Huitzilac, es un municipio morelense, que se localiza en la punta noroeste del mapa estatal colindando al norte con Tlalpan y el Estado de México y al sur con Cuernavaca. Es una región de reminiscencias precortesianas asociado al dominio mexica del señorío de Cuauhnahuac, hoy Cuernavaca. Ha sido desde entonces el paso obligado entre el valle de México y el sur.
En sus tierras se alza o existió la llamada “Cruz del Marques” un monumento de piedra que sirvió de mojonera para marcar los límites de los dominios de Hernán Cortés como Marques del Valle de Oaxaca. Fue a su vez, tramo del trayecto de la Nao de China o Galeón de Acapulco que unió Europa y Asia, por más de 250 años, su camino lo recorrieron personajes de la talla de San Felipe de Jesús, el Barón von Humboldt, Juárez y Maximiliano de Habsburgo.
A partir de la conquista la zona fue evangelizada por los franciscanos. Durante la revolución, Huitzilac fue escenario de violentos combates al ser la puerta de entrada al estado de Morelos, fue recurrente ahí la voladura de trenes por parte de las fuerzas zapatistas. En esta zona operó el general zapatista Francisco V. Pacheco, un recio campesino nativo del lugar, quien durante 1915 fue Secretario de Guerra y Marina en los gobiernos convencionistas de Roque González Garza y Francisco Lagos Chazaro, a principios del año siguiente los zapatistas lo acusaron de traición y de permitir el ingreso de las tropas de Pablo González a Morelos, lo hicieron prisionero y lo fusilaron en Miacatlan, al sur de la entidad.
Huitzilac, también fue marco de uno de los crímenes políticos más sonados del México post revolucionario, cuando fueron asesinados el 3 de octubre de 1927, el general Francisco Serrano y sus acompañantes. Serrano y los suyos en las jornadas previas llegaron a Cuernavaca con el pretexto de celebrar el santo del aspirante presidencial, aunque todo indica que preparaban un levantamiento militar contra Calles y Obregón, en consecuencia, fueron aprehendidos en sus hoteles en el centro de la capital morelense y en el trayecto hacia el Castillo de Chapultepec fusilados en Huitzilac. Los cruentos sucesos fueron magistralmente narrados por Martin Luis Guzmán en su novela “La Sombra del Caudillo” y llevados posteriormente a la pantalla en 1960 por Julio Bracho, aunque la cinta no fue proyectada hasta 30 años después debido a la censura oficial. Hoy en el sitio del crimen, se levanta a la orilla del camino, un modesto monumento compuesto de cruces, que desafortunadamente está abandonado y deteriorado.
A su abultada memoria histórica, se añaden una naturaleza compuesta de bosques de pinos y oyameles que constituyen el Bosque de Agua y que asemejan a los más bellos paisajes alpinos, en los limites con el Estado de México se encuentran las afamadas Lagunas de Zempoala y el clima frio del municipio es propicio para una rica gastronomía: la barbacoa, sopa de medula y el pulque son tradicionales, más recientemente en Tres Marías se instaló una fábrica de jamón serrano y charcutería estilo español que genera visitantes a sus instalaciones y tiene cierta fama en Cuernavaca.
Desafortunadamente todas las bondades antes descritas, se han echado por la borda desde hace décadas, Huitzilac es un foco rojo fuera del control del gobierno estatal y a merced de cacicazgos locales y grupos de criminales. En primer término, el ecocidio es una constante, los talamontes actúan con absoluta impunidad y la destrucción del Bosque de Agua avanza incontenible. Las otrora idílicas Lagunas de Zempoala, no solo se secan a pasos agigantados sino son una de las zonas más peligrosas del centro país, la recomendación es no circular por ahí, a ninguna hora, son incontables las historias de terror alrededor de quienes se aventuran a transitar por las lagunas.
La Autopista, la carretera federal y los caminos aledaños no son la excepción, al igual que la zona de Zempoala son territorio a merced de la delincuencia común y organizada. Toda suerte de crímenes suceden en sus alrededores, la recomendación del titular de seguridad pública en Morelos, es no detenerse en la autopista a ninguna hora ni en ningún sitio. El tradicional comedero en Tres Marías también es una zona de riesgo pues los delincuentes eligen a sus víctimas entre quienes ahí se detienen. Los secuestros y homicidios están a la orden del día y los delincuentes suelen encontrar refugio entre la población local.
Como si lo anterior no fuera suficiente, surgen también los grupos de comuneros que extorsionan a quienes se arriesgan a comprar en la zona, un terreno o una casa de buena fe. Los comuneros desconocen los documentos que ellos mismos de manera previa han expedido y amenazan a los propietarios con invadir en masa los inmuebles si no se vuelve a pagar de nueva cuenta por el predio.
El sábado pasado, ocho personas fueron abatidas y otras más quedaron heridas mientras cenaban en un local del centro de la cabecera municipal, fueron rafagueadas en la más absoluta impunidad desde automóviles en movimiento. En los días anteriores, también se contaron otras masacres en el conflictivo poblado de Tres Marías. En suma, Huitzilac, uno de los pulmones de la gran zona metropolitana del corazón de México, hoy no solo está en riesgo de perder el Bosque de Agua, sino también se encuentra inmerso en la violencia y el crimen. Un sitio cuya vocación natural seria ser un destino eco-turístico por excelencia, hoy es un territorio perdido para el gobierno de Morelos.
Más allá del resultado de la elección en Morelos el próximo 2 de junio, será una asignatura apremiante y prioridad para la próxima gobernadora, restaurar el Estado de Derecho y la paz social en Huitzilac, es del dominio público que ninguna de las candidatas al gobierno del estado, originó el problema, pero si tienen en cambio, la grave obligación de resolverlo.