Por Mouris Salloum George*
Desde Filomeno Mata 8
Un ya clásico de la picaresca mexicana –ya saben quién– dejó recientemente para los bronces la frase: Yo no creo que ningún presidente despierte todos los días con ganas de joder a México. Y, sin embargo…
El viejo régimen fue acusado, por sistema, de despilfarrar el presupuesto público en obras de relumbrón. Las que lucen sobre la superficie del territorio nacional
En el neoliberalismo, la vocación de los gobernantes ha sido cubrir el paisaje nacional con bellas fachadas arquitectónicas; algunas de corte faraónico. Adentro de las moles de concreto, ausencia de alma.
En la Política de Salud y Seguridad Social, los gobiernos “populistas” dejaron pruebas de que, a cada arquitectura correspondía un servicio de fibra y espíritu humanistas.
Una visión tecnocrática: El servicio público sujeto a la rentabilidad
En el sexenio pasado, precisamente en el estado de México, escuchamos la voz de alcaldes denunciando costos descomunales de obras hospitalarias que terminaron en la condición de elefantes blancos.
Ese es el punto: La visión tecnocrática sólo ha tenido un enfoque: La concepción gerencial que pretende que la obra y el servicio públicos deben ser regidos por el principio de rentabilidad.
El tema fue abordado hace unas horas por el nuevo director general del Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS), Zoé Robledo.
Por privilegiar las finanzas se sacrificó a los derechohabientes
El funcionario lo dijo, palabras más, palabras menos, en estos términos: Por privilegiar las finanzas de la institución, se dejó en segundo plano la atención a la salud de los derechohabientes.
La perversa consecuencia fue que se dejó un rezago de tres millones de consultas y diez mil cirugías.
(Hubo un periodo en que los servicios del IMSS fueron catalogados como de clase mundial y pacientes extranjeros los solicitaban sobre todo en el complejo Siglo XXI, de altas especialidades.)
Ahora -se comprometió Robledo- se pretende reparar el criminal entuerto aplicando en 2020 recursos excepcionales por 16 mil millones de pesos para contratar personal médico y de enfermería, adquirir nuevo instrumental y la construcción de infraestructura.
No es ocioso recordar que, aun antes de terminar el anterior mandato presidencial, fue piedra de escándalo el huachicoleo con medicamentos, cuyo mercadeo y contratación fue expuesto a los leoninos designios de los laboratorios farmacéuticos proveedores de las instituciones de Salud Pública o de sus intermediarios.
Las asignaturas pendientes del IMSS
Obviamente, entre las asignaturas pendientes del IMSS aparecen la sistemática evasión de la responsabilidad patronal de afiliar a su personal a la Seguridad Social o hacerlo con simulación de salarios para distorsionar o eludir la contribución al fisco, así como revisar el régimen de jubilaciones y de pensiones, en cuya gestión, en el segundo caso, medran operadoras prestamistas privadas que se alzan con el santo y la limosna.
Todo andar con sonda en mano empieza por el primer paso. La nueva administración del IMSS lo ha dado. Si, de la cuna a la tumba ha sido el lema de dicho organismo, que sus derechohabientes no pasen primero por el acta de defunción antes de nacer. Vale.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.