A propósito de mujeres nativas y sus derechos reproductivos coartados, déjeme platicarle que la comisionada nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, ex diputada federal por Hidalgo, Nuvia Mayorga, maneja un presupuesto grande y laxo en materia de justificantes, heredado de la manga ancha con la que el fallido gobierno de Felipe Calderón premió en su momento el espaldarazo recibido de un santón blanquiazul como Luis H. Álvarez, cuando se integro a su “gabinete ampliado”.
Aún así, de 2010 a 2013 –de acuerdo a cifras de la Auditoría Superior de la Federación– se dejaron de gastar en favor de los indígenas 4 mil millones de pesos, de los cuales 2 mil 990 millones de pesos no fueron utilizados durante 2013, año en el que la señora Mayorga llegó al cargo que depende de la Sedesol a cargo de Rosario Robles Berlanga.
Pues bien, para “poner la plana” al priismo restaurado y fijar los parámetros de lo permitido y lo prohibido, doña Nuvia, con atrevimiento y desenfado, se dio el lujo de celebrar hace algunos fines de semana los 50 años de matrimonio de sus padres con una gran fiesta-comelitona-beberecua-charreada de ¡dos días de duración! y cientos de invitados en Tepatepec –nombre raro, de acuerdo a lo dicho por ella no ha mucho, cuando durante un discurso erró en varios nombres como pronunciar “Tezugüitlán” en lugar de Teziutlán; “Tetelés de Avilez” en lugar de Teteles de Ávila Castillo, o “Atempán”, en lugar de Atempan–, cerquita de Pachuca, Hidalgo.
Pero volvamos a la fiesta: algunos de los asistentes reseñan que el sábado, primer día del agasajo, estuvo presente en el pantagruélico banquete casi toda la familia consanguínea, en línea ascendente y descendente del distinguido hidalguense, secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, incluida la hermana, actual delegada general del IMSS en Hidalgo, así como quien funge como su Directora General de Administración, hermana de Nuvia Mayorga, la feliz anfitriona. Por pudor, quizá, Osorio no asistió.
Y el domingo se llevo a cabo la infaltable charreada, con ejemplares equinos y vacunos trasladados al evento hidalguense desde el rancho “Los tres potrillos”, de Jalisco. Su acarreador fue Gerardo Fernández, hijo del famoso “Charro de Huentitán” –otro pueblo “con nombre raro”–, Vicente Fernández. Todo un lujo que sólo pueden darse los grandes, los que se codean y se hablan de tú con el famélico (?) presupuesto y las estrellas del radio, cine y la” telera”.
Ojalá hubiera sido invitado Aristóteles Núñez, el del SAT, para darle valor agregado a su lista negra de contribuyentes.
Tampoco asistió nadie de la Contraloría o como se llame que al fin sirve para nada.
Ni nadie, tampoco, de la Auditoría Superior de la Federación que reclama un subejercicio de casi 3 mil millones de pesos, en la atención de los indígenas que viven en pueblos con “nombres raros”.
Y EN DURANGO…
Así las cosas, el priismo sigue sin tener claro qué es lo que puede y no hacerse. Por un desaguisado muy parecido, cuando el ex gobernador de Durango Ismael Hernández Deras hizo no ha mucho una fiesta de miles de comensales en su rancho de El Salto en compañía de Fox y de su “amigo” el charro Pablo Montero, para celebrar sus 50 años de edad, el actual gobernador Jorge Herrera Calderas, hizo todo un berrinche –se cree que no por celos, sino por no haber sido requerido– y sepulto en diatribas, periodicazos y denuestos a su antecesor. Se armó tal revuelo que el atildado César Camacho tuvo que reunirlos en el CEN del PRI y “llamarlos al orden”.
La verdad es que en eso de los saraos y las reuniones rancheras con miles de invitados los priistas de la actualidad –mexiquenses e hidalguenses la mayoría de quienes viven del presupuesto y no en el error– se pintan tricolores.
Aunque luego nos digan que así han festejado siempre.
Que son ricos de abolengo.
Ni como creerles, ¿o sí?
Índice Flamígero: La nómina de la casta gobernante –la tolucopachucracia, but of course— se incrementa con la inclusión de dos primos políticos, esposos de las primas carnales, de doña Nuvia Mayorga. Ambos están adscritos al CISEN que, para no variar, tiene al frente a ¡otro hidalguense!: Eugenio Imaz. De Sonora a Yucatán, el clamor es generalizado: “¡Ya dejen algo!” Y es que en las entidades, los delegados federales también son come- chorizo y/o come-gusanos de maguey. Ya ve usted, hasta el gobernador en funciones de Michoacán es del EdoMex. ¿Será que para ser diputado federal a partir del 2015 los aspirantes priístas de todas las entidades deberán mostrar, cuando menos, residencia temporal en Naucalpan o Huixquilucan?
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