La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Algo huele a podrido en la fiscalía…elemental mi querido Julio, elemental
El desempeño de Alejandro Gertz Manero, como Fiscal General de la República, ha sido muy cuestionado, se le ha señalado de utilizar el cargo para resolver asuntos en los que tiene claro interés personal, como son los de la UDLA, los científicos del CONACYT y el tema de la viuda de su hermano.
No obstante, durante mucho tiempo, estas irregularidades quedaron en el nivel de conjeturas, por lo que el fiscal decía que se trataba de meras calumnias, que su actuación estaba apegada a derecho.
Pero, justamente, la filtración de una llamada telefónica, en la que habla con su hombre de confianza, Juan Ramos López (subprocurador Especializado en Investigación de Delitos Federales), evidencia que ambos personajes buscaban influir (con métodos extra legales), en los ministros de la SCJN, para obtener una sentencia a modo.
En ese momento, la maltrecha credibilidad de Gertz se afectó aún más, sin embargo, la puntilla fueron las declaraciones de Julio Scherer, quien afirmó tajante: “estoy convencido de que el país no podrá cambiar del todo mientras la justicia sea rehén de hombres como Gertz Manero. Los delitos en los que ha incurrido son cada vez más evidentes: el uso de recursos públicos en sus asuntos personales y la persecución contra quien pueda resultarle un estorbo para resolverlos es una constante”.
Lo anterior es muy grave, la acusación proviene del ex consejero jurídico de la Presidencia de la República, mismo que sin la menor cortapisa, denuncia que el principal responsable de procurar justicia, utiliza los recursos públicos para sus aviesos fines personales.
Por donde se le vea, la permanencia de Gertz en su cargo es inviable, porque además de estar incurriendo en presuntos delitos, como dijera su jefe: está moralmente derrotado.