La pasada festividad de Día de Muertos, el gobierno de la República, las diferentes administraciones locales, así como distintas entidades enfocadas a promover la cultura y nuestras tradiciones, procuraron las plazas y demás disposiciones para que esta festividad nacional se cumpliera como se hace año con año, para que los mexicanos recordemos nuestros muertos y a la misma muerte con fiesta y color.
Pero en realidad, nos hemos vuelto una nación en donde la muerte se ha vuelto tan costumbrista por asuntos criminales y hasta de omisión que se muestra como increíble el que al menos seis muertos día a día, vayan a la fosa común.
Cuando leí dicha información, no la creí de primera vista. Tuve que regresar, leer detenidamente y tratar de digerirla.
Es cierto que no todos los cuerpos que llegan a la fosa común lo hacen por una cuestión de violencia, pero sí en todo caso, por una acción criminal.
Es un acto delincuencial segar la vida de una persona con intención, pero también por negligencia profesional.
Es así, como los mínimo seis cuerpos que día a día llegan a las fosas comunes de distintos cementerios, también en diversos lugares y entidades dejan detrás diversas historias, desde el desamparo, el desasosiego o hasta el tormento, pues pasa a ser una vida sin un adecuado término por más irremediable que este –como en todos los casos de vida—sea.
Una sociedad que empieza a ver con naturalidad las muertes o la desaparición de muchos de sus integrantes como algo natural y en algunos casos como prohibido, sin llevar ni siquiera registros o archivos, se muestra enferma y en descomposición.
No sólo se trata de endosar estos crímenes –desde el que los perpetra hasta el que los permite— a la delincuencia organizada que no ceja en su construcción y reconstrucción en nuestro país, frente a los embates tibios de nuestros gobiernos, también hay que descorrer el velo de la sociedad que en otros ámbitos comete también crímenes atroces por venganzas familiares, pasionales o de negocios.
Crear fosas comunes para una gran cantidad de mexicanos que terminan como “los sin nombre” y que día a día van a las fosas comunes sin más explicación, ni argumento, es como remitirnos al espacio en donde nada tiene sentido; mucho menos la vida.
Acta Divina… En junio pasado, tras la solicitud de un particular, el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) determinó que la Secretaría de Gobernación debe dar datos sobre los cadáveres hallados en fosas clandestinas y en fosas comunes, pero la instancia se declaró incompetente.
Para advertir… La muerte no sólo el jolgorio y folklor. Es cosa seria.
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