Aunque Pese
Por Salvador Martínez G.
Aun antes de su ascensión al poder el pasado 20 de enero, Donald Trump reactivó de manera explícita y sistemática el mecanismo de presión, sanciones, amenazas comerciales y despliegues militares sobre América Latina, con el claro objetivo de restaurar la preminencia de Washington, bajo un imperialismo burdo y sin pudor.
Contrario a lo que algunos piensan, la política trumpiana no es un capricho presidencial, sino la expresión de un proyecto geopolítico-militar que concibe a América Latina como una extensión del territorio estadounidense en un esfuerzo por revertir décadas de relativa autonomía regional y, especialmente, contrarrestar la creciente presencia de China en la zona.
En este contexto, Venezuela se ha convertido en el laboratorio principal de esta nueva ofensiva imperialista con una escalada de agresiones rápidas y multifacéticas con un bloqueo económico total, operaciones letales (se han destruido 25 embarcaciones venezolanas con al menos 95 muertos) y un despliegue militar sin precedentes en los mares del Caribe.
Frente a la andanada, América Latina se encuentra dividida, polarizada, con gobiernos alineados a Washington y otros con discursos antiimperialistas, pero sin fuerza real que frene la agresión.
Esta ofensiva de Trump, denominada por algunos la “doctrina Donroe, en lugar de Monroe”, es un proyecto descarado de la reconquista hemisférica en beneficio del capital del país del norte ante el declive relativo de su hegemonía global ante otras potencias como China y Rusia.
El mayor riesgo es la escalada militar que concluya con una acción bélica contra Venezuela y hasta otras naciones de la región como Colombia.
La salida negociada a la presente crisis se ve difícil y al parecer se está a merced del amo. Ojalá no.
SUSURROS
Mientras que en México se encuentra paralizada la iniciativa de despenalización de la mariguana, en Estados Unidos se considera emitir una orden ejecutiva para reclasificar esta hierba como una droga menos peligrosa.
Esto ha fortalecido el valor accionario en la Bolsa de Valores de las empresas estadounidenses y canadienses, vinculadas a la comercialización, producción y desarrollo del cannabis. Además, esta intención liberadora para la mariguana evidencia que a Trump no le interesa combatir la droga ni la drogadicción, sino sólo acaparar el gran negocio que representa, sea legal o ilegal.
Por las fiestas decembrinas esta columna no aparecerá hasta el 8 de enero del 2026. Feliz año.
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