Horizonte de los eventos.
Ha despertado gran crítica la reforma a la Ley Minera, votada el lunes pasado, por lo que aquí podríamos bautizar como un “Pleonasmo o Ídem Jurídico”, toda vez que la Constitución ya establece -desde hace décadas- que toda riqueza del subsuelo, es originariamente de la Nación.
Diré yo que es una ociosidad jurídica y falta de manejo de las sistemática y técnica legislativas, el regular lo que ya está regulado. Y si eso representó un ejercicio demagógico del Jefe del Ejecutivo y de su mayoría de Diputados, no es materia de este análisis.
Y sólo de paso reiteraré que esta sirvió para dejar tras bambalinas el fracaso del Presidente en su intentona de reforma constitucional eléctrica. Y lo haré para contestar al Ejecutivo su pregunta “¿Si no es traición a la Patria, díganme qué es?”
Pues bien: Son derechos constitucionales que tienen esas empresas, que operan en el marco de leyes aplicables hasta ese momento y conforme a los derechos y obligaciones contraídos por el Estado Mexicano con otras Potencias.
Por cuanto a los Diputados -y los mexicanos a los que nos representaron- que votaron en contra, diré, conforme a derecho y a nuestros derechos constitucionales, también, defendieron el Estado de Derecho, en favor de la ciudadanía mexicana, Sector Productivo o no, y al respeto que México requiere para conservar la confiabilidad en sí, ante la comunidad internacional.
Conste que no me meto en, si la legislación vigente es “patriota” o no, sino que, toda reforma debe ajustarse a los procedimientos que establece la Constitución y que es indebido, reformar leyes o a la Constitución, para su aplicabilidad retroactiva, en perjuicio de personas y mayormente, de la estructura productiva mexicana, que cuesta décadas construir. En la lógica de que esto, generaría precedentes para otros casos y materias, altamente peligrosos para la seguridad jurídica. Y que ante la duda, es mejor abstenerse.
Aunque agregaré que la sociedad mundial evoluciona y la nuestra no es la excepción. Que el gobierno del Estado Mexicano, debe tener esa versatilidad y comprensión y no debe ser nunca, una imposición -ni por unanimidad de los presentes, quienes no pudieron convencer a uno solo.
Esto con relación a las expropiaciones del petróleo y la energía eléctrica, de las que debemos tomar ejemplo, del sentido en que debemos actuar, congruentes con nuestra historia, pero no exactamente igual, sino considerando los cambios y circunstancias mundiales y sólo así, actuar en consecuencia.
Y por último ¿Cárdenas habló de “Traidores a la Patria”, cuando la Expropiación y persiguió y/o denostó gente?
Me refiero expresamente a un tema de gravedad extraordinaria. Si no tan inmediata, como esta campaña de persecución, adoctrinamiento sesgado y manipulación, desatada por Morena y su líder nacional, que divide artificialmente al país, sí de extraordinaria trascendencia: La Deslegitimación del Estado.
Cuando una mayoría de Diputados, aprueba una ley por unanimidad, con la presencia abstencionista de la oposición o por su ausencia, lo que se obtiene es una ley sin legitimidad, que en 10, 20, 30 o más años, cuando las cosas se desapasionen y vuelvan a una normalidad democrática dentro del recinto de la Cámara, esas leyes serán botadas al váter y sólo quedará de ellas y de este momento, la necesidad de volver a regularlas e intentar recuperar los años perdidos.
Exactamente me refiero a la aprobación por unanimidad de la “nueva ley minera”, votada el lunes pasado, por unanimidad de la mayoría legislativa, con la ausencia de toda la Diputación Federal de oposición.
Cabe destacar que el mismo lunes pasado, en la mañana que fue publicada esta columna, anuncié en su párrafo 21: “Pues adelanto: no tarda la mayoría morenista de San Lázaro, en … garantizar aprobaciones legales ‘por unanimidad de votos’, ante la inasistencia de opositores -en virtud de la ’herramienta’ (legal no democrática) mencionada” ¡Y así aprobaron la “Ley Litio” esa misma tarde!
Recibí algunas decenas de felicitaciones por mi anticipación. También me preguntaron si yo “sabía algo más” de lo que pasaría.
Y para nada, en la ciencia jurídica en materia constitucional, tenemos una metodología tan eficiente y rotunda, que los actos que son repetitivos, quizá más que en ninguna otra de las especialidades históricas, se repiten también las consecuencias, irremediablemente y entonces, prever es cuestión de medir bien los hechos, compararlos con hechos pasados y si encuadran, las consecuencias serán las mismas.
Las relaciones humanas y políticas, son más exactas que las matemáticas.
Continuamos mañana.