La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
La sandez, por medio del hashtag, se convierte en política pública
No se puede cuestionar que los gobernantes, utilicen las redes sociales para promocionar sus actos, además de mantener un canal de comunicación directo con sus seguidores.
Sin embargo, someter el quehacer administrativo al hecho de buscar convertirse en tendencia (hashtag) y/o ganar ‘likes’, es una desmesura que, lamentablemente, tiene una caja de resonancia en un nutrido grupo de cíber usuarios.
Sobre este último aspecto, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, con la ayuda de su esposa, la ‘influencer’ Mariana Rodríguez, recurren a los mecanismos del poder, con el afán de promocionarse so pretexto de trabajar en pro del bien común.
Señalan los conocedores, que la señora Rodríguez disfruta de una gran habilidad para generar simpatías, en términos de marketing político, se podría decir que es un excelente producto, lo cual, es determinante para apuntalar la popularidad de su esposo.
El caso es que, bajo tal esquema de propaganda, han llegado al extremo de colgarse de un niño, llamado Emilio, para publicar una serie de historias y con ellas mostrar ‘la gran vocación maternal’ de la doñita, quien no dudó en soltar la lágrima al despedirse de él.
Sólo con saber el nombre de la oficina que preside la primera dama, Amar a Nuevo León, se aprecia una estrategia que busca explotar las emociones, los resultados pasan a un segundo plano, ya que: ¿cómo criticar a alguien cuya motivación es el amor al prójimo?
Si al matrimonio de marras les preocupan más los ‘likes’ que la información estadística sobre la economía, ya el electorado juzgará, pero utilizar chiquillos, bajo cuidado del DIF, para sus aviesos fines, es una inmoralidad que debe ser impedida.