Emilio Trinidad Zaldívar
Miguel Barbosa Huerta, gobernador de Puebla, hoy tiene el empeño de perseguir y si es posible encarcelar a periodistas y comunicadores que real o probablemente han cometido abusos, excesos y con ello delitos. El problema es que si en verdad procede en contra de plumas o ex servidores públicos en materia de medios e información, muchos serían los encarcelados pues en los tiempos de Mario Marín, Rafael Moreno Valle, Antonio Galy Fayad y Guillermo Pacheco Pulido -en su efímero paso como Ejecutivo estatal- todos sin excepción, fueron sumamente generosos con varios dueños, directivos, conductores y columnistas políticos locales, que de la noche a la mañana ya eran prósperos empresarios. Y si no, que le pregunten a Javier Sánchez Galicia.
Los hay también sumamente honestos -y me consta- en esa bella y siempre generosa tierra que por invitación de Blanca Alcalá Ruiz pude conocer, valorar, admirar y disfrutar.
Sin embargo, también hay ex servidores públicos sumamente conocidos por sus largas y hediondas colas que cuando ostentaron el poder, fueron voraces y cínicos saqueadores de las arcas del erario estatal, como es el caso de Gerardo Islas, “Jerry” para sus amigos, que como secretario de Desarrollo Social del gobierno del estado y diputado local, hizo cuanto quiso de los recursos públicos que depositaron en sus manos.
Él decía que si regresaba a la diputación local -de la que pidió licencia para ser funcionario estatal- gozaría de fuero pero no haría los negocios que lograba disfrutando tan buena oportunidad en la dependencia que repartía beneficios y recursos a la población de escasos recursos.
Este personaje de enormes y algunas mafiosas relaciones, tiene fama de hacerse con facilidad de dinero ajeno cuando le dan la oportunidad de hacerlo.
Así fue cuando a través de la ya desaparecida Mónica Arriola, hija de la experimentada política Elba Esther Gordillo, obtuvo la representación en Puebla del partido que ellas habían impulsado con éxito, el Partido Nueva Alianza (Panal), del que le faltaban manos para tomar dinero y gozar y abusar de la confianza que en él habían depositado.
Fiel a su costumbre, hizo lo mismo años después cuando su padrino Pedro Haces Barba, hábil líder sindical, empresario y político generoso, le dió la presidencia del Partido Fuerza Social por México, que entonces se gestaba cuando Haces era senador suplente.
Este hoy millonario pero gris y desacreditado político poblano, no sufrió cuando no lograron el registro como partido porque -otra vez- los recursos financieros que Pedro depositó en él, fueron a parar a su bolsa y no a las campañas de los entonces candidatos a diputados y alcaldes.
Gerardo Islas se enriqueció con Moreno Valle, amplió su cartera con Antonio Galy Fayad, y hoy goza de lo hurtado y de la impunidad que le da esa larga relación con el poder, sin embargo, sería interesante que el gobernador Miguel Barbosa -que debo decir fue un magnífico senador de la República- revisara cuentas de algunos años atrás para que viera que éste y algunos otros ex funcionarios estatales, se despacharon con la cuchara grande y hoy disfrutan de recursos que no les pertenecían.
PD. Por cierto, este señor Gerardo Islas, por otras publicaciones que hice sobre su persona y desempeño, trae el hígado volteado y el día de hoy, con lenguaje majadero, soez, de carretonero, se atrevió a responderme en un whatsApp que haré público muy pronto. Eso me pasa por andar de recadero de Ramón Zurita. Ni hablar, me equivoqué.
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