El reivindicado líder Napoleón señala a Germán Larrea de incumplimiento de responsabilidad sobre la tragedia de los mineros sepultados y Larrea, de Grupo México, señala a Napoleón de avalar condiciones de operación de la mina y de recibir “sobornos” para subcontratar a muchos de los mineros que perecieron en 2006.
Redacción NoticiasMX.– Un nueve frente de confrontación política está abierto.
Se inscribe en ese prejuicioso ámbito reivindicatorio que invoca y convoca a “conservadores contra transformadores”, a “chairos” contra “fifís”… a “neoliberales” contra “estatistas”.
¿A quién creerle?
¿Por cuál de los bandos tomar partido?
¿Quién tiene la razón?
Usted sabe amable lector si lo compra. Por lo pronto, aquí la historia:
Por un lado, el reivindicado líder del sector minero, el “júnior” del añejo poder corporativista, Napoleón Gómez Urrutia, “Napito”, hijo ni más ni menos que de Napoleón Gómez Sada, unos de los zares del corporativismo cetemista que obnubiló la lucha por la reivindicación laboral en este país, pretendiendo ser el conducto oficial de negociación con el gobierno (priísta), a lo largo del siglo 20, hoy se asume como el “paladín ” de las causas del trabajador, gracias al respaldo surgido de la alianza que forjó con Andrés Manuel López Obrador y sus huestes, cuando el pri-sistema le dio la espalda y lo persiguió por 14 años.
Hoy en el gobierno López Obrador, “Napito” pretende ser una voz “clara y autentica” del sufrimiento de los trabajadores, cuando a lo largo de su historial siempre los traicionó y “malrepresentó”.
La crisis generada por el derrumbe de la mina Pasta de Conchos, en Nueva Rosita, Coahuiila, el 19 de febrero de 2006, fue el detonante de su caída del ánimo del sistema político dominante.
Se exilió en Canadá -escondido materialmente-, desde donde fincó su apoyo -con recursos financieros- a la causa del ahora Presidente de México y su partido, Morena.
Y es que fueron muchos millones de dólares, supuestamente propiedad de los trabajadores afiliados al sindicato que dirige, los que se llevó el ahora senador y que le han sido requeridos por sus opositores.
Su reivindicación se da a partir de este 2018 con la llegada al poder del nuevo gobierno y, desde entonces, la andanada contra todos aquellos actores y corporativos que en el pasado le dieron la espalda a “Napito” y cnsecuentemente, a las pretensiones políticas del actual gobierno, se ha dado de manera constante y pertinaz.
Es la revancha pues, la vendetta.
Se ha sembrado maliciosamente la historia de Grupo México, propiedad de la familia Larrea, como una vinculada al favoritismo y el privilegio.
Y como muchas cosas en este país, siempre un rico está vinculado al delito… al pecado.
Si algo no se perdona en este país, es el éxito del prójimo.
De Germán Larrea, el principal socio del corporativo, se ha dicho que es el responsable de la contaminación del Río Sonora y por lo que se le fincó responsabilidad jurídica en años recientes, a raíz de un derrame accidental, que, como en todos los ámbitos de la industria a nivel mundial, siemrpe tiene riesgos y costos que se tienen que asumir.
Se le endilgan los peores calificativos de un empresario insensible e irreponsabel cuando de asumir daños responsabilidad de su empresa se trata.
Situación que es, por demás imprecisa. Falsa.
Al relativo éxito económico de las minas de carbón de Coahuila, se le atribuye que surge ahora con Carlos Salinas, en las prostrimerías del siglo 20.
Muchos mitos en torno a esas historias: que si se dio “por la enorme apertura para poder explotar minas… que la riqueza en sexenios posteriores a Salinas y posteriores tienen que ver con explotación de las minas”, entre otras.
Poco se dice que México es un país tradicionalmente minero, con una enorme riqueza en el subsuelo. Ancestralmente explotado. Que las minas esas de la región de Nueva Rosita, Coahuila, ya habían tenido sus mejores tiempos muchas décadas antes y que Grupo México de la familia Larrea, las rehabilitó con niveles de ganancia y aprovechamiento muy por debajo de las que en sus inicios de operación.
El accidente de Pasta de Conchos no se da en ningún “boom” de ganancias mineras, como se ha publicitado. Y mucho menos por Salinas.
El dueño de Grupo México es uno de los más ricos del país, pero no por Pasta de Conchos precisamente.
Germán Larrea no es rico a raíz de la obtención de permisos de explotación de las administraciones de Salinas de Gortari , Zedillo, Fox o Calderón.
Es minero y rico, por generaciones.
También se ha dicho, como parte de los mitos que difunde convenientemente Napoléon Gómez y su gente, que “el dueño de Pasta de Conchos, siendo uno de los 4 hombres más ricos de México, no una indemnización digna a las familias de los mineros de pasta de Conchos”.
De hecho así lo ha declarado el senador Napoléon Gómez Urrutia.
No obstante, es altamente probable que esa declaración se inscriba en ese pletio en el que los mexicanos somos simpe e inútilmente, “convidados de piedra”.
Por su parte, Larrea y la disidencia de los mineras agrupados en una organización denominada Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Conexos, dirigida por Ismael Leija Escalante, exigen que:
Se reabra penalmente Pasta de Conchos para deslindar responsabilidad de Gómez Urrutia, pues sotienen que en aquel febrero de 2006, “Napito” avaló las condiciones de seguridad con las que operaba la mina.
Que también aceptó comisiones de una empresa de outsourcing por subcontratar mineros, que finalmente murieron y que, por si fuera poco, hay condiciones jurídicas para proceder al desafuero del legislador.
Leija Escalante recordó que 29, de los 65 mineros que fallecieron en ese yacimiento, fueron subcontratados por la empresa de outsourcing General de Hulla, la cual pagaba comisiones a Gómez Urrutia por cada uno de esos trabajadores, a los que permitía laborar el Sindicato Minero napista en Pasta de Conchos.
Planteó que, ante la magnitud de la tragedia, y al saber que estaba implicado en la misma, Napoleón huyó en 2006 a Vancouver, Canadá, en donde vivió en un exilio dorado, recibiendo cantidades millonarias de su sindicato durante 12 años.
Hoy que Germán Larrea está planteando donar los terrenos donde se presentó la tragedia, para los fines que sean conducentes a conocer la verdad, el líder sindical disidente de Gómez Urrutia, afirmó que es loable que las autoridades federales inicien el rescate de los restos de 63 mineros que permanecen en el interior de Pasta de Conchos, a partir de octubre, porque es un clamor de los familiares desde hace 14 años.
A continuación y en contraparte, un vídeo de la conferencia del senador Napoléon Gómez Urrutia, a propósito del tema del aniversario de la tragedia de Pasta de Conchos, ayer miércoles en el Senado de la República:
hch