Victor Roccas.
“Las mafias son por tanto el desarrollo lógico ante el vacío de poder constitucional, una administración responsable y la pasividad del pueblo implantada por la ignorancia, el miedo, la esperanza y la fe.”
-Victor Roccas
Entre las muchas herencias que el mundo occidental ha recibido de antiguas culturas una de las más aludidas es sin duda la democracia, esa supuesta “maravilla” de sistema de administración social que tantos dolores de cabeza nos sigue causando pues en sí mismo el sistema no es tan malo pero definitivamente no es lo que nos han dicho y menos lo que muchos creen que es, pues el gran problema de la democracia es el factor humano que termina por pudrirse tanto que algunos imbéciles degenerados argumentan que la solución para evitar la descomposición de la democracia es ¡El mercado! ¡Puta madre!
Pero existe otro legado no tan edificante y sin duda menos “virtuoso”, un sistema que al igual que la democracia implicaba una estrategia de administración social mucho más espartana, cruda, la cual por supuesto carece del supuesto valor de la democracia (que al menos en teoría dispensa calidad de infalible e incuestionable debido a la voluntad de los ciudadanos), ese otro sistema fue el imperialismo.
En la antigua Roma, el Imperio Romano fue sin duda el artífice, base y antecedente de lo que hoy conocemos como Mafia, Cosa Nostra, en aquellos remotos pero gloriosos tiempos del dominio romano, y de una historia sin duda determinante para nosotros, era utilizada una organización de gobierno a base de fuerza, crimen, imposición, manipulación y violencia, definitivamente tanta violencia como la que hoy seguimos cobijando en esta ahora tan cacareada y civilizada democracia, que además se situaba como una necesidad imperiosa para controlar no solo a la población sino también a las clases acomodadas siempre ávidas de mayores privilegios y codicia de poder al abrigo del Cesar.
El dominio imperial romano sobre su población o súbditos evidentemente fue muy violento, costumbres que hoy nos horrorizan hipócritamente como la esclavitud, la tortura, la trata de personas, la pederastia, la segregación clasista, las castas, el libertinaje, las guerras e invasiones, la depuración racial, la erradicación de culturas enteras, la segregación racial en todas sus ramificaciones, la militarización, etc, eran no sólo promovidas y practicadas abiertamente por los dictadores, magistrados, senadores, etc, que ejercían control totalitario, despótico, mediante la potestad de la violencia.
Desde luego el sistema imperial romano funcionó muy a pesar de la consecuente corrupción, depravación y ambición de poder acumulada en un solo hombre y cúpula del gobierno imperial. Hoy día se reconoce que la grandeza de Roma era equivalente a la violencia con la cual mantenían orden sobre sus gobernados, fue tal vez el pináculo del feudalismo tiránico a gran escala.
Actualmente encontramos que la Mafia es una organización estructurada que replica aquel sistema imperial romano, igualmente en un descarnado sentido de justicia y retribución que excusa la violencia ejercida por un grupo dominante aprovechando la existencia de un gobierno corrupto e ineficaz.
El surgimiento a mediados del siglo XVIII de la nombrada Mafia o mafiosos implicaba siempre la ley del más fuerte y de los grupos familiares organizados para contrarrestar los privilegios de gobiernos feudales y monárquicos edificados sobre la soberanía hereditaria y el mandato de Dios. La Mafia era la respuesta obligada al hartazgo social, y el sur de Italia fue el crisol en donde inició este ejercicio necesario pero ventajoso de rebelión ante el deplorable poder de malos gobernantes.
La Mafia pues existe bajo el dominio y usufructo de la violencia, y el lector ya habrá primeramente leído mi disertación sobre la violencia en un escrito anterior, pero retomo, la Mafia ha estado presente desde entonces en prácticamente todo el orbe y curiosamente fueron los Estados Unidos de Norteamérica el país de la justicia y la libertad en donde un caso emblemático de contubernio crimen organizado-estado sucedió entre el gobierno más “democrático” del mundo y una de las Mafias más reconocida y polular que jamás haya existido hasta entonces; la Mafia estadounidense que a finales de la década de 1910 había adquirido notoriedad y dominio sin rivalidad sobre la sociedad estadounidense entre las décadas de los 20´s y 40´s, la Ley Seca o prohibición del alcohol de 1920 aumentó su poder como la espuma al cobijo de gobiernos totalmente corruptos y corruptibles, el mercado negro y la ilegalidad, la década siguiente se recordará como la década de la recesión mundial iniciada por la Gran Depresión de 1929, que benefició aún más a la Mafia estadounidense pero les obligó a buscar el mismo refugió de la clase pudiente y rica que experimentaba parte de su privilegiado y merecido libertinaje en Canadá pero sobre todo en la Isla de Cuba, el paraíso de la libertad para la corrupción, la depravación, lejos del escrutinio mediático y leyes estadounidenses, en la Isla de Cuba la Mafia estadounidense adquirió nuevas dimensiones de poder y explotación jamás antes alcanzadas ni por españoles, ni por franceses ni por ingleses.
Entre 1933 y 1938 Franklin Delano Roosevelt implementó por primera vez un programa de corte puramente socialista de bienestar a la población llamado el “New Deal”, por tal razón grandes capitales y multimillonarios huyeron a Cuba junto con la Mafia y el crimen, entre tanto USA rescataba a la población empobrecida de los estragos de la gran depresión, quienes la habían provocado y quienes habían obtenido millones de dólares de ganancias, empresarios, banqueros, industriales y por supuesto la Mafia estadounidense evadieron las nuevas normas económicas, se llevaron con ellos sus fortunas, la corrupción, la violencia, y el poder para continuar explotando a Cuba.
Lucky Luciano fue en aquel entonces uno de los jefes de la Mafia mas importantes y también uno de los más despiadados asesinos de la época, era el primer jefe de la Mafia que promovía las beneficiosas asociaciones con otras Mafias como la Judía, la Irlandesa o la Mafia Calabresa implementando una especia de globalización Mafiosa que fundamentó sus increíbles ganancias y total liderazgo, el dominio de Luciano fue tal que obtuvo una condena por crímenes atroces bastante benigna y cómoda en prisión que mejoró, de ser esto posible, cuando USA participó en la Segunda Guerra Mundial y permitió que el mafioso negociara en 1942 su ayuda a la Marina de los USA prestando su organización criminal cual ojos y oídos en suelo americano e influencia criminal en la Mafia Sicilia y Mafia Napolitana creando una insurgencia mercenaria Italiana al servicio de los Aliados, acuerdo que le significó a Luciano librar el encarcelamiento, obtener el perdón y ser “deportado” a Nápoles, Italia, eventualmente emigró a Cuba donde estableció nuevamente un imperio de operaciones criminales a resguardo del gobierno de Fulgencio Batista, los grandes capitales estadounidenses y la anuencia silenciosa del gobierno de USA, otro flaco favor estadounidense al pueblo de Cuba.
Irónicamente, o coincidentemente, una medida de corte puramente socialista como el “New Deal de 1933-1939” primero y las conflagraciones más violentas de la historia, “La Primera Guerra Mundial 1914-1918” y “La Segunda Guerra Mundial 1939-1945” después, salvaron al “American Way of Life” de su propia debacle a causa del capitalismo, el libre mercado y la falta total de control del estado que resultó en “La gran depresión de 1929-1934”, pero destruyeron con ello una vez más a la sociedad cubana que años después seria estigmatizada como violenta, violatoria y condenada por intentar mediante “La Revolución Cubana de 1959” salvarse de las mismas perversiones de aquel capitalismo salvaje importado por USA. Nuevamente los grandes capitales, multimillonarios estadounidenses, potentados y castas privilegiadas de cubanos, industriales, mafiosos y crimen acompañados de todos los políticos del régimen de Batista huyeron de Cuba inmediatamente, retornando al cálido cobijo de los USA u otros países que les resguardaron como pobres exiliados inocentes de un régimen comunista…
Todo lo anterior quedó registrado en los entre-telones de la historia norteamericana y reconocida vagamente con pinceladas magistrales en la maravillosa novela de Mario Puzo “El Padrino” quien a manera de homenaje cultural a los discriminados migrantes italo-americanos les dignificó y agradeció en forma un tanto retorcida con la existencia, pujanza y servicio de la Mafia a los Estados Unidos de Norteamérica y sobre todo al esfuerzo aliado que tanto escozor les sigue causando aceptar a los hipócritas gringos y europeos quienes igualmente califican a la Mafia no como buena o mala sino como conveniente o no, un mal necesario.
Desde luego haya sido la Mafia estadounidense, la Mafia siciliana o la Napolitana, la Mafia era y es una organización criminal que utiliza la violencia, los vacíos de poder del estado y la ambición de gobernantes para establecer su dominio que siempre termina siendo criminal y corruptor, al igual que los estados “democráticos” en muchos países actuales como el nuestro.
Curiosamente lo que hoy con tanta ligereza se define como Mafia es repito la respuesta organizada de grupos de poder, la ley del más fuerte, el más capaz y con violencia de toda clase, desde la mentira hasta el genocidio, como estandartes de acción oportunista ante la inexistencia de un estado de equidad y justicia.
Las mafias son por tanto el desarrollo lógico ante el vacío de poder constitucional, una administración responsable y la pasividad del pueblo implantada por la ignorancia, el miedo, la esperanza y la fe.
Escuchar al Peje hablar de calidades de Mafias intentando diferenciar entre las Mafias buenas y las Mafias malas es ya en sí mismo un despropósito y desvergüenza monumentales sólo dignas de cada mierda de presidente que ha desfilado impunemente en este pinche país durante décadas coludidos con una u otra Mafia y definitivamente algo más de las toneladas de pendejadas que mejor hubiera evitado declarar.
Pero además anunciar públicamente semejante soliloquio a cuenta del deplorable y sin duda miserable acto insultante a su hijo menor no ha resultado para AMLO una justificación por la cual parezca salió airoso.
Insisto, y en ello me solidarizo con el Peje como padre, no se debe permitir insultar a los hijos menores de edad de quien sea por más daño hayan o estén causando sus padres, es definitivamente una acción de la más baja ralea pero también es una acción frecuentemente usada no sólo hoy sino regularmente en el fragor de cada época electoral, es una infame costumbre proselitista que ahora ya es permanente. Sólo nos queda intentar comprender que sean priistas, panistas, perredistas, petistas, morenistas, etc, todos son fanáticos, son militancia de la partidocracia y rehenes de hijos de la chingada politiquillos que jamás han demostrado otra cosa que la cara más oscura, siniestra y prostituida del ser humano y que son ¡Todos ellos, una pinche Mafia parasitaria!
Sin embargo, como supuesto administrador ejecutivo, el Peje debería recordar por un momento que existen cientos de miles de padres y madres indignados, iracundos y devastados por la desaparición de muchos cientos de miles de hijos (mujeres y hombres) que han sido algunos hallados tristemente asesinados, mutilados, en fosas, al costado de carreteras, encajuelados o en bolsas negras, en algún descampado en la frontera norte o sur o en fosas, otros más aún vivos sufriendo la gravedad y suplicio de enfermedades mal atendidas o sin tratamiento médico pues todavía no somos ni Finlandia ni Dinamarca, ni al menos Cuba, otros tantos millones secuestrados por esa Mafia así sea mala como la Mafia del Narco o buena como la Mafia mercantil que obliga condiciones laborales de explotación o impone normas sociales de privilegios bajo el manto del mérito, la competitividad, el deber y el haber, y que son el caldo de cultivo donde esas Mafias finalmente crecen desproporcionadamente, se desarrollan y como enfermedades sin tratamiento, se des-controlan causando daños irreparables en el tejido social usurpando la voluntad ciudadana, el sentido de la humanidad y la consciencia social disfrazados de gente exitosa, laboriosa y sacrificada como la Mafia partidocrática o la Mafia exhibicionista y pudiente de los llamados insufribles “Lords & Ladys”, “whitexicans”, “juniors”, “influencers” o “progres” (¡Qué mal rayo les parta!), todo ante la mirada picaresca y la sonrisa socarrona del presidente de los pobres o bajo la tez enfurecida, encolerizada de un padre de familia que protege con toda razón a su hijo.
-V.Roccas.