El ensayo de la democracia propuesta por Andrés Manuel López Obrador, la cual fue aperturada por quien se calificó asimismo como el abanderado en contra de la corrupción, tuvo que paralizarse por espacio de muchos años, tiempo más que suficiente para que madurara una generación de togados opuestos a las injusticias de una gobernanza generadora de falsedades, arbitraria, irrespetuosa de la letra de la ley, déspota, etc., etc.; que a inicios de este segundo piso de la Cuarta Transformación de la Nación, ha cobrado cada vez más una honda y marcada alteración.
La actuación de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, en su carácter de Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, frente a semejante estado de cosas, a pesar de cuánto pueda argumentarse en contrario, no puede ni debe considerarse como el de una franca y cierta colusión respecto de quienes aprovechándose de sus profundos sentimientos de subordinación a la corrupción, la utilizan para sostener un proyecto de Nación decidido a mantener el fenómeno de la putrefacción en el ámbito de la justicia.
Confundir las acciones de una anterior gobernanza corruptora del grupo de seguidores de aquél gobierno, con la gobernanza actual, en opinión de la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, resulta indebido, tanto más cuánto que ésta gobernanza al parecer, sólo al parecer, pretende modificar las cosas y aplicar la ley para confrontar a esa anterior forma de dirigir los destinos del País.
Las causas remotas de ese movimiento de exigencia, tienen su origen en descompuestas actuaciones que provienen de la época del neoliberalismo y que dieron fundamento al crecimiento de impunidad de la narco-política e ilegalidad a favor la injusticia, misma situación que prevaleció en el deplorable gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
La maquinaria política del anterior gobierno, cierto que aseguró el indebido control del Estado y su injusticia, la ineptitud, la corrupción trajeron como consecuencia el arraigo, la centralización del poder del narcotráfico, la responsabilidad de mantener a narco-políticos en las cimas de la gobernanza; pero lamentablemente para ellos hubo y hay togas de sobriedad y sapiencias que se opusieron y seguirán haciéndolo a todo tipo o calaña de injusticias, ilegalidades y arbitrariedades.
La inmundicia política prohijada por la coerción a nuestra soberanía; a lo largo del gobierno arbitrario del tal Andrés Manuel López Obrador, hacía nula toda expresión de Justicia, hoy la Soberanía ha despertado para defender a su principal sostén la Justicia.
Las actividades de la justicia, en éste segundo piso de la Cuarta Transformación de la Nación, no se deben de concretar a sólo las palabras expresadas por Claudia Sheinbaum Pardo. Hoy las togas de responsabilidad exigen hechos, no palabras. Facta non verba.
Es cuánto.
Lic. Alberto Woolrich Ortiz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C..