezar a pasar la designación de jueces y fiscales por las urnas. Así, en 1861 el Estado de Mississippi fue el primero que acabó con el modelo que permitía a las legislaturas designar a jueces o fiscales a propuesta de los gobernadores. En ese tiempo muchos alegaban que estos cargos recaían en personas cercanas a los políticos, quienes pagaban favores a sus amigos con cargos de por vida en favor de personas no calificadas. La reforma buscaba que gente comprometida con la justicia y con los residentes de la zona fuesen electos y reelectos por largos períodos como los legisladores para encabezar las fiscalías o los juzgados de asuntos civiles y penales de Estados, ciudades y distritos, sustituyendo a los fiscales regionales que eran designados por el fiscal del estado y a los jueces que eran designados por el gobernador y aprobados por las legislaturas locales.
En efecto, cuando el ejecutivo de un Estado -como en México-, designaba a los fiscales o proponía a los jueces, casi siempre eran ajenos a la región donde servían y por lo general eran pagos políticos. Cuando el modelo de elección se aplicó al servicio judicial de casi todos los Estados de ese país nadie se preocupó, de hecho, por lo general por más de cien años funcionó de forma correcta ya que los candidatos eran personas conocidas por los vecinos y respetuosas de la neutralidad hasta que a partir del nuevo milenio los candidatos fueron poco a poco adoptando públicamente partidos políticos, patrocinadores de empresas o de grupos de un partido o de otro de los dos que gobiernan en ese país.
A Nixon lo investigó y orilló a renunciar un fiscal especial de su propio Departamento de Justicia, a Bill Clinton lo investigó y encontró responsable un fiscal de su propio Departamento de Justicia, a varios Gobernadores y Senadores de ese país los investigaron y procesaron fiscales federales designados por Abogados Generales designados por Presidentes de partidos similares a ellos o por fiscales de carrera, es decir que en ningún caso se alegó que los procesos fueran parte de una cacería política provocada por adversarios de partidos contrarios.
Así llegamos al 2021-2022 cuando tres candidatos a fiscales locales en Nueva York y en Georgia decidieron utilizar como parte de sus promesas de campaña enjuiciar al expresidente Trump y arruinarlo o encarcelarlo, así es esas eran parte de las propuestas oficiales de esos candidatos. Esos fiscales eran candidatos en distritos o ciudades que Biden ganó en el 2020 con más del 90% de los votos, por lo que hablar de llevar a juicio a la empresa y a la persona que les había arrebatado el triunfo del 2016 y que ahora cuestiona la elección del 2020 era algo muy popular entre los habitantes de esas zonas. En ese mismo orden de ideas, para bien o para mal el presidente de EUA Joe Biden declaró a inicios del 2022 que… “haría todo lo posible por evitar que Trump regresara a la Casa Blanca”.
Los tiempos de los juicios vs Trump son sospechosos, pero sólo Dios sabe si son dolosos, culposos o cinco inocentes coincidencias. Claro, la justicia tiene sus tiempos y estos se alinearon extrañamente a la campaña de EUA favoreciendo al presidente Biden y al partido político de los 5 fiscales que iniciaron estos procesos. Pero veamos la secuencia de hechos judiciales y electorales. Recordemos que Trump tiene 4 procesos penales y uno civil en su contra, de los cuales el del jueves pasado es el 2º en ser sentenciado, pero aún le quedan las apelaciones y recursos correspondientes.
Vamos por partes. En noviembre del 2022 Trump anunció que buscaría la Presidencia de EUA para el periodo 2024-2028. Un mes después el fiscal federal con una redada a la casa de Trump anunció que iniciaba un proceso contra Trump por haberse llevado a inicios del 2021 y no haber regresado a los archivos de la nación varios documentos considerados como confidenciales.
Ante este anuncio Trump dijo que esto era una movida política de Biden contra su candidatura pero que enfrentaría el juicio y saldría inocente. Poco después el Fiscal de General informó que estaba trabajando con Biden porque habían encontrado diversas cajas de documentos clasificados en la cochera de su casa de playa y en las oficinas de su fundación en la Universidad de Pensilvania patrocinada por China. Los documentos que Biden retuvo ilegalmente en su poder hasta el 2022 provenían de la época en la que él fue senador de 1975 al 2008 y después vicepresidente de EUA del 2009 al 2016, es decir casi 40 años de acumulaciones nunca sancionadas.
Poco después el fiscal del caso informó que a pesar de que Joe Biden se llevó, mantuvo en su poder y compartió con terceros documentos confidenciales, no se procesaría al presidente Biden porque no se creía que el jurado lo condenase al presentarse como… “una persona de edad avanzada con mala memoria, pero sin malas intenciones”. Poco después se informó que el fiscal federal encargado del caso de Trump iniciaba un segundo proceso ahora por presuntos delitos relacionados con la protesta en el capitolio contra los resultados del 2020 y solicitó a jueces en Florida y en Washington el fijar fecha para juicio en contra del expresidente.
En medio de esas investigaciones y procesos federales tres fiscales locales dos en NY y otro en Georgia iniciaron procesos civiles y penales vs Trump el primero por el delito agravado de falsificación de registros contables para ocultar pagos a una estrella porno, lo que se supone que hizo para no afectar su campaña del 2016 en el estado de NY. En el segundo se alega que Trump trató de robar la elección de Georgia en el 2020 y el tercero aumentar el valor de sus propiedades.
Todo esto sonaría normal si uno omite recordar que los juicios federales son encabezados por un fiscal que participó en la campaña de Biden y que el propio Joe fue perdonado por su fiscal por el mismo tipo de falta que imputa a Trump. Esos juicios federales están pendientes y no se cree que se resuelvan antes de la elección del 2020.
Pero los juicios locales han sido mucho más rápidos. Es sorprendente que los juicios de NY se procesarán tan rápido, en especial porque el delito en cuestión se dio hace 7 años y fue investigado y desechado por otros tres fiscales con anterioridad. pero en esta ocasión fue procesado y sentenciado saltando a muchos de los otros juicios que hay en esa corte de NY sin ser juzgados por años.
El juez quien fue designado para llevar el juicio y no sorteado como sucede en la mayoría de los casos, coincidentemente también es un patrocinador de la campaña de Biden y su hija trabaja para una firma de promotores políticos que durante el juicio que encabeza su padre han recaudado más de $50 millones de dólares en donaciones a favor de diversos candidatos del partido demócrata, lo que de no ser ilegal al menos se ve muy mal.
Si esto se ve mal ahora recordemos que el fiscal adjunto encargado del juicio en NY entró a trabajar a esa fiscalía hace menos de 2 años justo antes de que se iniciara este proceso vs Trump y su trabajo anterior -2020 2022- era subordinado directo del fiscal general de EUA quien era abogado de la Campaña de Biden en el 2019, el mismo que en ese 2022 ordenó el cateo a la casa de Trump y el inicio de los otros dos procesos federales en su contra.
El caso de Georgia no es tan distinto ya que la fiscal y el fiscal responsable acudieron en varias ocasiones a la Casa Blanca y a la fiscalía General de EUA antes de iniciar el proceso contra Trump. Es decir que los fiscales locales estuvieron asesorados y en contacto con los fiscales federales a pesar de gritar a los cuatro vientos que los casos eran independientes, casuales y que no estaban en coordinación para iniciar estos de manera conjunta en época electoral.
Los presuntos delitos de Trump son muy similares a las conductas de otros políticos de su nivel, pero solo a él se le enjuició. Esa es la razón por la que ahora muchos americanos especialmente minorías se cuestionan si su sistema judicial es imparcial o si en verdad está siendo politizado, lo que no se veía en el pasado… ¡Este informe continuará!