HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
La elección de la dirigencia nacional del PRI en septiembre pude ser el último clavo a su cruz. La división del menguado partido después de las elecciones del año pasado, es inevitable. Ni Claudia Ruíz Massieu, con la ayuda de su tío el innombrable, ni los dinosaurios, Manlio y Gamboa podrán evitar que el partido se pulverice después de la consulta a las bases para elegir a los nuevos dirigentes. Una división que lo pondrá al borde de la pérdida del registro en los comicios del 2021.
Ninguno de los aspirantes será capaz de frenar una desbandada más porque después del tsunami que les pasó en junio del año pasado, la recuperación se ve imposible. Más si como hasta ahora se deja ver, quienes se apuntan para la dirigencia nacional están dispuestos a darse con todo con tal de lograr su objetivo.
El oaxaqueño Ulises Ruíz, un priista descontento con el rumbo que tomó el partido bajo el mando de la banda del Estado de México, presentó este viernes una denuncia ante la Fepade en contra del gobernador de Hidalgo Omar Fayad y la ex –diputada Carolina Viggiano esposa del ex –gobernador de Coahuila, Rubén Moreira y aspirante a la secretaría general del CEN del PRI en fórmula con Alejandro Moreno el gobernador de Campeche. Esta es apenas una probadita de los que viene.
Hasta donde se ve, Ruíz no aceptará una decisión emanada de la consulta a las bases que sea en su contra, ¿hasta dónde esta dispuesto a llegar? Habrá que verlo. A no ser de que como los hizo en la elección del candidato presidencial, la yucateca Ivonne Ortega, también aspirante dirigir al tricolor, al final se deje caer por unas cuantas monedas.
Ni Ruíz, ni Narro Robles, Ni Ortega, ni Moreno, serán capaces de frenar una desbandada, después de la elección y en el momento de elegir a los candidatos para las elecciones locales y federales de aquí el 2021. Quien gane no podrá esperar que los tres perdedores le alcen la mano de inmediato, todo lo contrario, lo más seguro es que manifiesten su inconformidad.
El PRI no tiene remedio se los acabaron quienes lo vieron como un negocio particular. Quienes pensaron que era un club social y no un partido político, en donde precisamente había que hacer política no negocios.
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Tecnócratas contra liberales podría llamarse la disputa por el crecimiento económico del que todos los días conocemos cifras diferentes, sobre todo las catastróficas de que creceremos apenas al 1.4 por ciento. Alguien parece interesado en el fracaso de la política económica del gobierno dela 4ª Transformación. ¿sabrán que si el país se hunde más de lo que se hundió en la administración de Enrique Peña Nieto no saldremos del hoyo en decenas de años?…Enrique Graue no puede frenar la violencia en los campus de la UNAM, pero ya anda acelerado en busca de la reelección en la rectoría de la UNAM. Póngase a trabajar señor rector y deje el futurismo. La comunidad universitaria no está contenta con su gestión. Por cierto Graue es socio del presidente de la UNAM Rodrigo Ares Parga en un negocio de oftalmología, la especialidad del rector.
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@hctormoctezuma1