Por Arturo Sandoval
“Porque cualquiera que esté una pulgada arriba de nosotros es enemigo”. Ricardo Flores Magón.
Esa frase pintada en los muros en varios países en los 60, 70 y a principios de los 80, se repetía con gritos, en mantas en manifestaciones tumultuarias en calles de ciudades, pueblos y frente a embajadas estadounidenses. Incluso, cuando algún presidente de USA visitaba otros países. Principalmente el rechazo verbal iba dirigido a los estadounidenses uniformados con bases militares en esos lugares o a los políticos; difícilmente a turistas gringos y gringas por ser fuente de ingresos para negocios locales y, desde luego, ligarse a una gringa era en esos años, obtener una “mujer trofeo” para presumir con los cuates; si era rubia de ojos azules valía por dos.
En este momento, las nuevas generaciones de mujeres y algunos hombres tendrán deseos de patearme en el suelo con toda razón, por enunciados machistas con dosis de cosificación; también daba prestigio social, y tanto hombres como mujeres podrían etiquetar al seductor de gringas como un conquistador, un galán con las mujeres, etcétera. Hoy, los que somos adultos mayores, nuestros modelos a seguir se encontraron en el cine, la televisión, incluso en novelas literarias o en ensayos de intelectuales. Las cosas cambian, para muchos de nosotros estar acorde con los nuevos tiempos y también cambiar por convicción. Reconocer lo muy equivocadas costumbres del pasado, para mejorar como seres humanos y dar el lugar de igualdad merecido a mujeres y a cualquier persona.
En muchas ciudades del mundo, también está el fenómeno de rechazo al gringo, pero ahora es a cualquier gringo o gringa, sea uniformado, político o ciudadano común. Se convierten en masas humanas tóxicas para pueblos y ciudades; aunque no todos, se apropian de nuestras costumbres, gastronomía, calles, colonias, playas, modismos, etcétera. Producto de la pandemia, miles de nómadas digitales se establecen en ciudades donde todo es más barato que en Estados Unidos. Así, sus sueldos en dólares, los hace rentar casas, departamentos y locales en barrios excelentes por un precio muy inferior a sus lugares de origen, así convierten a esas zonas en impagables para lugareños de origen: la dañina gentrificación.
Del millón y medio de estadounidenses que viven en México, la gran mayoría no tiene documentos, tampoco paga impuestos. Son varios casos donde se ven estadounidenses mujeres y hombres humillar a mexicanos en la calle, en plazas comerciales, en playas donde los corren como si fueran dueños de lugares comunes propiedad del pueblo con libre acceso para cualquiera.
En ciudades europeas se ven muros pintados con frases como: “la puerta está abierta, no la cerramos, pero no eres bienvenido” dirigida a estadounidenses con deseos de radicar ahí. Incluso en países de otros continentes: Emiratos Árabes, Tailandia, Brasil, Sudáfrica, Indonesia, Marruecos, etcétera. Vaya, Canadá se une a este rechazo y en México crece a diario.
Es muy chocante ver vídeos de gringos, gringas y otros extranjeros con títulos: “Vean como se sorprende mi papá al probar tacos del mercado” “Mi familia queda encantada al probar la pancita” “Puerto Escondido es el mejor lugar del mundo dicen mis padres”. Y son cientos de vídeo de halagos a lo nuestro, incluso hasta a nuestros gobernantes como AMLO y Sheinbaum. Neta: ya no somos tierra de conquista.
Ya aprendimos, el complejo de inferioridad se diluye con el tiempo y experiencia de explotación, engaño, de saqueo de estadounidenses a nuestro pueblo. Dejan de ser interesantes mientras no respeten nuestras costumbres, a trabajadores, campesinos, etcétera.
Los mexicanos y mexicanas sabemos de sobra lo bonito de las personas de cada uno de nuestros pueblos; lo mejor de nuestra cultura, costumbres, artesanías, gastronomía, artes; y, todo, todo lo nuestro.
MEDIDAS DE CONTROL
En otros países, deciden poner mecanismos de control de este expansionismo estadunidense, despojo silencioso, progresivo e invasivo a través de requisitos nuevos como visado, pago de impuestos, multas y penas de cárcel por racismo y actos discriminatorios. También se les pide comprobación de ingresos y soporte financiero para ver si tienen el nivel para vivir en determinado lugar, antecedentes penales. Esto último se controla y revisa periódicamente por si los precios de la vida aumentan y ellos pierden el rango para seguir viviendo en el país. En este combo de requisitos entran los jubilados estadunidenses que radican en otros países y sus pensiones llegan a salir de ese rango. Así se les pide y da un plazo para abandonar el país, aunque lleven décadas de radicar.
Hace unos años, en un país asiático donde los extranjeros sacaban ventaja de los bajos precios de productos y servicios, se impuso un método con excelentes resultados para no ser agresivo: Descuentos de 15% a 20 % en todos los negocios a ciudadanos con identificación para comprobar su nacionalidad lugareña; algo parecido podría experimentarse aquí con sólo presentar el INE. Claro, los precios tenían ese sobre precio para los extranjeros.
Varios países han impuesto recientemente la obligación a visitantes estadounidenses la visa, en reciprocidad a la exigencia de Estados Unidos por exigir visa para la entrada a su país a estas naciones que antes no pedían visa. La visa puede ser uno de los requisitos para los estadounidenses que lleguen a México y demuestren solvencia económica muy desahogada para el tiempo de estancia. Si trabajan aquí de forma nómada-digital para empresas extranjeras, deben pagar impuestos y darse de alta en Hacienda. Respetar el reglamento de migración : (https://consulmex.sre.gob.mx/washington/index.php/servicios-para-extranjeros-visas?id=156)
Recordarles con información en agencias de viajes, aviones, hoteles, etcétera: respetar las costumbres de los mexicanos, no ser groseros ni racistas ni déspotas. Enfatizar que las playas son propiedad del pueblo con acceso libre a todas las personas. Ni un centímetro de playa es propiedad privada. Tratar con respeto al personal de servicio en negocios, hoteles, restaurantes y en lugares públicos.
No está de más enfatizar lo dicho por Benito Juárez “el respeto al derecho ajeno, es la paz” porque la gente, en estos momentos se ha manifestado de forma pacífica frente a las casas de estadounidenses invasores y humilladores. Esto puede cambiar y convertirse en desgracia con posibles daños en ambos lados. Sería cosa de tiempo para un estallido de esta olla de presión de carácter social.
Nada más chequen estos vídeos:
El impacto que tiene en los mexicanos que estadounidenses migren a Ciudad de México
(https://www.youtube.com/watch?v=1QeAZ0IC_C4)
Venden playas a estadounidenses en Los Cabos y las privatizan
(https://x.com/i/status/1918995191404319096)
Gringa impide el paso a playa
Gringo dice que es dueño de la playa
(https://www.youtube.com/shorts/CEWs8Ysz_GQ)
Francés golpea salvajemente a científico mexicano
GRINGOS DEFRAUDAN EN CAN CÚN
(https://www.youtube.com/watch?v=uftPUuMfEjQ&t=38s)
Estadounidenses EXPULSAN A MEXICANOS de playas en Nayarit, Colima, Oaxaca (https://www.youtube.com/watch?v=ByWWaRox8EU)
NOTA: que nadie quiera venir “a enseñarle hacer chiles a Clemente”.
NOTA 2: si viajas en Metro, Metro bus o cualquier transporte público y sientes un piquete, grita de inmediato “me pincharon, auxilio, me pincharon”. Así los que intenten hacerte daño huirán y gente o policías te ayudaran.