Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Durante el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25-XI) estatuido por Naciones Unidas –para honrar a las hermanas Mirabal Reyes: Minerva Argentina, Antonia María Teresa y Aída Patria Mercedes, asesinadas por la dictadura de Rafael Trujillo, en República Dominicana–, hubo extraordinarias expresiones de protesta y movilización en ciudades de los cinco continentes contra todas las formas de violencia de género, en particular el feminicidio, reconfirmando a los feminismos como uno de los actores centrales del movimiento social.
Estudiosos como Noam Chomsky estiman que son los jóvenes los protagonistas principales en la aldea global.
Y México no fue la excepción ya que en por lo menos 14 ciudades de una docena de estados, “cientos de mujeres” (consignó La Jornada) se movilizaron para desplegar sus demandas, casi todas plausibles y merecedoras del apoyo de millones de féminas en virtud de la magnitud que adquieren las expresiones y prácticas violentas hasta privarlas de la vida. En Guaymas, Sonora, a costa de la vida de Marisol Cuadras, de 18 años de edad, víctima de los ajustes de cuentas de las bandas criminales.
¿Y por qué no involucró a cientos de miles de manifestantes? Es una pregunta que no aparece en la agenda del debate y la reflexión de los centenares de organismos (colectivas) y de los que dan oportuna cuenta las agencias CIMAC Noticias y Servicio Especial de la Mujer, por lo general con una visión informativa que no auspicia cuestionamientos y menos la autocrítica.
La analista Sabina Berman, por ejemplo, postuló que el movimiento feminista –como si fuera homogéneo y no muy diverso– es el movimiento social mejor articulado de México y el mundo. Tan articulado que en la Ciudad de México colocó en las calles a sólo 1 500 activistas, si nos atenemos a las autoridades capitalinas. Supongamos que se equivocan y fueron 15 000, diez veces más, pues incluso en este caso son pocas frente a la magnitud del problema de la violencia contra las féminas en todas sus formas.
Para dar garantías a las manifestantes, el gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum desplegó a 1 500 mujeres policías, una por cada manifestante. Pese a tal despliegue policiaco sólo con escudos y toletes, el saldo fue de 17 personas lesionadas por diversos golpes, entre ellas 11 féminas policías, una servidora pública, cinco civiles, incluido un camarógrafo de Milenio Televisión, a manos de un centenar de las que analistas como Humberto Musacchio llaman “feminazis”, lo que describe la irracionalidad de quienes otros denominan “bloque negro” y que en esta ocasión contó con la simpatía de Alessandra Rojo de la Vega, funcionaria de la alcaldía Miguel Hidalgo, gobernada por el “feminista” partido de la “lavadora de dos patas” (Vicente Fox, dixit).
Hechos vandálicos que también se dieron en la capital de San Luis Potosí, y que Proceso justificaba como la “ira feminista”.
“Ira” que a juicio de la capitalina jefa de gobierno va a la baja, en buena medida por los avances en la materia: un incremento de 37% de agresores de mujeres vinculados a proceso están en la cárcel; sólo en 2021 hay 77 feminicidas en prisión, así como 832 agresores sexuales y 957 generadores de violencia familiar.
Hechos registrados que son conquista directa del movimiento y la sociedad. Y pendientes en la agenda que no pueden ser eludidos, y el más perentorio de ellos, el deslinde categórico respecto de los grupos dizque feministas que promueven el vandalismo y la agresión física contra otras mujeres.
Acuse de recibo
De la periodista Fátima Soto Rodríguez: “Totalmente de acuerdo contigo. El talento, conocimiento y habilidades no tienen nada que ver con el género. Los cargos deben ocuparlos aquellos que cumplan con lo que se requiere y además contar entre sus atributos con la honestidad, siempre bien valorada. Saludos.” Vea este enlace: https://www.imagenpoblana.com/21/11/25/bm–victoria-rodriguez-en-lugar-de-arturo-herrera (…) Emilio Álvarez Icaza Longoria reincide en los sueños de precandidato presidencial, acompañado de políticos en busca de reciclamiento y otros impresentables, por medio de un membrete nuevo… Hace 14 años, el 13 de julio de 2007, falleció el talentoso y tenaz Raúl Álvarez Díaz, coordinador de asesores del presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, debido a un problema muy grave y genético con la vena Orta. Rafael acudió a su jefe en busca de apoyo institucional y el hoy senador “independiente” se la negó… Eso sí, Álvarez Icaza Longoria disfrutó años que la CDHDF pagara el salario a su chofer particular… Una máxima para que divulgue y haga propia el movimiento social y político de la 4T: “–Lo difícil no es ganar dinero sin más –se lamentaba–. Lo difícil es ganarlo haciendo algo a lo que valga la pena dedicarle la vida.” Miquel Moliner, personaje de la novela La sombra del viento. Carlos Ruiz Zafón (Planeta, 2008, 569 páginas).
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