En buen momento, ni mandado a hacer como bien se dice, Norberto Cardenal Rivera ha nombrado a un nuevo coordinador de los exorcistas de la Arquidiócesis de México.
Sí, justo ahora cuando, otra vez, “los demonios andan sueltos” y haciendo de las suyas por todo el país, pero sobremanera en la capital nacional donde se asientan los poderes públicos, la Bolsa de Valores y, entre otras calamidades, las matrices de los medios de comunicación.
Guillermo Barba Mojica, sobre quien recayó el nombramiento cardenalicio, tiene una ardua tarea por delante.
Y es que exorcizar es, a final de cuentas, expulsar del cuerpo, de la casa o hasta del país lo perjudicial, la maldad, lo que hace daño.
La lista de males nacionales, lo sabe muy bien usted, es enorme.
Para empezar, lo que más daño le hace a México, el peor de los males que lo corroe es la corrupción.
Y esta, decía el clásico Miguel de la Madrid, es una carretera con dos sentidos. Es corrupto quien ofrece, tanto como es corrupto el que recibe.
La corrupción es un gran costo para la sociedad. El hecho de que México se ubique en el lugar 100 a nivel internacional, en cuanto a prácticas corruptas, refleja claramente que las empresas y las personas deben incurrir en un gran costo para poder sacar adelante sus actividades.
¿Qué oración, cuántos cirios, qué fragancias deben usarse por ejemplo en la dependencia hacendaria ubicada por ahí en Avenida Hidalgo donde ahora mismo están traspasando todos los asuntos laborales a un solo despacho particular, se supone que con una muy buena “comisión” de por medio? ¿Es por ineficiencia confesa? ¿Nada más porque es un muy buen “bisnes”?
¿De qué conjuro deberá echar mano Raúl Arenzana Olivera, director general de Recursos Materiales y Servicios Generales de la SEP, quien se queja amargamente de que, por instrucciones precisas del titular Emilio Chuayffet, a través de su secretario particular, tendrá que asignarles grandes partidas a los primos Maccise Yitani –mexiquenses, but of course— y a su empresa Sugetosa, que tenía diez años de no vender al gobierno federal?
La ignorancia es otro de esos demonios. Extiende su manto rojo de esquina a esquina del territorio nacional. Prejuicios, usos y costumbres nos muestran que hay ignorantes hasta con pi-eich-dí de cuanta universidad extranjera usted consiga imaginarse. Muchos de ellos, por cierto, tienen cargos públicos y, por ende, se convierten en una carga para la des-demonización del país, contra la que ni el mismo padre Barba Mojica va a poder, se lo aseguro.
PREFIERE A LOS POLÍTICOS
Forman larga fila al seno del cuerpo social otros muchos males. Son llagas, furúnculos, tumores, la desigualdad, la discriminación, la desconfianza, el egoísmo y por ende la ausencia de solidaridad…
La pobreza, por ejemplo, es un espíritu chocarrero que nos tiene atenazados desde los tobillos hasta el pescuezo. Y no hay conjuro conocido que la acabe o siquiera la palie, pues los conjuros siempre terminan en lo electorero.
¿Se imagina usted qué felicidad habría si rezando un Padre Nuestro cada uno de los 80 millones de pobres y miserables se acabara el problema?
Sería una solución técnica, porque los encargados de atacarla –desde los legendarios tiempos del mítico diablo Carlos Salinas– no le atinan ¡ni de milagro!
Un diablo con el que hemos tenido que luchar cotidianamente los mexicanos, desde hace ya más de una década –a partir de que el PAN ocupó Los Pinos– es el de la violencia. Las vidas que ha cobrado se cuentan por decenas de miles y, lo peor, es que la lucha en contra de ella ha engendrado otro tipo de demonios de los que también debemos cuidarnos: policías, agentes del ministerio público, carceleros… you name them.
Hay todo tipo de demonios. Organizaciones malignas como los partidos políticos, los bancos, las transnacionales. Personajes endiablados como los políticos que se agachan ante los designios del peor de todos los demonios, cuyas oficinas están diseminadas por todo Nueva York y Washington…
¿Nombres, nombres?
¿Para qué? Todos los conocemos perfectamente.
Baste saber que, hará cosa de cinco años, en una entrevista concedida a la revista María Mensajera, el famoso exorcista oficial del Vaticano, padre Gabriele Amorth, asegura que “todo el mundo es vulnerable a la acción de Satanás”, pero “al diablo le gusta adueñarse de los que ocupan cargos políticos”.
¡Ave María Purísima!
Índice Flamígero: Hace unos días, las agencias informativas dieron a conocer que en China, un sujeto que se gana la vida como cazafantasmas pretendió exorcizar a una clienta con su pene. Se llama Huang Jianjun y su particular manera de trabajar le puede costar un tiempo de cárcel por tentativa de asalto. Huang no pudo consumar su ocurrencia, ya que la paciente a la que intentaba curar acudió a la policía de Guangzhou para interponer una denuncia. ¡Cosas veredes, Mío Cid! + + + Con la novedad de que ya sólo faltan 117 días para transformar a México. Y contando…