Aprendí de mis abuelos el agradecimiento y reconocimiento cuando se actúe con honestidad, el carácter viril en contra de quienes ejecuten acciones perversas, el distanciamiento del sistema de vida que siguen los corruptos a fin de evitar contaminación de ellos, también me enseñaron que como hombres debemos proveernos de buenos maestros en la vida profesional, bien persuadido que en ese particular es menester seguir y dar continuidad a sus ejemplos.
Debo a ellos mis más grandes maestros de vida profesional el leer con reflexión, sin apresurarme a juzgar con datos superficiales los escritos que sean puestos a mi vista, pero sobre todo contar con una absoluta independencia de espíritu, ya que con ello no me dejare regir, ni aún en las cosas mínimas, por otros principios que no sean la razón y busca de justicia.
Le agradezco a Don Salvador Mondragón Guerra el haberme ilustrado con los conceptos de un Estado Democrático, fundado sobre la igualdad y la Libertad y la constancia en examinar minuciosamente los asuntos sin renuncia de cabales investigaciones a fin de descubrir la verdad y por sobre todo vigilar de manera constante los grandes intereses de la justicia.
Hoy me voy anticipar a los deseos de mis mentores, para colocarlos en el grado de dignidad el cual merecen, pero para ello tengo que dar un cabal reconocimiento al Consejo de la Judicatura Federal y poniéndome en pie para ello, al no permitir que aquellos jueces de distrito que pretendían por concurso de oposición llegar a tal sitial ingresaran a impartir Justicia.
He sido sin lugar a dudas uno de los solidos críticos de aquellos Jueces y Magistrados corruptos e ignorantes en la aplicación de la norma, pero hoy tengo que reconocer el buen obrar del Consejo de la Judicatura ya mencionado al no permitir que ninguno de los noventa y un seleccionados en aquél examen que se realizo el 04 de octubre del 2017 impartieran justicia en nuestros recintos destinados para ello.
El Consejo de la Judicatura Federal investigó a múltiples servidores públicos por su probable participación en las conductas de filtración, obtención y comercialización de los exámenes, para optar por el alto sitial de jueces de distrito. Determinó que el Director del Instituto de la Judicatura Federal, el Magistrado Salvador Mondragón Reyes, fue el deshonesto y directo responsable, por lo cual queda inhabilitado por diez años, dado de baja de manera vergonzante para el, a la par se sanciono a diez servidores públicos por el mismo motivo, dada su implicación en tan estúpida conducta, y por sobre todo por no preservar la dignidad, la imparcialidad, el profesionalismo, la probidad que se encuentra prácticamente establecida en la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.
Por todo ello, no considero ni útil, ni prudente, ni instructivo para mis estimados lectores seguir sosteniendo una polémica al respecto, por lo que a mi toca doy por cerrado el tema, por carecer ya de argumentos validos en contra de tal desajuste moral.
Afirmo por último: “Al César lo que es del César…”, ya que resulta que al indigno no le une ni amistad, ni lazo familiar alguno con el dignísimo Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Don Salvador Mondragón Guerra+ de tan llorados recuerdos. Puntualizo ello, en razón de que muchos distraídos, despistados o de mala fe pensaron y algunos llegaron a afirmar que había un vinculo de parentesco entre ellos.
Así como el agua y el aceite no se mezclan, la honestidad y deshonestidad no se llevan. En señorío a la razón y como es debido LOA a Don Salvador Mondragón Guerra, ejemplo a seguir. Fuchi al otro, al vende exámenes.
Lic. Alberto Woolrich Ortiz.
Presidente de la Academia de
Derecho Penal del Colegio de Abogados A.C.