Haciendo uso de sus amplios y largos tentáculos como secretario particular de Miguel de la Madrid, en el infame sexenio gris, Emilio Gamboa Patrón –un aborto del saurismo tardío– consiguió los contratos necesarios para adjudicarse el muy jugoso del relleno de piedras del Muelle Fiscal de Puerto Progreso, en 1985. Un atraco a la medida de su naciente carrera de prevaricador.
Como todo mundo –gobernadores y encargados de despacho entre ellos–, sabía de su entrañable relación, cercanísima –muy muy cercana– al colimote que despachaba en Los Pinos, nadie podía resistirse a darle lo que pidiera, en la cantidad y en el lugar que lo exigiera. A su voz, se aflojaban las agarraderas de la voluntad de todos los poderosos.
De ahí que una concesión graciosa como la de tirar piedras en el lecho marino de Puerto Progreso, al norte de la península de Yucatán, fuera para él miel sobre hojuelas. Era imposible cuantificar lo vertido, como imposible saber cuántos camiones de volteo se contrataron, ni cuántos kilómetros se recorrían en cada viaje. El resultado: un pingüe negocio, que catapultó su larga carrera de fraudes, traiciones y desvíos.
Para dar una idea de este trastupije, el Muelle Fiscal que se construyó en Puerto Progreso, tiene una longitud de cuatro millas. Imagine el lector lo que es rellenar el lecho marino de esta gigantesca cola, con sus consiguientes metros de profundidad. Una obra diseñada a la medida de todas las ambiciones.
Presumía ser “vicepresidente”, con Fox y Calderón
De ahí para adelante. Su “experiencia” en asuntos de infraestructura, construcción y marítimos, lo habilitó para ser ubicado al frente de dos de los que hasta la fecha siguen siendo nichos reservados para sus colmillos: la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y Fonatur, que manipula a su antojo en sus puntos sensibles.
Han sido más de treinta años de brincar de un sitio a otro: desde coordinar la desastrosa y fallida campaña presidencial del tierno Francisco Labastida Ochoa, cuando el PRI perdió hasta el modito de andar, hasta el “liderazgo” de la CNOP, de las Cámaras de Diputados y Senadores, que fue convertido en virtual vicepresidencia del ñoño Fox y del briago Calderón. “Liderazgo” que actualmente lo mantiene en un envidiado sitial de “muerdeorejas” del peñato.
Su fortuna en arte, valuada en más de 550 millones de dólares
En el camino, siempre abusando de sus funciones, Gamboa Patrón ha acumulado una fortuna de sultanato, inexplicable desde el ángulo que quiera verse. Es poseedor de miles de millones en propiedades inmobiliarias, farmacéuticas y vendedoras de equipos médicos, compañías constructoras que han intervenido en los sitios más lujosos de la península yucateca, el Golfo de Cortés, donde quiera, y lo inaudito: una colección de pinturas originales que rebasa los ¡¡¡550 millones de dólares!!! Más de 11 mil millones de devaluados pesitos.
Nada mal para quien, por poco, no sabe poner ni su nombre. Para un improvisado que, merced a todas las humillaciones, culiempinamientos y ejecuciones execrables, hoy es miembro selecto del club de los más ricos de México, al tiempo que es considerado como un hombre culto, generoso y benevolente por sus textoservidores y paniaguados.
Ahora quiere apropiarse de la paradisiaca isla Holbox
Sin embargo, construir la carrera de Gamboa Patrón, ha salido muy caro a los causantes cautivos. Es un mentecato que se ha atrevido a todo, como corresponde a un talante de su inconsciencia e ignorancia. Pero su último lance tocó el corazón nacional, el timbre de orgullo de nuestras reservas medioambientales, patrimonio de la humanidad: la Isla de Holbox.
Un verdadero paraíso terrenal. Una superficie enorme de aves cantarinas, manatíes, jaguares, ocelotes, cacomixtles, lagartos de río y de pantano , arrecifes coralinos de fama mundial, flamencos rosados, y todas las especies raras de la flora y fauna del Caribe planetario. El encanto y el atractivo turístico más inédito, la magia de la naturaleza virginal en cuarenta y dos kilómetros cuadrados. Tan sorprendente y enigmática como la belleza de Sian Ka’an.
Gamboa Patrón se vale de sus influencias burocráticas nefastas para incursionar en el negocio de arrebatar las tierras de los pescadores y ejidatarios de Holbox, provocando toda clase de ruindades para enfrentarlos, y conseguir terrenos para vender a transnacionales hoteleras que, en unos cuantos años, convertirán Holbox en una selva, pero de concreto.
Su prestanombres, el también yucateco Emilio Díaz Castellanos
Para conseguir tales fines, Gamboa cuenta con el apoyo de un prestanombres eficiente que responde al nombre de Emilio Díaz Castellanos, que en el papel aparece como propietario de la empresa constructora y de corretaje financieros DICSA, al servicio íntegro del infame y voraz yucateco, desde que hizo el primer negocio del Muelle de puerto Progreso.
Hoy, Emilio Díaz Castellanos, prestanombres de Gamboa Patrón, ha sido impulsado por éste para asociarse con la petrolera inglesa MX Oil y la estadunidense Northcote para explotar, desarrollar y producir una fortuna calculada por el propio Stefan Oliver, presidente de MX Oil, en trece billones de barriles de petróleo.
Gamboa controla la SCT, el Fonatur, la Profepa…
Y con los conectes en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, donde el secretario Gerardo Ruiz Esparza fue su empleado en el Infonavit y en el IMSS, y donde el Coordinador de Puertos y Marina Mercante, Guillermo Ruiz de Teresa, le debe su posición, pues ambos se complicitaron para hundir al PRI en la campaña de Labastida Ochoa. Tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata, decían los abuelos.
Asimismo, con el auxilio denodado del titular de la untuosa Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, siempre lista para proteger a vendepatrias y ensucia cielos, Guillermo Haro Belchez, a quien Gamboa Patrón sostiene desde que sustraían los presupuestos de la Cámara de Diputados, así como de los auxilios que requiera en Fonatur, donde siempre ha tenido metidas las manos, cuando se requiere de ventas de terrenos turísticos.
Su helipuerto improvisado en el arrecife Alacranes
En su más reciente incursión personal a las inmediaciones de Holbox, el helicóptero de Gamboa Patrón aterrizó sobre los Arrecifes Alacranes, una joya del continente americano. Al ser requerida por los ejidatarios, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (?) presentó la denuncia correspondiente ante la Profepa, sin que los quejosos pudieran saber que estaban mentando la soga en casa del ahorcado. Haro Belchez jamás acusará a Gamboa. Es su protector eterno.
Los acompañantes del mercachifle yucateco fueron Guillermo Ruiz de Teresa, el coordinador de Puertos y Marina mercante de la SCT, y Emilio Díaz Castellanos, su acaudalado –en miles de millones de dólares– prestanombres y testaferro.
Y en Holbox, la Profepa inculpa a los más humildes
Lo esperado: la fastuosa Profepa acaba de dictaminar que el incendio causado en las 87 hectáreas boscosas y manglares de Holbox –una treta de Gamboa Patrón para enfrentar a los propietarios originales, pescadores y ejidatarios, que hoy ven cómo se desvanecen todas sus esperanzas patrimoniales, en beneficio de hoteleros extranjeros– fue provocado por riñas entre los humildes. ¡Bingo! Para eso sí son buenos los protectores del medio ambiente.
En un comunicado oficial, la infeliz Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, agregó que la dependencia hizo un sobrevuelo por la Isla para buscar pruebas de los incendiarios y “observaron marcas de pintura roja, que evidencian presencia humana antes del siniestro”(?) A lo mejor se les olvidó decir que se encontraron a Tarzan Boy.
Con una sentencia lapidaria de la Profepa: en los próximos 20 años, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales no deberá permitir que autorice cambios de uso de suelo en los terrenos incendiados. ¡Claro! Ésos no le hacen falta al yucateco. El quiere los terrenos turísticos costeros, no los del bosque que está a la mitad de la isla de Holbox.
Consorcios protegidos por “operadores políticos de alto nivel”
Entre las compañías transnacionales que tienen diseñados cincuenta proyectos turísticos con hoteles con vista al mar, resalta “Península Maya Develovpments”, un consorcio que tiene programada la destrucción de la biodiversidad y el ecosistema del Caribe mexicano, protegida por “operadores políticos de alto nivel”.
A pesar de que las protestas de organizaciones civiles ecologistas han logrado encadenarse para proteger a la Isla de las intromisiones de los ecocidas, parece que esta vez han topado con hueso. Duro de roer. Con todos los conectes y con todos los socios, ahora, del peñato.
Por eso Emilio Gamboa, el ecocida, como Johnnie Walker, ¡tan campante!
Por lo pronto, este próximo fin de semana no irá al Caribe. Correrá al campo de golf donde le toque jugar a EPN, para hacer lo único que sabe: arrastrársele… como saurio, aborto de la edad tardía.
¿Cómo lo ve usted?
Índice Flamígero: En el peor momento para su socio y protegé César Duarte Jáquez se le vino encima el escándalo ecológico a Gamboa Patrón. Su sucesor en el gobierno estatal, Javier Corral, insiste en meterlo a la cárcel por los muchos robos, fraudes, peculados en contra de los chihuahuenses. Si este otro Duarte gozaba de inmunidad política ante sus crímenes, se debía precisamente a que el propio Enrique Peña Nieto comentó a Virgilio Andrade, la mañana del día que lo despidió de la titularidad de la Función Pública, que sería difícil proceder en contra del ya ex mandatario del estado norteño porque el, todavía, coordinador parlamentario del PRI en el Senado lo cubría. Pero ahora no puede preservarle la libertad, pues andan tras él los mismos que lo grabaron descendiendo del helicóptero en zona prohibida, los que fueron tras su otro protegido, Jorge Humberto López Portillo, ex director general de la paraestatal Exportadora de Sal, acusado de uso indebido de facultades y peculado –o sea, pedir “moches” a los japoneses que la compran–, el sello de la casa Gamboa, pues. + + + Y que sí está enfermo de depresión el señor Peña Nieto. El sábado, tras una laaarga comida rociada con muuuchos caldos europeos, retuvo al anfitrión de un evento en Bellas Artes hasta altas horas de la noche, ante quien derramó sus cuitas. Tenía razón AMLO. El que se equivocó fue el intendente del PRI, Ochoa Reza.
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