Por José Alberto Sánchez Nava
“Cuando los pueblos son guiados por el miedo y alimentados con mentiras, las guerras no solo se vuelven inevitables, sino necesarias para los tiranos.”
- Fuego cruzado: entre ideologías y armas de destrucción masiva
El conflicto entre Israel e Irán ha dejado de ser una disputa religiosa o territorial. Es, hoy, un pulso global sostenido por la amenaza latente de armas de destrucción masiva. Irán, acusado de enriquecer uranio con fines militares, e Israel, potencia nuclear no declarada, representan no solo polos políticos opuestos, sino un riesgo real de que una guerra regional detone una catástrofe global. Las advertencias cruzadas sobre capacidades nucleares, los ataques con drones, las alianzas tensas y los intereses energéticos de las grandes potencias convierten este enfrentamiento en una bomba de tiempo.
El mundo permanece al borde: de una guerra internacional de consecuencias impredecibles, al borde de un colapso diplomático en Medio Oriente, al borde de una carrera armamentista que podría reconfigurar la seguridad global, y al borde —más preocupante aún— de un colapso moral, donde la verdad, la legalidad internacional y el valor de la vida humana se ven arrasados por los cálculos geopolíticos. En medio de la certeza de que hay arsenal nuclear disponible, la confusión sobre las verdaderas intenciones y la especulación como narrativa dominante, el riesgo no es remoto: es inminente.
- Trump: el oportunismo detrás del caos
Donald Trump no solo rompió el acuerdo nuclear con Irán: dinamitó una ruta de estabilidad que había costado años construir. Su objetivo no fue proteger a Israel ni fortalecer la seguridad internacional, sino usar el conflicto como caja de resonancia política interna. Al agitar el miedo al “enemigo islámico” y reafirmar su alianza con los sectores más extremos de la derecha estadounidense e israelí, convirtió la diplomacia en espectáculo y el conflicto en una herramienta electoral.
- El extremismo islamista: un hijo de la desesperanza
El extremismo que se gesta en ciertos sectores del mundo islámico no surge del Corán, sino del abandono, la ocupación y la manipulación. Grupos como Hezbollah o Hamas se nutren del sufrimiento de pueblos golpeados, instrumentalizando la fe para justificar la violencia. La combinación de teocracia y nacionalismo ha creado estructuras de poder donde el martirio es glorificado y la vida humana, sacrificable. Un fenómeno peligrosamente útil para gobiernos que necesitan enemigos eternos.
- La manipulación: el verdadero poder nuclear
Más peligrosa que cualquier arma nuclear es la manipulación sistemática de las masas. Gobiernos que moldean la realidad a su antojo, que fabrican enemigos para justificar el control interno, que deforman la historia y secuestran la verdad, están armando ideológicamente a sus pueblos. No es la bomba, es la mentira la que detona guerras. Y en este aspecto, ni democracias ni dictaduras están exentas. Desde las mezquitas hasta los palacios presidenciales, se libra una guerra invisible por las mentes.
- México: neutralidad o cobardía diplomática
La política exterior mexicana se ha refugiado en una neutralidad que a veces raya en la complicidad. Callar ante regímenes que violan derechos humanos, justificar a dictadores bajo la bandera de la autodeterminación, o evitar condenas “por respeto a la soberanía”, convierte al Estado mexicano en espectador mudo del horror. En lugar de asumir una postura ética frente a conflictos globales, México ha optado por el silencio estratégico, cómodo pero moralmente insostenible.
- Cultura como trinchera: la guerra en casa
La manipulación ideológica también se cultiva internamente. La exaltación de figuras redentoras, la glorificación de la pobreza, la descalificación del pensamiento crítico y la reescritura de la historia oficial son formas sutiles de dominación. En México, la cultura popular, los medios y hasta el sistema educativo están siendo utilizados para moldear una visión única del país, donde la crítica es traición y la obediencia, virtud. Es un campo de batalla sin bombas, pero con profundas consecuencias.
- Verdad y futuro: el precio de la manipulación
Toda manipulación es temporal. La historia lo demuestra: la verdad emerge, la injusticia se documenta y la maldad queda expuesta. Los líderes que construyen su poder sobre mentiras están destinados a la caída, pero su legado puede dejar cicatrices irreparables en las sociedades. Hoy, el mundo debe decidir si sigue siendo rehén de la desinformación o se arma de pensamiento crítico, transparencia y principios. Porque, cuando el engaño es masivo, la guerra no es entre naciones: es entre la conciencia y el control.
Conclusión final
El conflicto Israel-Irán, como tantos otros, no puede entenderse solo en términos militares. Es el síntoma de un mundo donde la verdad se distorsiona, el miedo se instrumentaliza y los pueblos son sacrificados en altares ideológicos. La amenaza nuclear es real, pero aún más letal es la sumisión de las conciencias. La única defensa viable es la lucidez colectiva. Porque cuando la humanidad deja de pensar, la guerra ya ha comenzado.