La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
A toda acción de recesión corresponde una reacción de ciclo expansivo de guerra
Después de siete meses, Rusia, la segunda potencia militar del mundo, no ha logrado el objetivo de derrocar al régimen de Zelensky y con ello, satisfacer sus intereses estratégicos.
El envío de armas, por parte de Occidente a Ucrania, agregado al apoyo de la población y el liderazgo del mandatario local, provocaron el fracaso de la Blitzkrieg rusa, aunque expertos militares señalan que, además de todo, el ejército rojo ha hecho gala de desorganización.
El tema es que, a pesar de lo anterior, Putin no piensa iniciar una retirada, por el contrario, amenaza con usar armas nucleares, se anexa territorios bajo la figura del ‘referéndum’ y ordena convocar, en un acto desesperado, a los reservistas.
En efecto, la milicia regular no le alcanza a la Defensa rusa para cubrir todos los frentes: las extensas fronteras marítimas y terrestres. Por lo tanto, establecen una leva para reclutar a los jóvenes, lo cual marca un quiebre social: nadie quiere pelear un conflicto que no pidió.
No debemos olvidar, justamente, que la crisis de legitimidad interna, provocada por los miles de reclutas muertos en la Guerra de Vietnam, obligó al gobierno de Nixon, a retirarse de la península de Indochina con una oprobiosa derrota militar y, sobre todo, moral.
A todo esto, hay que sumar que los sabotajes al gasoducto Nord Stream, tienen la clara intención de internacionalizar el conflicto. Recordemos al acorazado Maine.
El tío Vladi está en un dilema, la suma de la brutal recesión, una inminente crisis social y el alargue de la guerra, le resultan en la pérdida del control interno, malas señales para un aspirante a zar que, en su machismo político, puede optar por hacer locuras.