Es muy probable que, para estas horas, la Administración de Enrique Peña Nieto ya haya sido acusada en los tribunales por el gravísimo delito de omisión –se fundamenta en normas que ordenan hacer algo. El delito se considera realizado en el momento en que debió realizarse la acción omitida.
Muy probablemente también por la negligencia y responsabilidad de los administradores públicos en la muerte de un centenar de mexicanos, por las pérdidas multimillonarias en bienes familiares, obras de infraestructura e incluso por los saqueos a tiendas de las grandes cadenas comerciales. La ingobernabilidad más absoluta, pues.
Los acusadores están punto más que enojados. Argumentan novatez, frivolidad e irresponsabilidad, lo mismo que corrupción –compadrazgo, favoritismo, paisanaje– en la asignación de cargos públicos a ineptos pagados con dinero de los contribuyentes.
En Los Pinos, mientras tanto me dicen, están espantados. Ya les avisaron que los van a demandar.
Le platico:
Apuntan, para empezar, que desde el miércoles 11 de septiembre, el “gobierno” mexicano había sido alertado del enorme riesgo que para ese momento se preveía por la conjunción de dos fenómenos meteorológicos sobre el territorio nacional; en sus litorales, principalmente.
Alertó el certero National Hurricane Center, cuya base está en Miami, Florida. Alertó la Secretaría de la Defensa Nacional, cuyos servicios de meteorología son, también, de lo más confiable. Y alertó la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Esta última dependencia, del propio “gobierno”, informó desde las 8:30 de la mañana del miércoles 11, tanto al Sistema Nacional de Protección Civil como a los gobiernos de los estados que se verían afectados.
Pero ninguna alerta fue tomada en cuenta. Ni la del NHC estadounidense. Ni la de la Sedena. Tampoco la de Conagua. Y así pasaron el jueves, viernes, sábado, hasta que la noche del domingo, ya casi la madrugada del lunes, el señor Peña Nieto se disculpó ante sus invitados a la ceremonia de “El Grito”, en Palacio Nacional, y alertó sobre lo que ya le habían alertado muchas horas, muchos días antes: desastre en Guerrero, desastre en Veracruz, desastre en Oaxaca, desastre en…
Pasaron cinco días. Pasaron más de 120 horas. Y en ese lapso murieron ahogados, aplastados en deslaves, electrocutados un centenar de mexicanos. Miles, muchos miles, perdieron su patrimonio. La endeble infraestructura –producto de la corrupción de administraciones pasadas– colapsó.
Radio y televisión, en esos días, seguían transmitiendo spots de “mover a México” –¿hacia dónde?, ¿hacia el desastre nacional?–, en lugar de advertir a los lugareños del peligro inminente que se les avecinaba, en lugar de avisar a los turistas que las costas del Pacífico debían ser evitadas.
Y sobrevino el diluvio.
Y la tragedia nacional.
MUERTOS ¿“POR IMPRUDENCIA”?
Quienes presentarán la demanda por la omisión del gobierno peñanietista también están enojados. Como muchos miles de mexicanos más, por supuesto.
No sólo los enfurece la omisión de la Administración. Los indigna todavía más que ahora se quiera cargar a la sociedad con las culpas del desastre.
Y mencionan, por ejemplo, las palabras de otro de los corresponsables de la omisión, el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, quien en una conferencia de prensa salió con la tontería de que muchos de quienes murieron encontraron su final producto de la imprudencia.
¡Válgame el Señor! Ahora resulta que las víctimas mortales lo son por imprudentes y no por las evidentes y documentadas omisiones de los administradores públicos.
¿A usted también le enoja, a poco no?
Porque imprudente, imprudente, lo que se dice imprudente fue el haber removido a los funcionarios de la propia dependencia con sede en el Paseo de Bucareli que sí sabían de cuestiones de protección civil. Desde diciembre pasado fueron echados a la calle prácticamente todos los que se desempeñaban en el edificio marcado con el número 99 del Paseo de la Reforma, sede del ahora caricaturizado Sistema Nacional de Protección Civil. Y ¿sabe usted? ¡No eran panistas! ¡Eran priístas, muchos de ellos funcionando ahí desde antes de “la docena trágica panista”, y que sí estaban “con el proyecto”! Pero también, lo más importante, son expertos en evitar tragedias como las que hoy todavía vive el país.
Y los echaron. Había que hacer lugar, darles plazas, a los amigos, los compadres, las “amiguitas”, los paisanos –mexiquenses, but of course.
Enoja a los demandantes, además, que inicialmente se minimizaran los efectos de la tragedia. Con cinco aviones para traer de regreso a los “chilangos” sobra y basta, dijeron el lunes 16.
Al seno de las propias Fuerzas Armadas hay enojo. ¿Para qué los hicieron desfilar el lunes –en número muy superior de elementos, en relación a anteriores paradas militares–, si su tarea estaba en las zonas afectadas desde la misma noche del sábado?
Hay muchos enojados, pues.
Pero, ¿quiénes demandan al omiso “gobierno” del señor Peña?
No tengo todos los nombres a la mano, pero anote usted a los accionistas de Costco, Soriana, un buen número de ONG’s y múltiples ciudadanos afectados y hasta los no afectados.
Es probable que, para esta hora, tal demanda ya sea pública. En Los Pinos ya saben de ella. Usted también, por supuesto.
Índice Flamígero: Palabras que se lleva el viento y, al final, quedan sepultadas bajo un alud de demagogia y publicidad: “Desde la nueva perspectiva en materia de protección civil, caracterizada por su énfasis preventivo, el Sistema Nacional de Protección Civil busca lograr una estrategia equilibrada, en la cual la prevención desempeñe un papel tan importante como la mitigación de las consecuencias adversas que ocasionan los desastres naturales y los que se originan de la actividad humana”. Enrique Peña Nieto. Primer Informe de Gobierno, 1 de septiembre de 2013.
Y donde esta el formato para firmarlo y demandar a nuestro presidente, que lo único que puede mandar es a la gaviota, creo……
hasta cuando ,soportaremos los mexicanos a estos ineptos corruptos.
Hola Dn Paco.Un gran saludo.He seguido su trayectoria periodistica y lo felicito sinceramente.