Progreso y desarrollo, antídoto para la delincuencia
Emilio Trinidad Zaldivar
No será únicamente con intenciones nobles y justas como el virtual presidente electo, Andres Manuel López Obrador, deberá enfrentar el mayor reto al que cualquier mexicano pudiera aspirar, porque la amenaza de desequilibrios financieros (adicionales a los políticos y de seguridad) se darán de manera permanente, pues en ello juega no sólo el desarrollo económico interno sino el comportamiento de los mercados internacionales, por lo que tendrá que echar mano, quiera o no y más temprano que tarde, de la rigurosa aplicación de la ley para todos aquellos que al amparo del poder, se hicieron de fortunas mal habidas.
De esa forma, las arcas de la nación podrán contar con recursos adicionales, que debieron pertenecer al pueblo y no a los bolsillos de los funcionarios más corruptos de la historia moderna de México. Ahí hay cientos sino miles de millones de dólares en propiedades, bienes y cuentas bancarias aquí y en el extranjero, que tras recuperar para la hacienda pública, podrían abonar al reto, ofrecimiento y compromiso que asumió el tabasqueño. Una cosa es perdonar errores en el ejercicio del servicio público, y otra muy distinta, es permitir o aceptar que de forma cínica, vulgar, ilegal y descarada, hayan obtenido lo que su ingreso no les otorgaba. Dejar las cosas así, sin sanciones duras y ejemplares, sería complicidad.
No bastará con castigar los salarios y prestaciones de altos funcionarios para darle a los adultos mayores doble pensión y otórgales a los desposeídos y marginados, recursos que jamás han visto. La expectativa es grande, la esperanza mayor.
SI NO ENCONTRAMOS LA PAZ, NO HABRÁ DESARROLLO
Adicional al reto financiero, viene quizás la mayor amenaza y derrota que han tenido los dos últimos gobiernos, pues sus estrategias para combatir a la delincuencia organizada y al narcotráfico han sido
fallidas y lo único que han aportado son estadísticas de muertos y más muertos de inocentes, mientras los grupos de los carteles, secuestradores, ladrones y asesinos se fortalecen.
Andrés Manuel López Obrador habrá de darnos un respiro, tendrá que hacer uso de toda su habilidad, experiencia, capacidad y amplio conocimiento que como nadie tiene, de los males que aquejan, que lastiman a México, para dar un giro al rumbo que ha tenido la nación y podamos ver un horizonte de estabilidad, paz y desarrollo.
Sí será necesaria la reconciliación, tendrá el apoyo y confianza de la mayoría de mexicanos que vimos en él la única y verdadera opción para mejorar, para sentirnos orgullosos de nuestra patria, de sus orígenes, de nuestras raíces.
Veremos con sensatez y sentido crítico lo que vaya decidiendo. Sabe que tiene como dice, la oportunidad histórica de pasar los libros de texto como uno de los mejores presidentes de México. Su voluntad es grande; grande es nuestra confianza, esperemos no nos defraude.
Este país no aguanta más fracasos y abusos de quienes tienen la responsabilidad de servir. Seremos implacables si nos falla. Su grandeza lo espera.
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