Yo campesino / Tragedia en puerta
• Incidentes aéreos del AIFA muestran incompatibilidad con AICM. ¿Qué esperan?
*Miguel A. Rocha Valencia*
Desde el principio no se trataba de tiempos ni calidades, sino incompatibilidad de operación simultánea entre la Base de Santa Lucía y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Se trataba de contar con una terminal área moderna, suficiente y eficiente para el hoy y mañana de esa actividad económica fundamental para México, por eso el de Texcoco, cancelado por criterios, revanchistas y ególatras, no por cuestiones técnicas ni corrupción.
Ni siquiera se trataba de anular el dizque sistema aéreo del Valle de México que incluía el aeródromo de Toluca, también construido en los 80s y elevado a internacional por un capricho e intereses económicos de quienes pretendieron hacerlo competir con el AICM por pasajeros; ahí estuvieron TAESA de los Hank y Volaris de ¿Pedro Aspe?
Pero desde el principio, resultó inviable, tanto que en la Mcdonnell Douglas de Long Beach, que hacía los DC, tuvieron qué inventar una serie 60 con turbinas Rolls Royce para darle mayor potencia y “subiera” a la capital mexiquense, eso sí, a mayor costo las naves y los vuelos, tanto que Volaris abandonó y TAESA luego de un par de incidentes, desapareció.
El tema técnico con Santa Lucía, dijeron los expertos desde el principio, era su incompatibilidad para operar simultáneamente con el AICM, situación que se complicó con el supuesto rediseño del espacio aéreo par al menos darle sin que sean simultáneas dar algún tráfico a la antigua base militar remodelada.
Es decir, para el ganso fue tan simple como cancelar al que sustituiría al de la Ciudad de México y se proyectaba como uno de los de mayor tráfico de América, para cambiarlo por un aeropuertito sin mayores aspiraciones, ni siquiera absorber las operaciones existentes, sino como un apéndice menor.
El chiste era cancelar Texcoco, aunque por ello tuviéramos que pagar los mexicanos cerca de 600 mil millones de pesos tirados a la basura, de los cuáles aún se pagan con el TUA del AICM.
Se canceló con ello, la credibilidad de México para invertir; desde entonces el flujo de inversiones cayó tanto de empresarios mexicanos como extranjeros. Mentira que Carlos Slim ponga su dinero; trabaja y se enriquece con recursos públicos salidos del presupuesto y de la banca de desarrollo, lo mismo que ICA.
Se canceló la oportunidad que tuvo México de competir en conectividad con aeródromos como Los Ángeles o Houston. Se canceló el ganso a sí mismo la inauguración de un Aeropuerto de nivel internacional, capaz de desplazar a otros como Panamá.
A los mexicanos nos quitaron la posibilidad de explotar la industria son chimeneas en grado superlativo; la generación de empleos, las inversiones nacionales y foráneas, crecer como país y no convertirnos como lo somos ahora la potencia económica 17 en vez de regresar a la 12 o 13 “como antes”, con el neoliberalismo. Se dijo que había corrupción, nunca se probó, mejor falleció el ex secretario Gerardo Ruiz Esparza a quien, en su última comparecencia ante una mayoría de Morena en San Lázaro, no pudieron probarle nada, porque todo estaba en regla.
Prefirió eso y un aeropuertito que no sustituirá ni operará simultáneo al AICM; lo advirtieron la OACI y la IATA y lo puntualizó la institución MITRE de Estados Unidos. Perdimos la certificación en seguridad área y hoy amenaza la tragedia por la necedad del mesías.
Las advertencias se dieron antes y se desoyeron. Las líneas aéreas se niegan a operar vuelos no por la falta de accesibilidad que lo hace caro, sino por el grave riesgo que por fin se atrevieron a denunciar los controladores aéreos internacionales luego de varios incidentes y de los cuales se desmarcan los nacionales, quienes ya había denunciado los problemas de aeronavegabilidad.
Tenemos un Santa Lucía como se esperaba, más dinero tirado a la basura porque de nada sirve que esté bello y bien construido o se amenace a aerolíneas para que lleven vuelos, aunque detrás este sí, tenga una estela de corrupción a la que le entraron los militares.
Es un proyecto hecho al capricho del machuchón, como Dos Bocas y Tren Maya, cuya inviabilidad financiera y operativa es tan obvia que ni un quinto privado se invirtió en ellos y solo sirvieron para darle privilegios a los soldados y a un reducido grupo de constructores.
En todo ellos como en la Línea 12 del Metro, no hubo proyecto ejecutivo y como se hacen con inversión presupuestal, del dinero de todos los mexicanos, no “hay problema”, no importa que estén sobre girados, que tengan decenas de reportes de opacidad, corrupción. Es orden presidencial. Esperemos que no sean resumidero también de tragedias.
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