Jorge Miguel Ramírez Pérez
No hay plazo que no se cumpla y quedan muy pocos días, un poco mas de un mes para que se conozca como va a actuar el gobierno que viene, en asuntos espinosos como los de Chihuahua; porque se comprometió López Obrador con Javier Corral, gobernador de esa entidad de que vana extraditar a César Duarte.
Y esta tendencia de mostrar interés en asuntos de justicia que marcan pauta, hacen que los que tienen la esperanza de que el próximo gobierno actúe contra la impunidad cobren ánimo y redoblen esfuerzos por combatir ese flagelo.
Pero ante estos signos positivos para los ciudadanos, el equipo de Los Pinos en materia jurídica se mueve y ya le buscó la forma para impedir que la justicia siga en el caso de los señalados como cómplices de Alejandro Gutiérrez, quien cobro fama como el operador de desvío de recursos federales hacia la campaña del PRI.
Se argumenta por parte de los empleados cercanos al presidente Peña, en contra de un artículo puesto en la Constitución en el 2014 en el que se dotan facultades a los poderes estatales para proceder en contra de funcionarios federales.
Por supuesto que los defensores de las impudicias señalan que hay otros artículos que no permiten a los estatales actuar contra federales, porque lo interpretan como un acto de sometimiento a esferas distintas y no como un acto de suyo delictuoso, independientemente de que se haya hecho por medio de la capa protectora federal o estatal.
La intervención de abogados con recursos prácticamente sin límite como son esos profesionales con cercanía al mandatario actual, revela que el pescado es muy grande. Lo que se comió esa banda que se quiere proteger tiene aristas filosas que pueden dañar a varios personajes de arriba y que el asunto del magnate Alejandro Gutiérrez cercano a Manlio Beltrones, no es un asunto cerrado como se ha querido hacer ver, de serlo no se recurriría a estos extremos. Porque hay que ser y parecer .
Peña Nieto tendrá sus razones y el poder para llevar a cabo, incluso desesperadamente y a punto de entregar, lo que le proponen; pero el desgaste de su persona ha desfigurado a la imagen del Presidente de la República, como nunca antes. Ha abaratado en asuntos mal originados y peor manejados por abusadores consuetudinarios del poder, una institución de mando.
Lo que venga debe desandar ese camino de malas decisiones plagadas de intereses imposibles de defender.