DIARIO DE ANTHONY
5…p.m. No pude dejar de reír para mis adentros, cuando comprobé qué tan vanidoso es “el ser humano”, Un artículo en el periódico me había gustado mucho, por su tinte vanidoso. Trataba de un tipo que defendía a otro tipo (su maestro), para que a éste último le diesen SU RECONOCIMIENTO OFICIAL (ji ji ji) dizque por haber sido el primero en descubrir un cenote. Me pregunto: “¿Acaso también le darán otro reconocimiento por haber sido el primero el descubrir el senote de su esposa?” No, no lo creo. Tal vez y ni sea un senote, sino que solamente un senito. ¡Ah! ¡Perversos vanidosos! ¡Denles ya sus reconocimientos!
El tipo ese estaba muy contento, que porque finalmente le habían otorgado el tan ansiado reconocimiento a su antiguo maestro. “Yo descubrí la luna primero, y ni me quejo”. ¡A quién chingados podría importarle quién descubrió primero un cenote…! “Yo descubrí Comála, y tampoco digo nada”. “Oh, ¡Anthony fue el primero que descubrió que Comála no se mueve, que no va hacia ninguna parte…! ¡Denle ya su puto diploma o reconocimiento!” “Felicidades, marica. Finalmente te lo han dado, ¡tu puto reconocimiento!”
Ah, ¡perversos vanidosos…! ¿Qué haré para castigarles? (Esto suena a Diderot, la última objeción teológica).
Luego leí otro puto artículo, tal vez y más gracioso que el primero. Trataba de un tipo que le escribía una carta-petición a ese chaparrito cantante yucateco. Le decía que Chichen Itzá era patrimonio cultural de los humanos, y que sus canciones que todos cantan y escuchan (menos yo), también lo eran. “Adoro, la calle en que jodimos…”
El tipo ese se desbarató en explicaciones y más explicaciones. Que si esto o lo otro, que si lo de allá y lo de acá… que ese chaparrito debía de decir no a su concierto no sé qué en este lugar, patrimonio de los humanos, bla bla bla. ¡Pura risa!
Al final le decía al chaparro que él era igual de alto; ¡perdón!, quiero decir igual de grande que todos los demás imbéciles que se habían presentado en este mismo lugar: desde el maricón cocainómano de Elton Juan, hasta Pavo Gordo, es decir Pavarotti.
Pobres yucas… A las nalgas gigantescas estrelladas le encantaba traer a artistas “internacionales”. Cuando Elton Juan llegó, creo que hasta ni la saludó. Pero en fin…
Ah, y se me olvidaba. El tipo ese mencionaba que en todos estos eventos NUNCA dejaban entrar a los pobres inditos mayas. ¡Pues claro que no! ¡Ni que estuviesen locos! ¡Cómo se le ocurre a ese tipo mencionarlo? ¡Cómo! “Tata… yo quiero ver a Yanni…” ¡Largo de aquí, indio de mierda! Este evento solamente es para los dzulitos… “Pero tata… Pero si las nalgas gigantescas me besó cuando vino a mi pueblo…” Pues a mí no me interesa saberlo. Y ya lárgate de aquí, que das MAL ASPECTO.
En esta puta sociedad HI-PO-CRI-TA, ¡nadie se atreve a decir las cosas como son! Y yo me rio. Me rio de todo esto… Y tengo un consuelo: saber que el ser humano siempre VA A SER muy vanidoso, me consuela. Y me rio todavía mucho más, cuando recuerdo que mi amigo el profesor me ha catalogado como tal: como un pendejo vanidoso… celoso, y tal vez hasta egocentrista. ¿Y qué? ¿No me voy a defender? ¡En lo absoluto!
Solamente yo sé lo que me obligó a adoptar TODAS ESTAS PUTAS POSTURAS… Un dia, hace muchos años, un imbécil médico me había hasta catalogado con pensamientos de megalomanía…
Pd. No estoy bien. Estoy muy adolorido… Las ventas de los cuentos han ido muy mal el día de hoy… pero esto ya no me afectó. Y pienso; solamente pienso:
“Tengo un relato muy hermoso que se titula: EL DÍA QUE NO VOLVIÓ MÁS…” He producido… ¡a pesar de toda mi imposibilidad! ¿Vanidad? ¡No lo creo! Solamente yo sé con cuánto dolor te he escrito…
ANTHONY SMART
Octubre/05/2017