La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
La historia juzga hechos, no dichos
La libertad de expresión, es un derecho consagrado en la Constitución Política (Artículo 6°), por lo tanto, que los ex presidentes de la República opinen no está sujeto a discusión. Sin embargo, el que los mandatarios en retiro critiquen al presidente en turno, es un asunto que se circunscribe a consideraciones éticas y de urbanidad política.
Viene a cuento lo anterior, porque tanto Vicente Fox, como Felipe Calderón, son dos cáusticos fustigadores del quehacer de Andrés Manuel López Obrador.
Al respecto, muchos celebran los mordaces comentarios de los ex panistas y agregan: el Peje hacía lo mismo con ellos, además, en ‘la mañanera’ los ataca.
En efecto, AMLO realizó un trabajo propagandístico sustentado en los errores y trapacerías de sus adversarios y en lo que toca a los denuestos contra los anteriores no es novedad, habría que revisar los casos MMH-JLP y EZPL-CSG, para comprender que mientras no vaya acompañado de un citatorio, el arrimón tiene un costo irrisorio, es parte del juego.
Sobre el primer tema, el quid de la cuestión es que, el líder de la 4T, se manifestó como un activista opositor, asunto que no es solo anecdótico, tiene otro tipo de connotación.
Tanto Vicente como Felipe, tuvieron seis años para implementar su ideario y por donde le vean, quedaron muy por debajo de sus expectativas (tal como está ocurriendo actualmente), en este contexto preguntamos ¿tienen autoridad moral para hacer señalamientos?
La respuesta debe surgir del fuero íntimo de los aludidos, lo cierto es que nunca deben olvidar la máxima que reza: el que tiene cola de paja que no se acerque al fuego.
El presidente imperial asume un compromiso, no escrito, que debe ejecutar del séptimo año en adelante: hacer mutis. Sobre Andrés, ya en el futuro alguien se encargará, sin duda.