Si usted vive, trabaja o simplemente va al cine o de compras al barrio capitalino de Santa Fe –al poniente de la ciudad de México– tome las debidas precauciones: la zona puede explotar en cualquier momento. Un estallido que, por si fuera poco, sería muchísimas veces mayor a aquel que, el 22 de abril de 1992, en Guadalajara, y que según cifras oficiales –subraye oficiales–, ocasionó la muerte de 700 personas, y dejó más de 800 heridos y a 15 mil personas sin hogar. Sin embargo, testimonios de personas sobrevivientes y voluntarios de la tragedia indican una suma mucho mayor en bajas y heridos.
El tema es de seguridad nacional y, de acuerdo a los enterados, hace unos días se celebró en Los Pinos una reunión muy privada en el que se abordó el tema. Ahí el Presidente Enrique Peña Nieto y el jefe del Gobierno de la Ciudad de México Miguel Ángel Mancera, en la cual el de Atlacomulco inyectó al oriundo del DF la dosis de valor que faltaba para enfrentar la gigantesca red de corrupción que hizo de la capital nacional el paraíso de todo tipo de personajes… hasta “actores” de telenovelas.
Y que en esa junta Peña Nieto destrabó varios pendientes del Palacio del Ayuntamiento, tales como la ansiada reforma política, los fondos milmillonarios para la capitalidad –concepto inventado por el PSOE español que a los bribones del PRD les ha dado grandes resultados–, los blindajes para el diluvio que viene en el 2015, la ayuda mutua en torno al proyecto central del PRD… y el asunto más espinoso de todos: el problema Santa Fé.
¿Por qué? Basta ver los profundos reportajes de Proyecto 40, bajo la dirección general del senador Luis Armando Melgar, y las entrevistas a los líderes vecinales para saber que en todo el conjunto comercial- económico-financiero-escolar-universitario ultramoderno donde también se asientan las matrices de grandes empresas nacionales y transnacionales, por las premura$ no se previó que, como está asentado sobre lo que fueron basureros, es una verdadera bomba: millones de toneladas de gas metano que sólo tiene dos desfogues permanentes de vapores del lado de Jardines de la Montaña, gracias a algunas tímidas intervenciones de los ciudadanos.
Hay evidente corrupción, aunque no se sepa a ciencia cierta quién se quedó con lo que ahora se llaman “moches”. Los “moches” de la premura: ¿Manuel Camacho? ¿Marcelo Ebrard? ¿Gamboa de Buen? ¿Enríquez Cabot?
PROYECTO 40 LO DENUNCIA
Anoche mismo, una minuciosa investigación de Jorge Armando Rocha –compañero de foro en Proyecto 40– se transmitió un bien documentado reportaje sobre la acumulación de gas metano bajo la densamente poblada área de Santa Fe, en donde –dijo uno de los entrevistados, Gerardo Ocampo, del Centro para el Desarrollo Urbano de Santa Fe y del Movimiento Pro Parque La Mexicana– existen dos de los más grandes tiraderos de la ciudad de México: Prados de la Montaña II y la Alameda Poniente.
El primero, Prados de la Montaña, ubicado entre las Av. Carlos Lazo que entronca con la Supervía Poniente, la Av. Francisco J. Serrano, Av. Santa Fe y Av. Tamaulipas. Está rodeado por la zona escolar que alberga miles de estudiantes, desde preescolar hasta universidad. Destaca el campus Santa Fe del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, conocido como el Tec de Monterrey, el Centro de Convenciones Bancomer, la Universidad Westhill y algunos de los edificios habitacionales más grandes de la zona. Prados de la Montaña, posee instalaciones para desalojar los gases producidos por el relleno sanitario, pero se expulsan a la atmósfera y no son controlados por un equipo de científicos. Aunque sí están fuertemente vigilados para impedir el acceso a la prensa.
Mientras que la Alameda Poniente, fue un tiradero a cielo abierto que operó durante cincuenta años. Hoy allí se ubica un estacionamiento, un corralón y canchas de fútbol. Colinda con importantes edificios corporativos como el de Televisa, Grupo Santander, Citibank-Banamex, Bimbo, Centro Comercial Samara, entre otros. En este tiradero, los respiraderos no sólo expulsan gas metano, sino incluso ácido sulfúrico. No existe un sistema de monitoreo científico que pueda prever las contingencias ambientales.
Anoche, pues, muchos nos enteramos de uno de los actos de irresponsabilidad y corrupción de los gobiernos federal y de la ciudad de México, desde la época del regente Manuel Camacho Solís hasta nuestros días, la cual puede causar una explosión de consecuencias inenarrables.
Tu publicación me parece muy amarillista! para ser periodista primero deberías informarte!
Todo eso se empezó a construir en el periodo de AMLO, cuando era el jefe de gobierno del DF…y debe ser desde Rosario Robles…
Paty: La información está comprobada. El peligro es real. Te aconsejo que veas los reportajes que al respecto ha transmitido Proyecto 40. El objetivo de mi columna es alertar, no escandalizar. Saludos.
Susana: Santa Fe fue un proyecto de la regencia de Manuel Camacho Solís. Saludos.