-Victor Roccas.
Herodes I ( 74 a.C – 4 d.C.), llamado El Grande es, seguramente después de David, el rey más reconocido de la historia judía, sin embargo su fama se deriva del mito cristiano en las narraciones que en el Nuevo Testamento (Mateo 3 1-23) le señala como autor de la matanza de los inocentes en Belén, de lo cual por cierto no existe evidencia real alguna. Lamentablemente sus auténticos logros, errores, aciertos, deficiencias pero sobre todo un historial lleno de información recabada por Tito Flavio Josefo ( 37 d.C – 100 d.C ), historiador judeoromano, ha sido despreciado, como es costumbre con la historia, en aras de un relato fantástico pero irreal.
Así, aún cuando inicialmente lo escrito antes no parezca tener relación con lo que continuación suscribo, pido al gentil lector me dispense un poco más de su ya asombrosa paciencia…
Así explicaré que un servidor y seis familiares míos estuvimos expuestos al Covid-19, mis padres ya septuagenarios no enfermaron pero el resto padecimos la afección, en julio exactamente, afortunadamente debo conceder que una buena alimentación, una vida común pero sin vicios, una familia unida fueron inequívocamente la clave de un sistema inmunológico lo suficientemente fuerte para transitar por este padecimiento sin mayores consecuencias, efectivamente fue una muy molesta experiencia, que igualmente fue mitigada por cuidados en casa, remedios caseros, bastante ingesta de líquidos, sopas bien concentradas en proteínas y vegetales, una buena área ventilada y mucha paciencia ante el agobio del el malestar general, repito, una experiencia no agradable pero superada, supongo también aminorada por la ausencia de cualquier otro padecimiento anterior agudo o crónico.
Por ello siempre mi parecer respecto al virus y la pandemia ha sido evidentemente fruto de la propia experiencia, de la de mi familia y la de algunos pocos amigos muy cercanos que igualmente se contagiaron y hoy continúan con sus vidas al igual que millones de seres humanos aún vivos… Y algunos bastante vivos para nuestra mala suerte.
Por ello es importante ponderar el respeto al dolor ajeno, la consciencia del penar de aquellos que han perdido a sus seres queridos por este nuevo patógeno no es poca cosa, las circunstancias de la fatalidad de un ser amado ante las advertencias inminentes, el miedo intolerable, el peligro y la impotencia de el desconocimiento generalizado que se cierne ante nuestros hogares y seres amados no son poca cosa, son la peor pesadilla de cualquier persona.
Sin embargo debo igualmente decir que entre otras perdidas humanas, una de ellas cercana a un servidor, abandonó nuestra existencia terrena a causa de otra enfermedad cardiaca, lo cual no le hace menos importante ni mucho menos receptora de las mismas consideraciones que quienes han muerto a causa de la pandemia.
El tema de la pandemia es ya un tema de controversia inmediata, se está rápidamente convirtiendo en tema Tabú, y para enfatizar esta trama las autoridades todas; las de salud, del gobierno, investigación médica, farmacéuticas, etc, parecen seguir evitando dar información clara, precisa que explique el porque y como de los contagios, su transmisión, su desarrollo, la evolución de la enfermedad, pronóstico, tratamientos y alcances, tan solo nos han permitido seguir normas bastante insulsas de interacción social como por ejemplo el uso constante de gel ¡Bactericida! para evitar contagio de un ¡Virus!
Aquí en mi ciudad llegaron a implementar circulación a transeúntes solo en un sentido en cada calle, si era necesario regresar se debía caminar a la calle contigua para retornar el sentido ¡¡Una completa y absurda pendejada que sobra decir no sirvió para otra cosa que adornar y justificar el salario de gobernantes ineptos e ignorantes a cargo de un municipio o estado y de paso ganar popularidad electoral entre un pueblo muy “bueno y sabio”!!
Y ni hablar de los cubrebocas, es prácticamente la historia de la Carabina de Ambrosio, por supuesto no por su inutilidad como defensa contra el contagio, pero en definitiva por ser objeto de comercialización criminal sin vigilancia alguna por parte de alguna autoridad que nos ha llevado a embozalarnos con materiales totalmente inútiles, antihigiénicos, peligrosos para la salud, amén del mal uso que cada persona es capaz de darle y que finalmente a derivado en bastantes, brotes de enfermedades respiratorias añadidas.
No hablaré en demasía de la vacunas (que por supuesto sería importante pero bastante largo de contar), que a propósito se desarrollan en largos lapsos de tiempo, años de investigación, experimentación y pruebas, décadas incluso. Pero que hoy gracias a una tecnología “hiper-desarrollada” se nos brindó en solo 6 meses y no una sino varias marcas de diversas compañías farmacéuticas y países, claro que solo funcionó para la primer variante, la primera mutación, por ello apareció una segunda dosis para la segunda mutación o variante “B”, y ahora se avisora la tercera dosis para la tercera mutación conocida en principio como variedad “Delta”, y que por cierto se anuncia, en un documento interno del diario The New York Times, desde los Centros de Control y Enfermedades Estadounidenses, a través de la doctora Rochelle P. Walensky, directora de la agencia, como tan contagiosa como el MERS, SARS, Ébola y Viruela por lo cuál deberá ser reconocido como un nuevo virus, una nueva enfermedad y no una nueva cepa que ha logrado mutar (o transformarse a tal grado) tanto que las vacunas actuales resultan ineficaces… (sic)
¡¡¡Pero mucha atención, la advertencia indica aspectos muy someros sobre la capacidad de transmisión, nada que ver con la mortalidad que puede provocar!!!
Y es justamente esa clase de noticias, avisos y declaraciones las que ponen al mundo de cabeza en un terror permanente y sujeto a cualquier barbaridad que se les ocurra a los politiquillos en busca de popularidad electoral o a los empresarios de siempre en busca de ganancias pantagruélicas ante la indefensión de un pueblo lampareado como conejo.
Lo que a un servidor impresiona es la desidia u olvido del gremio médico o de la salud que no hace eco de la importancia del sistema inmunológico de cada ser humano, antes de la existencia de las vacunas los individuos evolucionaban con más eficacia sus capacidades inmunológicas contra todo tipo de enfermedades o, duele decirlo, morían, pero con ello generaciones subsecuentes obtenían un grado de inmunidad mas desarrollado, y con esto no descubro el hilo negro, es un hecho incontrovertible de la evolución natural y se conoce como adaptación natural.
Igualmente resulta comprensible el porque hace años los escolares enfermaban cada tantos meses en epidemias locales de gripes y catarros que transitaban sin mayor problema para repetir pronto después otra dosis de la misma gripe o catarro pero potencializadas o con una mutación que les provocaba enfermar nuevamente, de ahí justamente el fortalecimiento del sistema inmunlógico de los infantes (la atávica inmunidad de rebaño, adaptación hoy tan demeritada por los “actuales sabios médicos mediocres y politiquillos de tres al cuarto), lo lamentable era cuando esas gripas que más se asemejaban al “moquillo canino” se contagiaban a uno o varios de los familiares mayores pues resultaba en una verdadera tragedia griega de postración e incomodidad.
Y ante un mutismo generalizado de quienes conocen algo de la salud me parece igualmente terrible que pocos se hayan atrevido a destacar las objeciones a los nocivos efectos de un encierro impuesto a millones de familias al cual deberán malagradecer al plazo de no poco tiempo depresiones graves que finalmente causaran estragos en el sistema inmunológico y mayor peligro de contagio no solo de Covid-19 sino de cualquier otra enfermedad al grado de padecer algo remotamente parecido a un síndrome de inmunodeficiencia adquirida por depresión.
Una vez explicado lo anterior diré que ni la población general, ni el pueblo “bueno y sabio”, ni los “fifis” y ni seguramente muchos “chairos” estarían dispuestos a exponer a sus hijos a un contagio de cualquier magnitud desconocido y latente que no ha sido controlado ni por asomo, porque estará usted de acuerdo estimado lector que una cosa es acudir con el hijo de 9 años a la tienda o supermercado o a un parque durante un rato para comprar comida y respirar un poco de aire medianamente más limpio que el de el interior de una casa cerrada a cal y canto, que dejar a la criatura durante más de 8 horas en compañía de 30 a 40 compañeros hacinados dentro de las consabidas aulas algunas más parecidas a separos de comandancia de ministerio público.
Y con ello el real peligro de propagar no solo la posible enfermedad entre los estudiantes sino entre cada familia a su retorno a casa, y todo ello sin entender como se pedirá al personal educativo enfrente tales responsabilidades si ya de todos es sabido como le ha resultado al personal médico institucional su dedicación y sacrificio dentro del sistema de salud mexicano con el pseudo-apoyo y reconocimiento regateado de este gobierno ante la pandemia.
Al final dictar un retorno a clases de la manera en que “el dedito que lo decide todo” ¡Así truene, llueva o relampaguee! son claramente de una ligereza que raya en la inconsciencia y total falta de ética, pero además de ello la desfachatez de pasar el bulto de sus obligaciones a los padres de familia es impresionante, al grado de amenazar veladamente la irresponsabilidad de las familias hacia sus propios hijos porque él “considera” se ha perdido tiempo valioso en clases presenciales y es deber de las familias enviar a los hijos a clases exponiéndoles para recuperar el tiempo perdido y que por supuesto ahora ya no parece haberlo caído como anillo al dedo, y ante lo cual no es la vida del presidente ni de su familia la que estaría posiblemente en riesgo.
Que favor se haría el dedito que todo lo sabe si en un acto de consideración, perdón, caridad, y abrazos como la que dispensa a los grupos del narco y crimen en México, extendiera la misma empatía a los niños para declarar que es mejor esperar más datos, que no los suyos por supuesto, y entender mejor el desarrollo de algo que todavía no se ha aclarado como esta pandemia real o pandemia de terror, incluso podría distraer brevemente sus tiempos de campaña electoral mañanera para plantear ¡¡Otra!! “consulta ciudadana” mucho más popular, acomodaticia, oportuna y distractora que la del “inútil juicio a los expresidentes” lo cual le dispensaría ¡Aplausos de la fanatizada a carretadas! y al menos meses o años de relevo de responsabilidad propia que cedería de manera demagógica una vez más al pueblo “bueno y sabio” evitando con ello alcanzar fama como el Rey Herodes I de Macuspana en camino de la escuela, después de haber pasado por guarderías y hospitales infantiles oncológicos.
-V. Roccas.