HORIZONTE DE LOS EVENTOS.
Ha sido largo el proceso desde la tarde aquella, del 17 de junio de 1789, en que el Tercer Estado se constituyó en la Asamblea Nacional, en París, comenzando con ello la Revolución Francesa, hasta esta primera pandemia mundial del s. XXI que, en definitiva, marca la fractura craneal del Estado Moderno.
Los Estamentos Medievales que rigen al mundo -ni cómo dudarlo-, con sus Potencias y sus presumidas y prostituidas “Democracys” (R. Dhall), más viejos, siglos, que el Medievo mismo, desde aquel miércoles que se les excluyó del destino histórico de la Modernidad.
No fueron extintos: primero sobrevivieron. Luego apoyaron al Nuevo Régimen. Se han valido de las reglas de la Modernidad que les excluyó y han manipulado la propia ideología liberal, hasta hacerla abortar. Abdicar en su favor.
Que es lo que están haciendo los Estados Modernos con la responsabilidad histórica que asumieron aquel 17 de junio, que hemos consagrado y protestado todos los Estados y ciudadanos en nuestras Constituciones, de entonces a la fecha.
Hemos sido unos hipócritas. Hemos trabajado para la contrarrevolución (Francesa) TODO-ESTE-TIEMPO. Lo veo claro y fatalmente se descubre hoy.
Hoy que no tenemos ningún Estado en el mundo capaz de cuidar a su población. Quedamos en manos de particulares, de los Grandes Señores, como en la Edad Media. Ni más ni menos.
Hubo un mandato constitucional y sin fin de Convenios y Tratados Internacionales que tutelan la salud como un derecho humano ¿y qué han hecho los Estados? Aspirinas. De pronto, avances notables pero hoy: “No se contagien porque pueden morir. A sus casas y cada quien, rásquese con sus uñas”, dejando a la humanidad en estado de orfandad ¿retroceso, involución?
¿Se distrajeron y descuidaron los Principios Rectores de los Fundadores de la Igualdad, la Libertad y la Fraternidad universales? ¿Qué han estado haciendo los “liberales” y gobernantes de la Modernidad? ¿Felices a la claudicación y abrogación del derecho público?
Los grandes se comieron a los Estados. Los laboratorios y su comercio de drogas lícitas e ilícitas -según la región de tránsito-, el apetito burocrático, combinado con las fuerzas militares que garantizan determinada producción y rutas (para que no se abarate el producto), desde su Majestad hasta los laboratorios exclusivos de segundo piso, bancos químicos de sus filiales financieros de Centro Europa.
Igual los grandes que están fuera del radar occidental, chinos, desde donde un gran Estamento Medieval (que mejor que China), lanzan un virus, en el momento justo del mayor vicio de los gobiernos occidentales ¡y todos se inhiben!
Hacia 1980, mi tutor, D. Pedro de Vega, doctor salamantino de la Escuela de Frankfort, Presidente de la Comisión Socialista Redactora del Estatuto de gobierno, proclamado por el Parlamento Europeo (1992), propiamente condiscípulo y colega de J. Habermas, señaló con toda precisión el por qué y cómo cada uno de los elementos con que la Modernidad sustituyó los pilares que sostenían el régimen de Mandato Imperativo medieval, por el “moderno” Mandato Representativo consagrado en todas las Constituciones, había sido ya pervertido y revertido irremediablemente. Evidenciado ya en aquella década, brutalmente, por la “partitocracia” italiana.
En aquel momento, de Vega sostuvo que era un tema académico, sin posibilidad alguna de revertirse constitucionalmente, por lo que, analizarlo, era meramente hipotético.
Pues sí, así nace la ciencia, así da su primer paso el método científico: con la hipótesis. Y la de don Pedro, fue apocalíptica, porque cuarenta años después, no la vemos, no la queremos ver ni la reconocemos: ¡hipócritas demócratas!
Ya no es un tema meramente académico y tiene consecuencias fatales para el logro mayor de nuestra Tradición Judeocristiana, que fue la creación (mayor abstracción) del estado Moderno, esa entidad capaz de regular la distribución de la riqueza y equilibrar en derecho, el mayor peso del Poder real sobre el “infeliciaje”.
Por supuesto que de la primera lectura de cualquiera de aquellos ensayos en los que aborda el tema, se desprende, con carácter científico, la existencia, acción y embate de los estamentos medievales, incidiendo, pervirtiendo y revertiendo los cimientos, los principios y el centro de imputación del Poder: del pueblo a los grandes estamentos.
Hoy mismo, el fracaso de la totalidad de los Estados Modernos, mejor, el Fracaso del Estado Moderno y de nuevo, la dependencia de la Humanidad en la voluntad de unos cuantos particulares: Bienvenidos al Medievo Moderno.
Le llamo Golpe Final porque el Estado Moderno no podrá resurgir. De la misma forma que nuestro sistema de Representación tampoco tiene vigor. No vale realmente el voto universal, que no garantiza los intereses de la mayoría, sino su quebranto (“por eso es que se le menciona tanto”).
Los principios medievales del Mandato Imperativo, están todos presentes ya, en nuestros propios textos constitucionales, a saber: Identificación entre el elector y el elegido, vínculo que la Modernidad rompió con el “voto universal”. Los estamentos lograron imponer la “supervivencia del medievo”, al garantizar en el Régimen de Partidos, el monopolio de la postulación de las candidaturas. Por lo que el representante, no lo es realmente del pueblo que lo vota, sino del Partido que lo postula y con él, su compromiso.
La ingeniería electoral es tan precisa, que es muy calculable qué candidato de qué Partido va a ganar -salvo espectaculares manifestaciones del pueblo político, poco habituales, por cierto. De modo que el segundo gran principio de la Representación (o mandato representativo) del Estado Moderno, la Inmunidad Parlamentaria, también es pervertida por varios frentes: Las Plataformas Electorales, que los Partidos deben registrar y publicar, sujeta el ejercicio del representante, lo que limita la libertad discursiva, que fue, en resumidas cuentas, lo que llevó al Parlamento inglés, hacia 1776, a proclamar para sí mismo, la facultad legislativa, despojando al Rey de ésta.
Ya la revertimos. Y no sólo eso, también incorporamos la Revocación de Mandato. Herramienta medieval para aquellos representantes de los Señores o de la Corona, que se iban de paso, técnicamente, se excedían del Mandato, se les revocaba. Para eso sirve, no para medir la popularidad ni para que el pueblo pueda quitar a un mal gobernante. Es un símbolo del medievo ¿cómo es posible?
Sólo nos falta legislar para gravar a los diputados cuando se excedan del mandato, como sucede con un apoderado en materia civil. Y finalmente, cuando se exceda el mandato, sufran también pena privativa de la libertad. Sólo eso falta para tener nuevamente un Estado que no garantiza la libertad de sus representantes. Por el contrario, se les sujeta. Sólo eso falta para tener técnicamente un régimen medieval exactamente igual que el que enfrentó el revolucionario francés.
Y que consecuentemente, no es capaz de reproducir la Opinión Pública, el fundamento de la Modernidad. Objeto del Régimen Parlamentario o de Representación Política. Eso es el Parlamento por definición: un órgano de la sociedad -no del Estado-, representativo, público y deliberativo, condiciones dotadas para reproducir la Opinión Pública, expresión abstracta de la democracia moderna: tan tán. Inmunidad que los ingleses garantizaron con el freedom from arrest y el freedom from speech.
Sin Estado que garantice inmunidad a los representantes del pueblo y a los ciudadanos en general ¿qué ciudadanía es posible ejercer? Y nuevamente al Secreto de Estado, al Oscurantismo. A los procesos extrajudiciales y extralegales, que ya están a la orden del día.
No observemos el texto constitucional y a nuestros seudorrepresentantes: atendamos nuestra realidad de humanos que alcanzamos la libertad en 1789 y no queremos ver, que nos la están arrebatando.
¿Es que nos acostumbramos ya, a no tener representación? ¿No tenemos consciencia ya, del valor de nuestra “ciudadanía” y el estatus sociopolítico al que estamos ya expuestos? ¿De veras no pensamos eso? ¿Creemos que está lejos de nosotros? ¿Qué nos serán respetados nuestros derechos sin nuestra exigencia?
Pues ya llegó. En estos momentos está tirando las estructuras endémicas y paralizadas de todos los gobiernos, extraordinariamente todos, en manos de agentes a su servicio, que no sólo no tienen una solución, sino que la bloquean ¡Joder! Si nos disfrazan la realidad… hasta que digan los que mandan ¿o qué?
Poco hay qué agregar. El Estado Moderno, hijo de la Revolución Francesa, es tan importante porque por primera vez, la Civilización Humana creó una entidad superior a los Estamentos esclavistas, propiamente inhumanos.
Primero degolló a los que pudo, de tal nobleza imperial (en Francia eran Borbones), luego, derogó el régimen al que pertenecían y CONSTITUYÓ uno, que protegiera al pueblo (no sólo plebeyos), frente a los abusos de los poderosos (no sólo nobles), que ha sido la historia de la humanidad: Lo hemos llamado el triunfo de la democracia. Vale la pena recordar que no es sólo un argumento político ni una palabra, sino dos vocablos que significan el pueblo en el Poder. Se acabó oficialmente.
Hoy, el Régimen de la Modernidad, el Estado Constitucional está desierto, decapitado y ausente. Sólo puede dictar el Estado de Sitio: lockdown. El avestruz que esconde la cabeza.
Quedamos a merced del oligarca que ningún Estado pudo controlar, que desarrolló la cepa ¿Tendrá las vacunas, para el virus? … ¿y para la justicia y la libertad, habrá vacunas?
Debí llamar a este Horizonte de los eventos, el día después, hoy. Muy buenas tardes.