Reza un viejo adagio que “es de bien nacidos, ser agradecidos” y en ese sentido los mexicanos tenemos una deuda pendiente con nuestras fuerzas armadas, particularmente con la mayor de sus ramas: el Ejército Mexicano. A pesar de que las fuerzas armadas son la segunda institución más reconocida en México, tan solo después de la familia, es una moda denostar a los miembros de nuestro ejército. Parece ser que poco más de dos siglos de entrega absoluta a la patria, si tomamos al Ejército Insurgente como pie veterano del actual ejército, en nada cuentan.
De nada vale tampoco la institucionalidad de contar con las fuerzas armadas más leales de Iberoamérica. La ingratitud hacia los soldados no es nueva es incluso universal, y aquí no ha sido la excepción, ahora es imposible concebir el desempeño del presidente sin el apoyo irrestricto de las fuerzas armadas, quienes incluso tuvieron que soportar al principio de la actual administración una de las recurrentes puntadas de López Obrador al manifestar que, si por el fuera, disolvería al ejército.
Hoy ante un país desbordado ante la violencia, no quiero siquiera imaginar un México sin ejército. Como bien dijo hace poco Lorenzo Meyer en un coloquio de historia militar: el ejército es el firme garante de la existencia del estado mexicano, añado lo dicho por un veterano general: “hemos servido sin distingo a presidentes del PRI, del PAN, y ahora de la izquierda aglutinada en Morena”.
Todo lo anterior viene a colación ante el anuncio del próximo estreno y los cortos de la película “Heroico” de David Zonana. El filme apunta a ser una versión tergiversada donde se “documentan” los abusos cometidos al interior de la institución insignia del sistema educativo militar mexicano, el Heroico Colegio Militar.
Al proyecto no solo le resta seriedad y objetividad las fuentes a las cuales recurrió el director para documentarse, personas que por alguna razón no concluyeron sus estudios en el Colegio Militar, lo cual representa sin duda un marcado conflicto de intereses, sino el burdo amarillismo de estrenarla en septiembre mes de efemérides asociadas al histórico plantel y justo en el año que se conmemora el bicentenario de su fundación, aniversario que representa jubilo y orgullo para la inmensa mayoría de los mexicanos.
En la visión de Zonana, los abusos son solo privativos de la milicia, como si no existieran los casos de Bullying en las escuelas públicas y privadas, el acoso laboral, físico, psicológico, y sexual que acontece a diario en empresas y oficinas de gobierno o incluso tan recurrentes en un medio como el del cine, donde tantas mujeres viven un infierno para poder desarrollar su trabajo o sus carreras.
No pretendo ser cándido y aseverar que nunca han existido abusos al interior de los planteles militares o el propio ejército, pero aquí se debe hacer una valoración y recordar aquel certero principio general de Derecho que con justicia afirma que “se juzga a las personas, no a las instituciones” en resumen las faltas las cometen individuos a título personal jamás institucional.
Es evidente que, en una academia de guerra en cualquier lugar del mundo, siempre existirán novatadas, castigos, arrestos, amonestaciones, son propias de la vida militar, así como de la forja de los futuros oficiales, pero una cosa es la disciplina y otra muy diferente los excesos, no en vano el Código de Justicia Militar castiga el abuso de autoridad, aquí se abre otra ventana para aquellos que claman con absoluta ignorancia la desaparición del Fuero de Guerra.
Al prepararse la filmación de “Heroico” se cometió el elemental error de no documentarse a fondo, lo cual ahora es muy sencillo. Ya no nos encontramos frente al hermético ejército de mediados del siglo pasado que era infranqueable, ahora el ejército está abierto y unido a la ciudadanía, no solo a través de sus tradicionales programas sociales, sino también por medio de sus magníficas redes sociales, conceptos como el de “La Gran Fuerza de México”, las visitas dominicales y familiares en los campos militares, el acceso a los archivos y museos militares entre otros, la presencia de bandas de guerra y de música en espacios públicos y ceremonias cívicas. En mi entrega anterior daba cuenta de la presencia de tropas en el populoso barrio de Tepito, donde fueron vitoreados por los vecinos.
“Heroico” tampoco consideró al Heroico Colegio Militar de cara a su bicentenario, es una no solo una academia militar prestigiada a nivel internacional, donde se forman y han formado oficiales de naciones amigas, sino una institución educativa de excelencia en la cual los cadetes además de elegir su arma o servicio se pueden decantar por dos licenciaturas: administración militar o seguridad pública. Su preparación militar y académica es de primer orden, con dos premisas formar un ejército para la paz y un respeto absoluto a los Derechos Humanos.
Es una institución abierta a todos los mexicanos sin excepción, el único privilegio son los méritos propios. Es a su vez una entidad donde la equidad de género es una realidad, hombres y mujeres tienen las mismas oportunidades, hoy las mujeres pueden acceder a cualquier arma o servicio, existe también una política de cero tolerancia en cuanto a los abusos hacia mujeres. Los egresados del Heroico Colegio Militar incluso participan en operaciones de paz de la ONU. Ojalá la Secretaria de la Defensa Nacional tomé la iniciativa de producir un filme donde se muestren los verdaderos valores y virtudes del Heroico Colegio Militar.
Todo lo anterior es importante destacarlo en descargo no solo del prestigio y la trayectoria del bicentenario colegio, sino de la calidad profesional y humana de sus autoridades, de los profesores civiles y militares, de los instructores, de los constructores que a marchas forzadas trabajan en su remodelación, de los cadetes, de las tropas que brindan seguridad y servicios en sus instalaciones, así como de las familias que ahí viven.