Con la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, la estrategia de seguridad de aquella administración comenzó con cambios abruptos en sus actividades en México, como lo reflejan los movimientos que en las últimas horas ha realizado el staff de la Administración para el Control de Drogas de Estados unidos (DEA) en el país, con el retiro de 40 de los 50 agentes antidrogas.
Bajo la premisa de que el accionar de la agencia no se puede limitar solo a atrapar a narcotraficantes famosos y no pueden esperar a que el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador defina con claridad el rumbo de su estrategia de seguridad, la designación de Merrick Garland como el nuevo secretario de Justicia y Fiscal General de Estados Unidos anticipa un giro radical en las tareas para contrarrestar la delincuencia y violencia que se ha extendido por Norteamérica.
En el pasado, AMLO negó que hayan disminuido las acciones de las autoridades contra la criminalidad y la delincuencia organizada, y el Gobierno federal mantienen esfuerzos permanentes para desmantelar las redes del narco y otros delitos, pero requiere de la colaboración internacional para el control de las drogas, algo que la reestructuración del sector de seguridad no logró con la creación de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y la Guardia Nacional.
Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), reconoce que hoy son 19 las organizaciones delictivas que operan en el país; de éstas, dos son cárteles de alcance internacional (Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa) y al menos ocho grupos han aumentado significativamente su operación a nivel local (Guerreros Unidos, el Cártel de Santa Rosa de Lima y la Unión Tepito, por mencionar algunos).
En la actualidad, el CJNG es la principal organización delictiva en el país, dedicada principalmente al trasiego de droga, con extensión en otras actividades como la extorsión, el secuestro y el robo de hidrocarburos; ha logrado en los estados de Nuevo León, Tamaulipas, Hidalgo, Zacatecas, San Luis Potosí, Morelos, Aguascalientes, Puebla y hasta la Ciudad de México.
Incluso, de acuerdo con Los Angeles Time, el grupo encabezado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, ya logró seccionar en otras entidades a importantes grupos y sumar a sus operaciones a células delictivas como el Cártel del Poniente (en Durango) y el Cártel de La Laguna (en Coahuila), antes aliados del Cártel de Sinaloa, encabezado por Ismael el “El Mayo” Zambada.
Otro aliado identificado del CJNG es el Cártel del Tabaco, organización delictiva que busca monopolizar el mercado de los cigarros por el territorio nacional, a través de falsos y violentos operativos, que son vigilados por agentes policiacos para poder amenazar a vendedores y distribuidores, y decomisar y destruir con total impunidad la mercancía que afecte a sus intereses.
Según sus víctimas, la familia Filippini -cuyo líder es Carlos Cedano Filippini, alias “El Rambo”- aprovecha sus nexos con la Fiscalía General de la República -debido a que los hermanos Carlos, Hugo y Genaro fueron agentes de distintas instituciones federales como la Agencia de Investigación Criminal de la entonces Procuraduría General de Justicia (PGJ)- para favorecer las operaciones de Bradis, empresa de su propiedad.
En este negocio también participan activamente otros familiares de “El Rambo”, como Ana Lilia Cedano Filippini (hermana) y Carlos Antonio Cedano Guzmán (sobrino), personajes que operan con total impunidad pese a las denuncias públicas que las víctimas han realizado desde hace algunos años, tras sus actividades ilícitas en, al menos, ocho estados de la República (Sonora, Sinaloa, Coahuila, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Veracruz y Tabasco).
De acuerdo con el Centro Nacional de Inteligencia, el Cártel Jalisco Nueva Generación se apoyó en Los Caballeros Templarios para arrebatarle al Cártel del Golfo el control del tráfico de drogas en Tabasco, Quintana Roo, Oaxaca, Campeche y Veracruz; y a La Familia Michoacana, el dominio de operaciones ilegales en el Estado de México, con ayuda de Los Viagra. En Chihuahua, se alió con el Cártel de Juárez y tiene el respaldo de subgrupos como La Gente Nueva, Los Cabrera y Los Artistas Asesinos.
El Cártel Jalisco también es otra organización que ha expandido sus actividades a Baja California y Baja California Sur, donde ahora es respaldado por grupos como “El Tigre” y “Del 28”, hasta hace poco aliados del Cártel de Los Dámaso.