La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Al menos ya supimos que las chachalacas tienen más vidas que un gato
Vicente Fox, fue el primer presidente de la alternancia, llegó a Los Pinos con un excelente bono democrático, pero, a lo largo del sexenio, puso todo su empreño en sepultar las expectativas con las que asumió el poder.
Así pues, el lenguaraz guanajuatense, no cumplió (ni de lejos), con las ofertas de campaña, ni acabó con las ‘víboras prietas ni con las tepocatas’, más bien nadó de ‘a muertito’, desde el momento en que contrató a un despacho de ‘cazadores de talentos’, para nombrar funcionarios en distintas áreas del gabinete.
En términos prácticos, el hombre de las botas nunca estuvo preparado para asumir la Presidencia, confundió los términos y concluyó, erróneamente, que el asunto de gobernar se trataba de una gestión empresarial.
A sus yerros, habrá que agregar el empoderamiento de la señora Martha y sus hijos, los cuales fueron señalados de hacer negocios al amparo del poder público, investigaciones periodísticas así lo demostraron.
En cualquier sentido, don Chente tuvo una magnífica oportunidad para impulsar cambios en el país, sin embargo, quedó a deber, en buena medida, porque cayó rendido ante la frivolidad de su consorte, al grado, de pretender convertirla en candidata presidencial.
Así las cosas, Fox, al igual que el resto de los ex presidentes, no tiene calidad moral ni un gran expertise, como para dar consejos, su mejor contribución al futuro del país, es permanecer callado…¡sí, como momia de Guanajuato!