Claudia Rodríguez
Un asunto plenamente doméstico del Estado de México, está preocupando a muchos adultos y levantando dudas y hasta temores. Se trata de la despenalización de la venta de alcohol a los menores de edad, en la entidad que gobierna el priista Eruviel Ávila y que pronto pese a todo, pasará la estafeta al primo de Enrique Peña Nieto, Alfredo Del Mazo.
Ante la lluvia de críticas a este acto, la Consejería Jurídica del Gobierno mexiquense informó que la despenalización no implica que vender alcohol a menores, queden libre de castigo, pues quienes violen tal disposición enfrentarán clausura de sus establecimientos comerciales.
Esa despenalización fue votada y aprobada por el Congreso mexiquense y se advierte –ojo— que es una medida de combate a la corrupción, pues miembros de la industria mexiquense denunciaron que la posibilidad de un proceso penal era usado por funcionarios públicos o supervisores para extorsionar o intimidar a locatarios.
Es decir, la iniciativa se basó en demandas de miembros de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac), a quienes denunciaron que se les exigen “cuotas” a dueños de establecimientos a fin de no fincar procesos penales por supuesta presencia de menores de edad dentro de sus instalaciones.
Este asunto tiene por lo pronto, dos vertientes malévolas.
La primera es advertir de qué tamaño es el negocio de alcohol a menores que locatarios y expendedores se arriesgan a violentar las disposiciones legales y los inspectores junto con otros funcionarios también ven en tal práctica un gran negocio de extorsión.
En segundo término, se trata de embrutecer a nuestros jóvenes a como dé lugar para cegarlos de su realidad y a la vez evitar que reclamen sus derechos y su futuro.
Las conclusiones van en la siguiente ruta: a) continuarán los castigos a quienes vendan alcohol a menores, no con penas de prisión, sí con multas económicas, b) como no se puede ordenar a la autoridad, optan por cambiar el castigo de penal a administrativo, lo que conlleva a que la venta de alcohol a menores sea aún más fácil, y c) los inspectores, supervisores o quien sea la autoridad, buscará la manera de seguir en el negocio de la extorsión y los locatarios calcularán si el pago de la misma extorsión vale la pena en contra de lo que seguirán ganando.
¿Y los estudios de salud y psicológicos para tal medida?
Acta Divina… No significa que se deje sin castigo la venta de alcohol a menores, para nada, se sigue protegiendo su integridad, solo que ahora, la venta de alcohol a menores de edad se sanciona como una falta administrativa, y se erradican los actos de corrupción o intentos de extorsión que aquejaban a los empresarios del sector”, explicó la consejera Luz María Zarza Delgado.
Para advertir… No les importa nada ni la familia, ni los niños, ni los jóvenes, lo importante es el negocio.
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