LOS TRAPOS AL SOL
Por Magdalena García de León
Los niveles de algunos candidatos a los diferentes cargos de elección popular son francamente ridículos.
Ante la falta de carisma, simpatía personal, capacidad para conectar con la gente recurren la escándalo o al escarnio de otros candidatos o de funcionarios públicos.
Presumen logros que no los llevarán a ganar en las urnas, ante la incapacidad de hacer propuestas y a criticar cosas que son el resultado de políticas del partido que los postula.
Es terriblemente patético ver a José Antonio Meade diciendo que basta de criticar a los contrincantes y la hacerlo volverlos a golpear, como si nosotros fuéramos idiotas y no nos diéramos cuenta de lo que está haciendo. El cuál destaca su gran preparación académica, la que es innegable, pero que no lo convierte en un buen gobernante y su experiencia como funcionario público más lo hace un cómplice del régimen del que tibiamente pretende desmarcarse.
El muy antipático Mikel Arriola criticando algunas de las carencias de la Ciudad de México que como dice Sor Juana sin ver que “son la ocasión de lo mismo que culpáis” porque el que algunas obras no hayan podido realizar en la capital es resultado de la política del régimen priista de limitar recursos a aquellos gobernantes de otros partidos y dar a manos llenas a los afines, como es el caso del Estado de México, por poner solo un botón de muestra. Pero podemos agregar otro botón, muy similar, Claudia Sheinbaum, quien critica cosas que ella misma hizo, como secretaria de medio ambiente, los segundos pisos, las fotomultas, con la misma empresa que Mancera, defiende mentiras o, para ser mas precisos, inexactitudes como la supuesta reducción de la delincuencia cuando AMLO fue Jefe de Gobierno
Pero no solo los únicos que podrían ganar un premio, ya sea por antipáticos o por incongruentes.
El eterno candidato AMLO. Ha aprendido a moderar las explosiones de su carácter, pero eso no quiere decir que haya cambiado, solo que está actuando para darle a la gene lo que quiere oír.
En este caso en particular no entiendo como la gente es capaz de perdonarle cualquier cosa, sus terribles contradicciones entre lo que dice y lo que hace, el que diga que es el ser el anticorrupción y que se alié con connotados corruptos, que se sienta un perdonavidas y se lo toleren, que se declare anti-institucional y amenace con que si no lo reconocen las instituciones va a arder el país.
Que sus absurdas propuestas se acepten sin cuestionamientos y que cuando se le cuestionan entonces pretende suavizarlas.
¿A nadie le molesta que le diga a cada grupo lo que este quiere oír?
Ricardo Anaya tiene fama de traidor, pero los priistas lo atacan por supuesto lavado de dinero y para ello involucran a instituciones, como la PGR, que debiera estar por encima de estos intereses. la Procuraduría ya debiera haberse defendido a sí misma y aclarado las cosas, para no verse embarrada de las porquerías de las campañas.
Pero lo que no tiene nombre es que el INEpto, para variar, permita que se hayan dado múltiples casos de corrupción en la recopilación de firmas de los candidatos presuntamente independientes y no los sancione de manera ejemplar. Son lamentables los casos de los supuestos independientes, juntando firmas con credenciales falsificadas y de esto no se salva ninguno, ni Margarita.
Cuando se hablaba de caballadas flacas, allá por los años 80 no se soñaba con tener algo tan terriblemente malo como lo que se nos presenta ahora.
Ahora que ya terminan los eufemísticos tiempos de precampañas, intercampañas y demás zarandajas, como diría mi padre, y empiezan las campañas reales me pregunto si ya vamos a ver a los verdaderos candidatos, con propuestas o ¿vamos a seguir sufriendo a los Ochoas, Nuños, Polenvskys, etc., etc. con sus rollos aprendidos, aburridos, como de merolicos y que nada aportan? O como Lozano, el pitbull de la política, quien va de un partido a otro y de regreso, pero que cuando agarra una presa no la suelta y para eso lo utilizan.