Joel Hernández Santiago
Miles de seres humanos en Gaza, Palestina, están sufriendo los horrores de la guerra. Sobre todo sus niños. Sin deberla ni temarla de pronto comenzó el infierno. Israel se ha cebado con Palestina y otros de sus vecinos regionales, mostrando una ira incontenible, irreconocible y mortal.
Pero no es todo el pueblo de Israel el que quiere le guerra. Ya se ha visto que, incluso, dentro del mismo Israel, y judíos en el mundo, levantan voces para desconocer las arbitrariedades ordenadas por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, un gobernante de la derecha judía.
Un gobernante a quien nadie parece contener en su irrefrenable voluntad de acabar con la población de Gaza, a la que quieren desplazar o aniquilar por inanición para desocupar la Franja y convertirla en emporio turístico a modo de “La Riviera” francesa, exclusiva para la elite mundial.
En Washington, en febrero de 2025, durante una rueda de prensa junto a Benjamín Netanyahu —sobre quien pesa orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra y de lesa humanidad—, Trump planteó que EUA debería tomar el control de la Franja de Gaza para “reconstruirla”.
La propuesta implicaría la deportación forzada de los más de dos millones de personas que “viven” en Gaza hacia Egipto y Jordania. Trump dijo entonces: “No quiero ser un gracioso ni un listillo, pero La Riviera de Oriente Medio… Esto podría ser maravilloso”.
Esto es: Lo que el presidente de EUA propone no es una solución a la crisis humanitaria en Gaza. Es la culminación de un proceso de apropiación y desplazamiento que lleva décadas. Lo que se quiere no es reconstruir el territorio para la población palestina, sino reconstruirlo sin ella. Pero quienes sobreviven en Gaza no necesitan esa “Riviera” construida sobre las ruinas de su país.
[Gaza está ubicada en el borde costero del Mediterráneo oriental, entre Israel y Egipto, la franja de Gaza es un territorio palestino autónomo administrado por el partido islamista palestino, Hamás, desde 2007. Es una franja de 41 kilómetros de largo y entre 6 y 12 km de ancho. Tiene una frontera de 51 km con Israel, 7 km con Egipto y 40 km de costa sobre el Mar Mediterráneo.
Originalmente fue ocupada por israelíes que aún mantienen el control de su frontera sur, la Franja de Gaza fue retenida por Israel en la guerra de 1967 y la desocupó en 2005, aunque hoy mantiene un bloqueo por aire, mar y tierra que impide el movimiento de bienes, servicios y apoyos.]
Es histórico el conflicto por la posesión de Gaza entre Palestina y el acoso militar de Israel, pero este alcanzó una tensión sin precedentes tras la incursión armada de Hamás en Israel el 7 de octubre y la posterior respuesta de las fuerzas de seguridad de ese país.
Ese día el grupo militante islamista sorprendió con un asalto coordinado, lanzando cientos de misiles y penetrando en el sur de Israel, dejando más de mil muertos y secuestrando a unas 200 personas.
El pretexto para una guerra de intervención estaba dada. Netanyahu respondió con bombardeos masivos sobre la Franja, especialmente en el norte de este territorio, causando miles de muertos y desplazados. La desmesura y el abuso de la fuerza por parte de Netanyahu han llevado a que la población civil de Gaza pague las consecuencias de una guerra que ni querían ni propiciaron por sí.
Netanyahu es un presidente de derecha. No hay que olvidar que comenzó su carrera política en 1988, a su regreso de Estados Unidos, uniéndose al partido Likud, de derecha, del que en sólo cinco años pasó a convertirse en el líder. El hombre ha vivido grandes reveses políticos pero una cosa es cierta: en todo momento ha contado con el apoyo irrestricto de Estados Unidos.
Y ese apoyo y ese impulso lo han llevado a enfrentar a quienes se le pongan enfrente.
Mientras tanto, los ímpetus bélicos y políticos de Netanyahu se enquistan con Gaza. Antes de esta guerra la franja contaba con aproximadamente 2,2 millones de habitantes en sus cuatro ciudades principales: Rafah y Jan Younis en el sur, Deir al-Balah, en el centro, y la Ciudad de Gaza, donde vivían 775 mil personas. Hoy gran parte de la población está desplazada.
Con una población del 80 por ciento de la que tenía en octubre de 2023, Gaza vive hoy una crisis que ya supera la catástrofe, en medio de hostilidades continuas y hambruna extrema. Netanyahu dice que esto no es verdad, que es producto de una campaña internacional en su contra.
Aislada la población, impedida de recibir ayuda humanitaria del mundo, la población de Gaza, sobre todo niños y ancianos, mueren por inanición cada día. Las imágenes de niños con hambre estremecen.
Tan sólo en los días recientes, el Ministerio de Sanidad de Gaza registró 101 muertes de palestinos por desnutrición, 15 de ellas en un periodo de 24 horas. Según esta información al menos 80 de los 101 son niños. “Es posible que muchos más estén muriendo sin que se reporte”, dijo la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El gobierno de Trump lo sabe, pero mira hacia otro lado. Muchos países en el mundo han mostrado interés por apoyar a la población de Gaza enviando alimentos y apoyo médico, pero son impedidos por la fuerza militar del primer ministro israelí.
El mundo está en vilo. Es verdad que la crueldad de la guerra y sus horrores están en muchas partes el mundo hoy mismo. Gaza muere por hambre. La comunidad internacional tiene una enorme responsabilidad en esto. ¿O tendremos que recordar a todos estos niños cuando –ojalá no- Gaza se convierta en eso: en “La Riviera de Oriente Medio”?