Para Contar
Arturo Zárate Vite
En el proceso electoral de 2006 el entonces presidente de México, Vicente Fox, puso en riesgo la declaración de validez de la elección. La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) estuvo a punto de anularla ante el cúmulo de irregularidades, en particular por la intromisión o declaraciones del mandatario para ayudar a su candidato.
Al principio del proceso sucesorio fue evidente que Felipe Calderón no era el que quería para su relevo. En los planes tanto de Fox como de su esposa Marta Sahagún siempre estuvo en primer lugar Santiago Creel, nada más que no pudo ganar la contienda interna partidista.
Por eso, en el arranque de la campaña presidencial, pareció dejar solo a Calderón. No por mucho tiempo, porque apenas le advirtieron y se dio cuenta de que la oposición podría ganar, actuó y se sumó a la propaganda negativa contra Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo con lo que establecen la Constitución y las leyes secundarias en materia electoral, a la sala superior del tribunal le corresponde, una vez revisado el proceso, hacer las declaraciones de validez de la elección y de presidente electo al que haya resultado ganador.
En 2006, los magistrados valoraron dos proyectos: el que daba por buena la contienda y el que la anulaba.
Al final convinieron que a la sesión llevarían el primero, para su último análisis y votación.
Si bien la resolución fue aprobada por unanimidad, los magistrados dejaron constancia en el texto de que Vicente Fox puso en riesgo la validez del proceso electoral.
Está señalado en el documento con todas sus letras: “esta sala superior no pasa por alto que las declaraciones analizadas del presidente de la República, Vicente Fox, se constituyeron en un riesgo para la validez de la elección que, de no haberse debilitado su posible influencia con los diversos actos y circunstancias concurrentes, podrían haber representado un elemento mayor para considerarlas determinantes para el resultado final, de haber concurrido otras irregularidades de importancia que quedaran acreditadas”.
La verdad, durante el proceso, por más que lo intentaron, las autoridades electorales nunca consiguieron frenar la hiperactividad de Fox para favorecer al candidato de su partido.
Tampoco las autoridades lograron silenciar la propaganda negativa apuntalada por el Consejo Coordinador Empresarial, en sintonía con la estrategia del Partido Acción Nacional.
La verborrea de Fox nunca se ha caracterizado por su moderación y recato, aunque en ocasiones la impetuosidad le ha funcionado, como el “hoy, hoy, hoy” para no posponer acciones de campaña cuando fue candidato presidencial o las “alimañas, víboras prietas y tepocatas”, palabras con las que describía a corruptos.
Desatinó cuando le grabaron la frase “comes y te vas” que le aplicó al comandante cubano Fidel Castro, en el contexto de la reunión de presidentes y jefes de Estado en México.
En la elección de 2012 abandonó al panismo y respaldo al candidato tricolor.
Como ex presidente, volvió a ponerse la camiseta azul y centró su discurso contra morenistas, aunque tuvo que rectificar y dar marcha atrás cuando pecó de calificativos discriminatorios.
Por su culpa, por bocón, estuvo a punto de anularse la elección de 2006, como lo afirmó la resolución del TEPJF.
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