Andy S. K. Brown
“Ya fueron a denunciarlo. Él se ha defendido. Vendrá al Senado. Es un hombre limpio”, respondió Emilio Gamboa Patrón a los periodistas que le preguntaban sobre las muchas acusaciones que para ese entonces, principios de 2015, pesaban contra el todavía gobernador de Chihuahua César Duarte Jaquez.
“Padrino” o cómplice de Duarte, el entonces líder de la mayoría del PRI en la Cámara Alta –hoy, uno de los priístas más ricos de México– se equivocaba malintencionadamente. Para esas fechas el chihuahuense ya ni siquiera le contestaba el teléfono. Tampoco fue a la reunión a la que, para ese día, había sido convocado.
A principios de 2015, días antes de la reunión en la que Duarte le tiró plancha a Gamboa, el oriundo de Parral había sido acusado –con documentos obtenidos vía Transparencia– de desviar 80 mil millones de pesos de los contribuyentes a un banco de reciente creación presuntamente de su propiedad, en el que su secretario de Finanzas, Jaime Herrera, sí aparecía como socio.
¡Ochenta mil millones de pesos!
Por supuesto, Duarte y Herrera, también la esposa del primero, fueron acusados ante la PGR por peculado y enriquecimiento ilícito.
En la denuncia presentada ante la PGR y autoridades financieras, a partir de una investigación formal ciudadana, se describe que el entonces gobernador priista, funcionarios de la administración estatal y otros con carácter de prestanombres participaron en la creación del Banco Progreso de Chihuahua, S.A. de C.V., cuya autorización estaba en trámite ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
En el documento se describe una “maquinación delictiva, bajo el diseño de actos jurídicos de aparente legalidad” con el único propósito de buscar el beneficio económico de César Horacio Duarte, quien ha asumido los roles de gobernador y socio de la empresa bancaria mencionada.
Cree usted que si hoy le preguntaran al “padrino” Gamboa Patrón sobre la limpieza de Duarte, ¿contestaría lo mismo? ¿Qué es un hombre limpio?
¿Sigue amparado EPN?
El 29 de octubre de 2018, prácticamente a un mes de que dejara de robar desde Los Pinos, México se sorprendió con la noticia de que, por vez primera en la historia, un Presidente en funciones solicitaba al Poder Judicial una especie de “amparo”.
El mal recordado Enrique Peña Nieto, ciertamente, presentó ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación una controversia constitucional contra la investigación que desde entonces se lleva a cabo en Chihuahua por el presunto desvío de recursos federales.
La Corte admitió el recurso, interpretado por algunos como una suerte de amparo, pues en su demanda EPN argumentó que las autoridades del estado de Chihuahua se extralimitaban en su esfera competencial pues, a su juicio, no contaba con facultades para llevar a cabo investigaciones contra servidores públicos federales por conductas realizadas en el ejercicio de sus funciones.
Lo mejor vino después, pues el caso fue turnado al ministro Eduardo Medina Mora –compadre de Peña Nieto, en su momento encargado de cuidar al malogrado hijo que el mexiquense tuvo con Yessica de Lamadrid– quien resolvió que la fiscalía estatal debía suspender las investigaciones en curso, hasta que se resolviera la controversia.
Y sí, claro, funcionó el compadrazgo. Medina Mora “amparó” a Peña Nieto. Tal vez por eso lo defenestraron de la Corte, ¿no cree usted?
No obstante, la pregunta hoy es, ¿sigue vigente ese “amparo”? ¿Ya no se puede investigar a Peña por los latrocinios en Chihuahua?
Videgaray, capo di tutti capi
El caso de César Duarte envuelve a toda la mafia enquistada en el poder en el sexenio anterior.
Luis Videgaray Caso (secretario de Hacienda y luego de Relaciones Exteriores), Raúl Cervantes Andrade (procurador general de la República), Eduardo Medina Mora (ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación), Humberto Castillejos Cervantes (consejero jurídico del entonces presidente Peña Nieto) … más los que se acumulen en cuanto el prófugo recién capturado en Miami abra la boca.
De entre ellos destaca Videgaray.
Impensable que el jefe de la mafia fuese Peña Nieto. Sus limitaciones de todo tipo son conocidas en México y en el extranjero.
El “cerebro”, eso sí, fue el ahora académico en el Massachusetts Institute of Technology, el afamado Eme-Ay-Ti, pero también el operador pues fue el que dispensó y ayudó a dispersar los recursos de los contribuyentes surgidos de Hacienda, que entonces encabezaba.
¿Cuántos peces gordos de esa mafia van a caer cuando Duarte llegue a “cantar” a México?
@AndySKBrown1