Enfrentar la corrupción en un país en donde este problema se institucionalizó es algo en verdad complicado. Las redes de impunidad construidas desde los gobiernos de Fox, Calderón, Peña, (por citar algunos) incluyen funcionarios, empresarios, líderes sindicales, transportistas, técnicos, ayudantes, contadores, políticos, medios de comunicación, columnistas, reporteros, y gente obviamente del pueblo; son estructuras de impunidad que funcionan casi como sectas, de ahí su peligrosidad y alcance.
Toda está gente han dejado de recibir dinero, y la reacción que han tenido es del tamaño de la impunidad con la que vivían, son intereses tan fuertes que incluso desde algunos medios de comunicación se cuestiona la estrategia sugiriendo que se permita el robo de combustible, columnistas políticos hablan de la falta de inteligencia, o de lo apresurado, de la decisión, sin embargo, esos mismos guardaron silencio y fueron cómplices del saqueo descomunal que ahora nos crea dolores de cabeza.
Pero el asunto todavía se complejiza más, en la psique de muchos Mexicanos se han instalado ideas egoístas que destruyen la colectividad, la cooperación, la solidaridad, si bien es cierto es de reconocerse la solidaridad del pueblo en las tragedias naturales a las cuales nos hemos enfrentado, también es de criticarse que muchos viven en medio de la impunidad y trabajan para construir entornos de corrupción en donde poco importa el daño que se le hace a su comunidad, o al país.
La corrupción proporciona a los sujetos una sensación de bienestar que les da seguridad y motiva un cierto narcisismo muy enfermo, el goce de saber que se engañó, se timó y se corrompió a otros pareciera ser el goce del perverso, la ausencia de eso de la ley se hace presente.
Carentes de estructura materna y función paterna, desposeídos desde la infancia de pulsiones de vida, muchos Mexicanos prefieren robar y que les sigan robando a dejar su auto o formar filas, mantener a toda costa su patológico goce derivado de la tranza y la corrupción es algo que no están dispuestos a dejar en tanto esa tranza y esa corrupción son ahora su parentalidad perdida y anhelada.
Por eso es tan complicada la situación, se empieza a combatir la corrupción y eso es aplaudible, el problema es como poder impactar la psique de miles de Mexicanos que durante años han vivido inmersos en el goce escatológico de robar y tener, (fantasía infantil muy perversa), no pueden renunciar a la impunidad y la corrupción porque estarían renunciando también a un principio de fantasía para entrar a un principio de realidad, que para ellos es insoportable en tanto la realidad viene acompañada del límite y de la ley.
Los verdaderos huachicoleros, los corruptos, los impunes, tienen una patológica estructura en donde la Perversión, el delirio y la corrupción se combinan para dar por resultado una personalidad muy sociópata en donde el fin es la renegación de la ley. ¿Cómo empezar a combatir la corrupción desde ahí? Me parece un problema que hay que empezar a resolver para que lo que se está haciendo desde el Gobierno pueda ser en verdad benéfico para este país.
Dr. Psicoanalista José Antonio Lara Peinado