Desde Filomeno Mata 8
Mouris Salloum George*
El primer vector de incertidumbre está en el exterior: Guerras calientes sin solución de continuidad, exacerbadas ahora por la guerra comercial que tiene como protagonistas a los Estados Unidos y China.
Guerra comercial “de baja intensidad” sería la trilateral que enfrenta a la Casa Blanca contra Canadá, en la que México se encuentra emparedado en espera de que ambos gobiernos decidan la continuidad del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. O su cancelación.
Analistas internacionales y locales coinciden en que, en tanto no se defina un resultado tangible respecto del TLCAN, las variables fundamentales de la macroeconomía mexicana permanecerán colgadas de alfileres.
La sociedad mexicana en su conjunto es víctima propiciatoria, indefensa, de la guerra interna iniciada en 2006 con la excusa del combate al crimen organizado.
En ese frente, la incertidumbre ronda en torno a las acciones del próximo gobierno en materia de Seguridad Pública-Seguridad Nacional, su consenso y viabilidad.
Incertidumbre es el sustantivo sobre la suerte que guarda a grandes segmentos del universo burocrático, expuesto al compromiso de austeridad, que conlleva ajuste o reacomodos en el apartado del Estado y recorte de personal.
En el nuevo Congreso de la Unión, la incertidumbre se proyecta sobre la agenda legislativa, básicamente en materia de reformas constitucionales, que tienen que pasar por la construcción de mayorías y cruzar por el acuerdo de tres cuartas partes de la Legislatura federal y los correspondientes congresos de los estados.
En el escenario anterior, lo que genera expectación social es el diseño final del Sistema Nacional Anticorrupción, que la actual administración deja trunco.
En el propio Congreso federal, lo inmediato es concertar racionalmente los Criterios de Política Económica para 2019, de los que depende la factibilidad de cumplimiento de compromisos asumidos en campaña.
En este punto, lo que incide es el real estado de las finanzas públicas versus requerimientos futuros, colgados del péndulo entre la monstruosa deuda pública, el déficit fiscal y el pacto de no aumento ni creación de nuevos impuestos.
¿Incertidumbre? Dice el clásico que todas las horas duelen, la última es la que mata.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.