Rúbrica
Por Aurelio Contreras Moreno
Las campañas a la gubernatura de Veracruz han tomado una ruta en la que no habrá punto de retorno.
La debacle de la candidata morenista Rocío Nahle terminó por opacar por completo la gira –que quizás vaya a ser la única- de Claudia Sheinbaum por el estado de Veracruz. Los escándalos por la presunta corrupción de la oriunda de Zacatecas que un día sí y otro también brotan como desechos fecales de alcantarilla, anularon cualquier mensaje que la abanderada presidencial oficialista haya dicho estos días desde la entidad.
Lo que acaparó la agenda fue desde el fiasco de los operadores de Morena en Pánuco, donde no fueron capaces de llenar un parquecito donde ofrecía un mitin ni más ni menos que una candidata a la Presidencia de la República, pasando por el departamento en Nueva York que habita algún pariente de Nahle, y la crítica de Artículo 19 a que Morena arrope con candidaturas y juego político a familiares del presunto asesino intelectual de la periodista María Elena Ferral. Con la complicidad, por cierto, del Partido Verde y su líder real en Veracruz, Javier Herrera Borunda. Hijo de “yasabequién”.
La gota que derramó el vaso fue la exhibición de dos vehículos que integran las insultantes caravanas con las que llega Rocío Nahle a donde quiera que va, uno de los cuales es propiedad del Ayuntamiento de Martínez de la Torre –donde era alcalde hasta hace poco su coordinador de campaña, Rodrigo Calderón Salas-, y el otro, una camioneta Pick Up Tipo RAM 1500/2500 modelo 2023, que tiene reporte de robo.
Con base en lo anterior, el periódico Reforma le dedicó su titular principal de este jueves: “Exhiben mansión y autos turbios a Nahle”, lo que provocó un estallido de ira en el régimen en Veracruz.
Rocío Nahle salió a ofrecer una inopinada rueda de prensa –en medio de la gira proselitista de Sheinbaum, con lo que acabó de hundirla- para anunciar que denunciará al empresario Arturo Castagné –el personaje que se ha prestado para publicar todas las evidencias que han puesto contra la pared su campaña- por “acoso, difamación, daño moral y falsificación de documentos”.
Más allá de que varias de las imputaciones carecen por completo de sustento –el delito de difamación fue derogado hace años y los documentos que se han presentado son públicos y hasta ella misma ha reconocido su validez-, lo evidente es que a dos días del debate de candidaturas a las gubernatura de Veracruz, el barco se le hunde a Rocío Nahle e intenta sacarlo a flote como sea. Y el régimen está dispuesto a todo.
La misma mañana de este jueves, el gobernador Cuitláhuac García reiteró su condición de delincuente electoral al arremeter contra Reforma, afirmando en sus redes: “¿Cuánto cuesta poner una mentira a ocho columnas en un periódico ‘nacional’ conservador (chayotero) para intentar manchar la imagen de la persona que va a ser gobernadora? Respuesta: la misma medida de desesperación por la ventaja que te lleva en una competencia electoral”.
La descarada intromisión de García Jiménez en el proceso electoral –que no es la primera y seguro tampoco la última- sería apenas el inicio de lo que intentarán hacer.
Trascendió que algunos de los tránsfugas fide-duartistas que abandonaron al PRI a fines del año pasado para irse a la “4t” vía el Partido Verde, están buscando colocar en algún medio de la Ciudad de México un libelo en contra del candidato opositor José Francisco Yunes Zorrilla para que se publique este sábado, el día del primer debate por la gubernatura de Veracruz. Irónicamente, muchos de esos “judas” alguna vez se pusieron de “tapete” con quien ahora buscan injuriar.
A eso hay que sumar las amenazas a ciudadanos que han repudiado la presencia de Rocío Nahle en espacios públicos y el hostigamiento a periodistas críticos en sus domicilios particulares, con el fin de intimidarles e intentar detener el derrumbe de una candidata que ni en Morena es bien vista, pues por donde se para, maltrata y amenaza hasta a los de casa con la ayuda de su muy “próspero” cónyuge, el casateniente de mansiones y terrenos de alta plusvalía José Luis Peña Peña, quien ya se siente “vicegobernador”.
Si así están ahora, imagínelos con poder.
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