La Cuarta Transformación de la República que tanto pregona y presume Andrés Manuel López Obrador, en cuestiones de justicia, es un caso excepcional en la historia jurídica patria, sólo el neoliberalismo de Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, le hace competencia. Ambas épocas políticas para nuestro México son y fueron un fiasco para la justicia que buscaba y busca esclarecer el caso de la narco-política.
Isócrates, quién en un lejano pasado fuera gran crítico del régimen oligárquico, así como el dedo imborrable que señalaba a los demagogos de su tiempo (436 a.C.-338 a.C.), dijo de forma muy clara: “La justicia es preferible a las riquezas, porque mientras éstas nos sirven solamente durante nuestra vida, la justicia engendra la gloria, que vive también después de nuestra muerte”. Vaya manera de pensar aplicable para muchos indignos y cobardes de la Cuarta Transformación de la República y del neoliberalismo, que se amilanan y amilanaron ante las investigaciones del fenómeno del narco-estado.
México en la inmensidad de su territorio cuenta y contó con un gran número de fiscalías y procuradurías de justicia, que por alguna razón, no dilucidada evitó indagar el referido fenómeno, argumentando diversas causas para evitarlo. Fueron escasas togas de honorabilidad que se opusieron a tan deleznables razonamientos.
Las causas que tuvieron esos procuradores y fiscales no fueron expresiones normativas simplemente censurables. Fueron y son engendros del expresar jurídico y constituyen un serio escandalo constitucional para México. Los gobiernos del neoliberalismo y de ésta supuesta transformación mostraron y muestran un profundo e injusto recelo ante las posibilidades de exhibir al narco-político responsable de hechos delictuosos que denigraron a las que eran grandes instituciones de una Nación diferente a la actual.
Para conocimiento de indignos políticos y juristas que se oponen a que salga a relucir esa verdad, la justicia tiene un poder superior al poder de la narco-política, se encuentra ampliamente sustentado en el conocimiento de nuestras leyes y, por sobre todo, en el espíritu de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ahí se encuentran los elementos precisos para hacer valer la efectiva independencia de la justicia en el orden penal.
Lo que en la actualidad resulta ser lo más grave es que se vuelve a exhibir, en materia tan delicada y necesitada de justicia, la falta de rigor y congruencia, así como la enorme insensibilidad jurídica, democrática y constitucional del actual régimen presidencial.
Para nadie es un secreto que los gananciales que se obtienen con el poder de la narco-política tienen en su manos la palanca para costear contiendas electorales.
Si el poder del narcotráfico sigue dependiendo del gobierno, se hará imposible en la practica obtener la justicia que México anhela.
Es cuanto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal del
Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C..