Texto dedicado a mis profesores Juan José Torres Bata y Alejandro Hernández, así como a la directora de la EPCSG, Analletzin Díaz Alcalá. También a Francisco Rodríguez, galardonado por el club Primera Plana, por sus 50 años de trayectoria.
Por Gonzalo García Ramírez
El repaso de lo sucedido con el intento de desafuero contra a Andrés Manuel López Obrador en 2005, así como el ver dónde están hoy los principales protagonistas de los llamados video escándalos que afectaron su paso por el GDF, y la presencia sistémica en espacios de medios de comunicación de los adversarios obradoristas, no hace más que anunciar que grupos oligarcas harán todo lo posible por querer recuperar privilegios, contratos y ganancias. Sin embargo, haciendo un corte de caja un mes antes de que comience el último trimestre del año, dichos grupos de poder difícilmente lo lograrán, ya que no podrán vencer a la principal base estructural que sostiene al presidente de la república: su gran aceptación en amplios sectores del pueblo de México. En los 14 meses que le quedan de mandato, su capital político seguirá fuerte e imbatible, justo el necesario para medirse en las urnas y resultar victorioso.
Y en el remoto caso de que el Movimiento Ciudadano de Dante Delgado le haga juego al Frente Amplio por México y decida sumarse a priistas, panistas y perredistas, justo en diciembre, fecha límite en que el mismo líder nacional de ese partido tiene comprometido un destape, todo parece anunciar que –al menos– Morena refrendará su triunfo electoral en la capital del país, que junto al Estado de México, ganado por la maestra Delfina Gómez, ambas entidades darán al partido del presidente una fuerza social insuperable en votos, aún y cuando el bloque emecista de Enrique Alfaro lograra repetir en la gubernatura, en uno de los más fuertes bastiones electorales en México: el estado de Jalisco.
A la 4T se le podrán achacar muchas fallas desde que AMLO llegó a la Presidencia. Sin duda alguna. Pero en la siguiente justa electoral, las mayorías le darán el beneficio de la duda a la actual administración para que alguna de las corcholatas afines del presidente López Obrador den continuidad a lo hasta ahora logrado.
El no claudicar ni suspender la entrega de ayuda, mediante los programas sociales, para millones de hombres y mujeres, será el mayor sostén, a la hora de hacer campaña en el territorio nacional, para quien sea electo o electa como “coordinador de los comités de defensa de la Cuarta Transformación”. A los electores que decidan acudir a votar en el siguiente mes de julio, les será más fácil adherirse a su experiencia inmediata anterior; es decir, a la 4T, en lugar de apostar por vicios del pasado, esos que insistentemente Vicente Fox prometió erradicar de la vida social y política de México y no lo hizo.
A la siguiente ecuación del ajedrez político de esta sucesión presidencial adelantada, al menos hasta hoy, sólo podría modificarla un factor: que aún al cuarto para las doce, tanto al imbatible alcalde Luis Donaldo Colosio Riojas o el gobernador Samuel García decidan separarse de sus cargos para ir por la nominación presidencial. De ser el caso –aún y con su arrastre reconocido por propios y extraños, tanto del flamante alcalde como del aguerrido gobernador emecista–, y aunque sea con poco margen, Morena saldrá victorioso porque los ojos del mundo jugarán también un papel determinante en 2024. En principio, el voto de los connacionales está casi asegurado, ya sea por la figura obradorista y lo todo lo que ello representa; ya sea por la exitosa labor realizada por el ex canciller Marcelo Ebrard; ya sea porque a estas alturas –los mexicanos y mexicanas que todos los días mandan dólares– saben que Adán Augusto López representa la mejor continuidad del proyecto o porque ven con buenos ojos que una fiel colaboradora de López Obrador, como es el caso de la doctora Claudia Sheinbaum, llegue a Palacio Nacional.
Y si a la anterior proyección electoral le faltara algunos ingredientes, éstos los representan el peso especifico que tienen, hoy en día, en el tablero internacional países como Estados Unidos, Rusia, Venezuela, Colombia y Cuba. (A muchos internacionalistas, les queda claro que es aún impredecible lo que se pueda suceder con China, apenas comenzado un nuevo año). Entonces, no se debe de perder de vista la soterrada y firme convicción de Donald Trump por volver a competir electoralmente y ganar. La fuerza y firmeza con la que compareció ante una corte de Washington, no deja ver más que el animal político en que se ha convertido Trump, uno al que en su hechura no moverá otra cosa más que llegar a ser nuevamente candidato presidencial; pero no cualquiera, sino uno que sólo ve un punto fijo (muy similar al que ve Ebrard en cada entrevista que ofrece) y no es otro que el ganar, ganar y llegar. Tampoco hay que perder de vista la simpatía de Trump hacia AMLO, un presidente y líder social respaldado por sus grandes ideales que sí supo hablarle de tú a tú al magnate neoyorquino.
Al ver cómo se han movido y se seguirán moviendo regímenes como el venezolano, no cabe duda que a su presidente chavista le será para bien fortalecer lazos con un país como México, justo en el momento en que la posición estratégica de nuestro país seguirá siendo una carta de presentación muy agradable para Nicolás Maduro. Del mismo modo, el estar ubicado al lado de la principal potencia del mundo occidental, seguirá siendo un manjar que no despreciará el naciente y maltrecho régimen del colombiano Gustavo Petro. Respecto de Cuba, el pueblo y gobierno de Miguel Díaz-Canel tienen muy claro que prácticamente nunca ambas naciones habían estado tan cerca, ideológica y socialmente. Con todos esos factores a favor del presidente López Obrador, al menos durante el año que entra, no se vislumbra una somera derrota en los comicios.
Por cierto, el que hace poco hayan proliferado las declaraciones del subsecretario de Salud Hugo López Gatell, respecto al tema del Covid y la pandemia, permite unir a este análisis lo que se refiere a la salud del presidente López Obrador. Sólo resta agregar que los grandes transformadores del mundo han existido a cuentas gotas. El amor por un pueblo sometido durante décadas a intereses oligarcas, podrá más que cientos de ofrendas para la compra de conciencias, en dinero o en especie. Se comprobará, una vez más, que la base social de AMLO es ya inamovible. Los mexicanos y las mexicanas, de ésta y anteriores generaciones, verán en ello un valor incuantificable. El amor por el prójimo y la incuestionable inclusión de este gobierno a diversos credos y preferencias sexuales le darán fuerzas al Presidente para seguir al frente de la nación. Y regresando al tema de su salud, es de todos sabido que a diario es monitoreado por varios doctores. Verlo a diario en las mañaneras, con corte al 4 de agosto, a los ojos de todos aparece un mandatario que goza de cabal salud, que madruga y se cuida. A los ojos de todos, vemos a un presidente que no fuma ni bebe (tal y como hacen muchos otros grandes líderes mundiales) y se cuida con sus respectivas recetas médicas y lo cuidan casi un ejército de médicos y especialistas.
Al presidente López Obrador le critican la facilidad con la que a veces hace de temas serios un momento de solaz esparcimiento. Lo señalan con el dedo flamígero cada que no va de copiloto en su Jetta blanco y que lo vean en camionetas unidas en una caravana presidencial. Le han cuestionado su casi infatigable tesón con el que durante casi 5 años haya establecido un programa de televisión en donde se difunden sus conferencias matutinas. El grueso de su gabinete ha sido señalado por falta de rendimiento y por retrasar entregar mejores resultados a los hasta hoy conocidos. El gobierno obradorista ha ido dejado de 2018 al 2023, y aún deja, una tarea titánica: todo lo referente a atender las crecientes muestras de inseguridad en todo lo ancho y largo del país. No obstante todo ello, lo suyo ha sido cimentar las bases de su transformación anunciada. Lo suyo ha sido marcar las directrices de por dónde se podía ir empujando su anhelada cuarta transformación en el modelo de servir a la gente desde un puesto gubernamental. No le da la vida para más. Y regresando al tema de su salud, deberá cumplir con ese reiterado ofrecimiento: retirarse para dar paso al siguiente líder (hombre o mujer) que conoceremos el 6 de septiembre (ya a la vuelta de la esquina).
La sacudida que el gobierno de López Obrador dio a órganos electorales también será parte de su legado. El que a los ojos de todos se haya ido conociendo el proceso para elegir a nueva presidenta del INE, en la persona de Guadalupe Taddei, quedará en los archivos de la historia nacional como un ejemplo de transparencia y rectitud no antes visto en sexenio pasados. Es verdad, además, que muchos le señalarán a AMLO su fijación por menguar la figura de magistrados y ministros que imparten justicia. Se le pasó la mano, dirán grandes analistas cuando repasen que dirigió sus ataques verbales, más arriba de lo sanamente permitido, contra la figura que representa a otro de los poderes de la Unión, el Poder Judicial, hoy en la persona de Norma Lucia Piña Hernández, como presidenta de la Suprema Corte.
También debe mencionarse otro descuido en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Todas las veces en que pareció que no llamó al orden y a la compostura a varios gobernadores y gobernadoras emanadas de las filas de Morena. Es de todos conocida la frivolidad y la ligereza con la que se han conducido algunos mandatarios (sin mencionar nombres para no herir susceptibilidades). Y a los ojos de todos, hoy sabemos que algo muy parecido ha sucedido con alcaldes, diputados y senadores, (también de ese partido) mismos que fueron elegidos en las urnas en los últimos cinco años de la vida nacional.
Ahora bien. Ya en diversas ocasiones se ha mencionado que, antes y después de la siguiente jornada electoral, el clima político subirá de tono. Se han hecho escenarios que incluyen posibles magnicidios y eso que apenas, también en septiembre próximo, comenzará oficialmente el proceso electoral que deberá organizar y vigilar el INE. Hagamos oración para el buen devenir de los siguientes acontecimientos. Por un momento, pensemos que será una contienda pacifica, regida por la actual ley electoral, resultado al que deberán ser sometidas todas las corrientes ideológicas afines a Morena. Pongamos en la mesa la firme convicción de que ningún mexicano y mexicana desea un baño de sangre o al menos vivir en la zozobra entre pleitos de altas dimensiones. Para la implementación de la agenda 2024-2030, nadie debe apostar por la disputa violenta en un proceso electoral o por la imposición de candidaturas al estilo mercenario. Todos vayamos poniendo nuestro granito de arena para una normal cita en las urnas. Será una enorme cantidad de cargos a disputarse. Deberá votarse por nuevos diputados y senadores, en medio de la renovación de nueve gubernaturas.
En un abrir y cerrar de ojos emergió la fuerza de una candidatura como la que pretende encabezar Xóchitl Gálvez. Ya nadie duda de eso. Sin embargo, en el equipo de la todavía senadora deben seguir guardando bajo la manga algunas de las declaraciones que hizo la hidalguense al momento de ir posicionando su lanzamiento mediático nacional. Una de ellas versaba sobre la idea de que si no es elegida en el Frente como abanderada presidencial, deberán PRI, PAN y PRD dejarle ser, de menos, candidata a la jefatura de Gobierno de la CDMX. Al César lo que es del César.
Por cierto, a estas alturas (un mes antes del mes patrio) comienza a ganar más espacios en medios de comunicación el conocer la intachable trayectoria de los fieles obradoristas. Por ejemplo, ¿Cuántas personas sabían que Rosa Icela Rodríguez ha sido como un paño de lagrimas para López Obrador (sobre todo en los años en que fue jefe de Gobierno) y que debido a ello dijo no interesarle ser candidata para la jefatura de Gobierno? ¿Cuántas personas hoy saben que Marcelo Ebrard lleva casi 45 años en el servicio público? ¿Cuántos hombres y mujeres saben que René Bejarano aceptó ir a convencer a AMLO para que compitiera por el gobierno en el DF para el año 2000? ¿Cuántas personas saben que el mismo Porfirio Muñoz Ledo reconoció que los “éxodos por la democracia” de López Obrador marcaron un antes y un después en las luchas de las izquierdas mexicanas? ¿Y cuántos tienen claro que, ante el vaivén de los últimos acontecimientos relacionados con la reaparición de la siempre cardenista Rosario Robes, tanto AMLO como el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas prefieren llegar –así como hasta hoy– con la sana distancia a la siguiente sucesión presidencial?
Antes que una desestabilización política nacional, de dimensiones aún reservadas, pudiera esparcirse en estados de norte, sur o centro del país, debemos coincidir que es mejor y más cotidiano que sigan golpes bajos como estos: 1) que se corra la versión de que la casi aspirante a la candidatura de Morena en la CDMX, Clara Brugada, tendría ascendencia salvadoreña y no capitalina (hay quienes acusan a seguidores de Ricardo Monreal por tan descabellada versión sobre el lugar de nacimiento de la aún delegada en Iztapalapa); 2) que se corra el mal nacido rumor de que grupos del crimen organizado pondrían recursos para apoyar candidaturas, aquí y allá; 3) que con su bajo perfil, uno de los más poderosos morenistas del siguiente sexenio será el actual gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, pero que otra sonorense, Ana Gabriela Guevara, envuelta en varios escándalos, resta credibilidad al gobierno de la 4T; 4) que muchos, aún dentro de la casa presidencial, apuestan a que cada vez se mencione menos al poder tras el trono que manejó Julio Scherer Ibarra; 5) que muchos desearían que políticos del peso de un Manuel Bartlett no repitan en el cargo a partir del siguiente sexenio; 6) que el ideólogo de la 4T, Epigmenio Ibarra, junto con el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, son quienes preparan a diario el “guión” de la conferencia matutina del presidente; 7) que gracias a la cercanía ideológica con Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa de López Obrador, Marx Arriaga aún se mantiene en el cargo en la Conaliteg; 8) que uno de los personajes que debió festejar a la salida de Ebrard de la SRE fue Juan Gutiérrez Canet, así como Alicia Bárcena; 9) que quien menos desea por volver a escribir libros, a partir de grandes reportajes, es precisamente la aun titular de lo que en México aún conocemos como Notimex, Sanjuana Martínez; y 10) que a quien debieran señalar por no honrar el nombre de su madre, es a la funcionaria que despacha en la CNDH, María del Rosario Piedra Ibarra…
Por todas las ideas anteriormente expuestas, ya va siendo momento de pensar en cómo pasará la 4T a la historia. Va siendo momento de no olvidar que a la lucha independentista iniciada en 1810 acudieron mentes firmes y fuertes que nos dieron patria. Nuevamente es una buena oportunidad para aludir a Benito Juárez, con quien recordamos a varios celebres personajes que han dado nombre y renombre al pueblo de México a nivel internacional. Va siendo momento de repasar, una vez más, que apenas ayer recordábamos con respeto y entereza que se cumplieron 100 años del artero crimen que puso fin a la vida de Pancho Villa, recordado como uno de los pocos líderes, que tuvo la sapiencia y el valor necesarios para enfrentar a militares norteamericanos. Y ya que mencionamos aquí a Vicente Fox, tal vez haya quien recuerde el fervor y el impulso con el que se instaló una estatua con la figura del guanajuatense en las inmediaciones del puerto de Veracruz (luego derribada por pobladores). La fuerza y fijación con la que López Obrador llegó a la Presidencia deben ser un indicador para sí irle buscando su lugar permanente en la historia de nuestro país. Sea en libros de texto, sea con monumentos, sea con medallas como la Belisario Domínguez, sea con calles que lleven su nombre o sea con su nombre, impreso con letras de oro, en refinerías que honren sus aportes a la rectificación de la idiosincrasia mexicana. Todo ello logrado con el empuje y lucha de un mexicano nacido en Macuspana, Tabasco.
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