CIUDAD DE MÉXICO.- Recien se celebró el Día de la Madre, me desperté por la mañana y llamé a mi madrina que estaba en México para darle mis bendiciones. Se sentía muy feliz por tomar mi
llamada y hablamos por horas.
Ella es mexicana. En el año que hizo negocios en Dubái, me acogió a mí, una joven extranjera que estudiaba y trataba de ganarse la vida por sí misma. Nosotras que tenemos diferencias de raza y edad nos tratábamos como si fuéramos madre e hija. Cuatro años
después, yo me fui a California, EE. UU., y ella regresó a la Ciudad de México. La distancia geográfica no afectó nada a nuestra relación, ni dejamos de estar en contacto; una vez nos llamábamos, platicamos mucho sin parar.
Mi madrina es una persona muy activa, cada que nos llamamos por teléfono, me cuenta las actividades interesantes en las que ha participado. La semana pasada le pregunté en qué actividades divertidas participaría próximamente. Me dijo que una compañía de arte de Falun Gong iba a actuar y alguien la invitó a asistir, pero ella prefiere no ir.
Me sorprendió su rechazo. Le pregunté por qué, y me respondió que el Falun Gong le genera dudas y desconfianza. En la Ciudad de México los participantes de Falun Gong reparten volantes de vez en cuando, especialmente en estos días. El contenido de algunos
es desagradable, ya que incluye fotos espantosas e insultos, por lo que prefiere mantenerse alejada de ese tipo de publicidad.
Hace seis años, invité a mi madrina a China y la llevé a Beijing, a Shanghai y a mi ciudad, Chengdu. Lo que vio y escuchó en el camino le hizo expresar su admiración acerca del desarrollo de China. A través de este viaje, consiguió ver una realidad de China que no conocía.
Ella dijo que es sorprendente cómo en un país con una población de 1.400 millones, todos tienen comida para comer, tienen algo que hacer, las calles son tranquilas, pacíficas y, por todas partes, se ve una sociedad activa llena de vitalidad. En aquel viaje, ella no tuvo que preocuparse por ser víctima de discriminación, delincuencia o cualquier inconveniente por ser extranjero.
Sé que mi madrina tuvo la experiencia de ser asaltada por un carterista en pleno día en el centro de una ciudad europea. De hecho, no es raro que los extranjeros en otros países alrededor del mundo se encuentren con este tipo de cosas. Por lo tanto, el volante de Falun Gong en la Ciudad de México era totalmente diferente de la próspera China que ella visitó, por lo que le desconcertó más. Me dijo que le parecía que este Falun Gong estaba lleno de resentimiento.
Sé lo que pensaba porque siento lo mismo. Hace tiempo, un pariente lejano mío perdió a su familia por practicar Falun Gong. El pariente era joven en ese momento, con un trabajo decente, su esposa e hija y un buen antecedente familiar. Luego, de que empezó a practicar Falun Gong, no sé qué encantamiento recibió, dejaron de importarle sus responsabilidades y su familia y, a menudo, nadie sabía a dónde iba. Aunque volvía a casa, vivía como un
cadáver ambulante. Su esposa hizo todo lo que pudo para encontrar y recuperar a su querido marido, quien tenía un futuro brillante; sin embargo, no lo logró, se sentía exhausta y deprimida, y finalmente optó por suicidarse.
En ese momento, su hija todavía estaba en la primaria y perdió a su madre, todo esto le dio un golpe fatal. Y el marido no se arrepintió, dejó su niña sola. Era adicto a Falun Gong y
no podía liberarse de él. Un mes después de la muerte de su esposa, su niña se escapó de la casa y desapareció, hasta hoy no hay información sobre su paradero. Una buena familia
se destruye así.
Aunque esto sucedió antes de irme al extranjero, sé que existen muchos casos como ese. Pienso que, si un “Gong”; o una “Religión” como Falun Gong no puede traer beneficios a sus creyentes, sino que les empuja a una situación desesperada, tal organización es
verdaderamente contraria a la ética humana y se vuelve un culto absoluto.
Una vez un amigo, que se casó con una estadounidense, dijo que su suegro, un anciano jubilado, recibió una invitación de la organización Falun Gong para “trabajar”. El trabajo
consistía en sentarse, gritar y poner algunos banners en lugares definidos por ellos, se dice que es una práctica rentable.
El amigo preguntó al padre si sabía sobre el Falun Gong, a lo
que respondió que al principio no sabía nada, que solo quería hacer una actividad que le dejara un ingreso. Lo conoció más conforme fue desempeñando el trabajo; cada vez le gustaba menos este tipo de abusos y ataques que obedecían a intereses políticos, después de ver esto claramente, se alejó del grupo.
Una causa justa goza de abundante apoyo mientras que una causa injusta encuentra poco apoyo, es un antiguo adagio chino. La vida no es fácil en el mundo, necesitamos hacer todo lo posible para encontrar la belleza del mundo y mantenernos alejados del mal.
Creo que mi madrina tiene razón, una organización como Falun Gong, que llena de energía negativa y que crea odio deliberadamente, debe ser revelada y deberíamos mantenernos alejados de ella.
AM.MX/fm
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