Por Mouris Salloum George*
Desde Filomeno Mata 8
No desestimamos la preocupación social y pública por graves fenómenos que amenazan la integridad física de las personas y de las familias, y aun la salud del Estado. Pero, sobre una atmósfera de confusión colectiva, se deslizan peores pestes que el coronavirus que, en el caso de los pueblos latinoamericanos, ponen en riesgo la estabilidad de regímenes surgidos de procesos fundados en la libre autodeterminación.
A lomo de la crisis sicológica que hace presa a la humanidad toda por la extensión de la pandemia del Covid-19, el uruguayo Luis Almagro, lacayo de la Casa Blanca, opero su reelección para a un segundo periodo de cinco años como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Almagro no guardó las medidas de prevención recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El viernes pasado, sin el menor escrúpulo, armó su aquelarre y con los votos de 23 de 34 estados parte de la OEA, la mayoría del Grupo de Lima, prolonga su mandato, si bien estatutario, a todas luces ilegítimo.
El Grupo de Lima es la facción de la OEA montada por Washington para hostilizar y tratar de derrocar a los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua y, en cambio, aupar gobiernos golpistas como el de Bolivia y la mascarada fascista del brasileño Jair Bolsonaro.
El descaro de Almagro llegó a tal despropósito que arrancó el voto de su claque -la chiquillada-, para que el delegado del opositor golpista Juan Guaidó, Gustavo Torre, ocupe el asiento que a Venezuela corresponde en la OEA.
Baños Rivas: Malas prácticas para fracturar el continente
En abono del gobierno mexicano, debe subrayarse que su embajadora en la OEA, Luz Elena Baños Riva, denunció inmediatamente que Almagro ha actuado como un Estado miembro y no como facilitador del dialogo entre los gobiernos de la región.
Puntualizó la diplomática mexicana: La elección de Almagro es una patética expresión de lo que cualquier misión de observación electoral señalaría como malas prácticas: La profundización de las diferencias y de las fracturas del continente.
Como flecha al blanco: Un secretario que dice no creer en la reelección e hizo todo lo posible para reelegirse, usando nuestros recursos para para lograrlo. Muy lamentable su reelección, señor secretario, declaró Baños Riva.
Luis Almagro obedece a una lógica detestable: Si el jefe de facto de la OEA, Donald Trump, pretende reelegirse para un segundo mandato, ¿por qué su mozo de estribos no emplearía malas artes para lograr lo propio? Como la conseja lo advierte: No tiene la culpa el indio, sino quien lo hace su ahijado: Mal para América Latina.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.