Andy S. K. Brown
Miami, FL. – Los políticos siempre se manejan en la incongruencia. Dicen una cosa y hacen otra, a veces diametralmente opuesta. Que un científico o un académico caigan en esas incoherencias, en cambio, “no tiene precio”.
Julio Frenk Mora, presidente de la Universidad de Miami se mueve en todos los terrenos anteriores. Es político, dado que fue secretario de Salud en el gobierno de Vicente Fox; es científico, toda vez que su profesión médica es una de las ramas de la ciencia, y es académico, habida cuenta de su paso por la Harvard T. H. Chan School of Public Health, de la que fue decano durante siete años, antes de venir a dirigir la universidad privada más grande del sur de la Florida.
Pero es incongruente. Y además incoherente.
Como político, cada vez que se ha referido a México durante los últimos meses ha sido para criticar al gobierno de quien me imagino que considera su opositor político, el presidente López Obrador. Que si llegó tarde con las respuestas al Covid-19, que si no hace pruebas, que en el país del sur de la frontera hay un desastre.
¡Ah!, pero como académico hace exactamente lo contrario.
Ahora mismo, ante el inminente inicio del periodo escolar de otoño, los 17 mil estudiantes de la Universidad de Miami tienen dos opciones para continuar con su educación: clases en línea o presenciales y, en algunos casos, una modalidad mixta.
Pero no así los profesores y el resto del personal de la institución.
Se entiende que Frenk consiente a los alumnos. De ellos provienen las colegiaturas que sostienen a la UM.
Esa es una vara. Pero tiene otra con la que aparentemente golpea al profesorado y personal administrativo de la Universidad.
No es congruente. Y ya son varios los profesores e investigadores que están inconformes con la situación. Lo manifiestan ya en los medios de comunicación.
Frenk hace oídos sordos.
Pero eso sí, cuando se trata de criticar al gobierno de México…
Y Facebook, a nivel mundial, le hizo caso a AMLO
Las redes sociales se han convertido en una amenaza para los ideales democráticos. Las plataformas de redes sociales crean burbujas de información y opiniones unilaterales, perpetuando opiniones sesgadas y disminuyendo las oportunidades para un discurso plural. Sistemas como los “me gusta” o los retuits para medir la validez o apoyo masivo hacia un mensaje u organización crean un sistema distorsionado de evaluación de la información y proporcionan una imagen falsa sobre la popularidad. El gran desafío que representa distinguir las opiniones expresadas legítimamente de las generadas por los trolls y los robots.
Pero a ello contribuyen también los actores políticos. Esta semana, por ejemplo, Facebook y Twitter bloquearon un video publicado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y por su equipo de campaña electoral, por violar sus políticas contra la desinformación sobre el coronavirus.
La red social fundada por Mark Zuckerberg eliminó el contenido, mientras que la que pertenece a Jack Dorsey prohibió a la cuenta del equipo de campaña del mandatario (identificada como Team Trump) realizar publicaciones hasta darlo de baja
En concreto, el video correspondía a una entrevista que el Presidente le concedió a la cadena Fox News, en la que dijo que los niños son “casi inmunes” al Covid-19.
En México, a principios de mayo, el presidente Andrés Manuel López Obrador indicó que pediría a las principales redes sociales rendición de cuentas acerca de la compra de publicidad y el uso de bots.
Dijo también que solicitaría a Facebook y Twitter su lista de clientes para saber cómo funcionan las campañas pagadas y si se utilizan cuentas artificiales para crear campañas en su contra.
“Pedirle a Twitter y ‘Face’ que nos expliquen cómo es que venden publicidad para bots, y además –sobre todo que rindan cuentas, que haya transparencia– cuánto ingresa a las empresas de México por compra de publicidad”, dijo.
Y Facebook, a nivel mundial, le hizo caso a AMLO.
Porque desde este 5 de agosto, las personas que quieran desplegar publicidad sobre temas sociales, elecciones o política en Facebook en México – y en todos los países del orbe– deberán pasar por un proceso de autorización. Con esta medida, Facebook busca transparentar los ingresos que obtiene a partir de este tipo de anuncios, los cuales deberán llevar la leyenda “Pagado por” y el ombre de la persona u organización que pagó por el anuncio.
“Nuestra política exige que cualquier anunciante que quiera crear o editar anuncios dirigidos a este país que hagan referencia a elecciones o figuras y partidos políticos (incluidas las campañas para fomentar la participación) debe someterse al proceso de autorización, colocar descargos de responsabilidad con la etiqueta ‘Pagado por’ en los anuncios e ingresarlos en la biblioteca de anuncios”, refirió la plataforma en su blog de ayuda a empresas.
Según Facebook, la medida aplica “a cualquier persona que cree, modifique, publique o ponga en pausa anuncios sobre temas sociales o política” y abarca tanto a Facebook como a Instagram.
Ahora sólo falta que Twitter también escuche al presidente de México, víctima y generador de polarización.
Ni Trump se salva de ser asaltado
Donde quiera se cuecen habas. Acá en el sur de Florida no hay asaltos en combis ni “justicieros” que pongan en su lugar a los delincuentes, pero nadie escapa al crimen. Ni siquiera Donald Trump.
Hace una semana, la Policía de Palm Beach detuvo a tres adolescentes acusados de brincar la barda del club propiedad del presidente de Estados Unidos, Mar-A-Lago, donde frecuentemente viene a jugar golf los fines de semana.
Los hechos ocurrieron el viernes 31 de julio y terminaron con una breve persecución en automóvil para detener a los adolescentes.
La policía alertó a los alguaciles del condado Palm, que llevaron perros para rastrear a los invasores. De acuerdo con el reporte, los adolescentes no sabían en dónde se encontraban y solo trataban de escapar.
Durante su búsqueda, la Policía encontró una mochila con un mini AK-47 con una cargadora, pero todavía no saben quién es el dueño del arma.
Los adolescentes están acusados de intrusión armada, robo armado y resistencia al arresto sin violencia.
Ni Trump se salva de la delincuencia…
@AndySKBrown1
—